viernes, 16 de julio de 2010

LA PRIMERA CRUZADA (III)


Autor: Desconocido

En 1097 el Cid nombró obispo de Valencia a un francés llamado Jerónimo de Perigord. Mientras tanto los ejércitos almorávides se dirigieron de nuevo hacia Valencia. El rey Pedro I de Navarra y Aragón acudió a apoyar al Campeador y entre ambos derrotaron a los musulmanes en la batalla de Bairén. Los almorávides quedaron malparados a pesar de su superioridad numérica y de que contaban con una flota. Al mismo tiempo, los almorávides atacaron a Alfonso VI de León y Castilla, al que derrotaron en Consuegra. Pedro I partió en su ayuda, pero, cuando llegó, los almorávides huyeron, así que no tuvo ocasión de combatir.

Mientras tanto el Cid marchó hacia el norte de Valencia y expulsó a los almorávides de Almenara y Murviedro (la antigua Sagunto). Mientras asediaba Murviedro, el conde Ramón Berenguer III de Barcelona sitió el castillo de Oropesa, aún más al norte, pero llegó rápidamente a un acuerdo con el Cid y se retiró. En el acuerdo se incluyó el matrimonio entre el conde y María, una de las hijas del Campeador. Por esta época se concertó también el matrimonio entre su otra hija, Cristina, y Ramiro Sánchez, hijo de Sancho, un hermano bastardo del rey de Navarra Sancho IV Garcés, el que fue despeñado por su hermano Ramón y a raíz de ello la corona pasó a Sancho V Ramírez, el padre del rey actual, Pedro I.

En Escocia se produjo una rebelión que derrocó a Donald III Bane en favor de su sobrino Edgar, que se había exiliado en Inglaterra tras la muerte de sus padres, Malcom III y santa Margarita. Para hacerse con la corona recibió el apoyo de su tío materno Edgar, el que hubiera sido rey de Inglaterra si Guillermo el Conquistador no hubiera invadido el país. El nuevo rey abrió un periodo de paz en Escocia en el que la influencia de Inglaterra volvió a hacerse notar en el país.

La nobleza de Polonia dominaba al duque Ladislao I y lo obligó a compartir el ducado con sus dos hijos, Boleslao y Zbigniew.

El rey croata Petar Svacie murió luchando contra Kalmán de Hungría, quien acabó conquistando Croacia y varios puertos de Dalmacia. Esto lo enfrentó a los venecianos.

La región situada al sur del mar de Aral, conocida como el Jwarizm, se independizó de los selyúcidas bajo una dinastía de gobernadores conocida como los Jwarizmsah, que fue el título que adoptaron.

En abril llegó a Constantinopla Raimundo IV de Tolosa y los cruzados empezaron a prepararse para pasar a Asia Menor. El obispo Odón de Bayeux había seguido al duque de normandía Roberto II Courteheuse, pues no se atrevió a quedarse en Normandía bajo el gobierno de Guillermo II de Inglaterra (contra el que había organizado una rebelión tiempo atrás), pero murió en el camino.

El Emperador Alejo I trató de dejar claro que los cruzados lucharían bajo sus órdenes, y que todos los territorios de Asia Menor que conquistaran en su camino a Jerusalén le serían entregados. Obligó a los caballeros a jurarle fidelidad, si bien éstos debieron de pensar que jurar fidelidad a un hereje no era vinculante.

En junio los cruzados embarcaron para Asia Menor y asediaron la ciudad de Nicea. Si la conquistaban tenían que entregársela a Alejo I, pero nada impedía que la saquearan primero. Los asediados comprendieron bien su situación y prefirieron rendirse al Emperador, que rápidamente envió sus tropas para evitar que la ciudad fuese saqueada. Naturalmente, esto no gustó nada a los occidentales. No obstante, prosiguieron su avance y en julio derrotaron a Kiliç Arslán I en Dorilea. Tampoco les gustó ver como Alejo I mantenía sus tropas en la retaguardia y aprovechaba que los turcos estaban ocupados combatiendo a los cruzados para ir tomando ciudades mal defendidas. También es verdad que Alejo I había propuesto un itinerario más largo siguiendo la costa para poder recibir ayuda por mar en caso de necesidad, pero los audaces occidentales se habían negado a atender su consejo. Las bajas de los cruzados fueron numerosas. Entre ellas estuvo Berenguer Ramón II de Barcelona.

En enero de 1098 pusieron sitio a Antioquía, que estaba en poder de Barkyaruq. La ciudad parecía inexpugnable, y durante el asedio las enfermedades debidas a la falta de higiene hicieron estragos entre los sitiadores. Se cuenta que los cruzados usaban las cabezas de sus muertos como proyectiles de sus catapultas, para que la peste entrara en la ciudad. (La guerra biológica no se inventó ayer.)

Una parte del ejército occidental se había segregado del restro dirigida por Tancredo de Hauteville y por Balduino, el hermano del duque Godofredo IV. Asediaron y tomaron la ciudad de Tarso, lo cual no fue difícil pues, aunque estaba sometida a los musulmanes, su población era cristiana armenia. Balduino logró ser aclamado por los armenios como libertador y así se hizo con el control de la ciudad. En vista de ello, Tancredo marchó para unirse al asedio de Antioquía.

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