lunes, 26 de julio de 2010

DESARROLLO DE LA LENGUA VALENCIANA


Autor: Juan Ferrando Badia (q.e.p.d.)
El estudio diacrónico de las lenguas es fundamental para conocer su origen, evolución, desarrollo y consolidación, y, en ciertos casos, su desaparición. Debemos tener presente, como afirma el romanista Eugenio Coseríu, que "la lengua funciona por y para los hablantes, y no por y para los lingüistas". O, en palabras del filólogo E. Wulff: "El lenguaje es un fenómeno social que vale en cuanto funciona en una comunidad". Por ello, el estudio de la lengua no es una cuestión exclusiva de doctrina filológica. La lengua es un elemento primordial y determinante de la cultura de un pueblo.
Aunque exista una estrecha relación entre los términos Lengua y Cultura, no se debe caer en la premisa de identificar ambos conceptos. Ciñéndonos a las coordenadas del ámbito valenciano, M. Adlert señaló: "convé distinguir entre cultura d’un poble i la cultura d’un idioma (...) En la cultura del poble valencià es dona, en l’especte lingüistic, una tricotomia dels idiomes valencià, llati i castellà".
Y cita como ejemplo de dicha tricotomía los relumbrantes casos de Ausias March, que se expresó en valenciano; Juan Luis Vives, que usó el latín en sus tratados, y Guillem de Castro o Blasco Ibáñez, que se expresaron en el idioma castellano.
Es evidente que las culturas están determinadas por las civilizaciones. En el marco geográfico valenciano los iberos fueron el pueblo que, en tiempos protohistóricos e históricos, ocuparon las tierras del Levante peninsular. Según Caro Baroja, su constitución organizadora originó la fragmentación interna de los territorios ibéricos, dando origen a la aparición de diversos dialectos e incluso escisiones dentro de ellos.
Por ello, A. García y Bellido afirma, que más que de lengua ibérica, prefiere hablar de lenguas ibéricas, encuadradas dentro de cierta unidad a lo largo del litoral mediterráneo peninsular Otros pueblos que mantuvieron relaciones con el cuadrante peninsular mediterráneo fueron los fenicios y griegos; las colonizaciones así nos lo confirman.
Sin embargo, sus aportaciones lingüísticas a las lenguas romances peninsulares son casi inexistentes. La romanización y latinización van a ser vitales en la configuración de la lengua valenciana. Significó la asimilación por parte de la mayoría de los pueblos de la Península de las formas culturales romanas, la paulatina desaparición de ciertos elementos culturales autóctonos y una transformación y reorganización de los pueblos indígenas, dejando una impronta que ha marcado nuestra cultura e idiosincrasia. Las aportaciones léxicas de las invasiones germánicas al "romanç valencia" fueron insignificantes.
En el siglo VIII se produjo un hecho trascendental en la Península: la invasión islámica. La historiografía ha dado origen a dos concepciones interpretativas de este acontecimiento, como hemos puesto de manifiesto en otras ocasiones: la "rupturista" y la "evolucionista". La primera sustenta, en síntesis, que se produjo un corte radical, cronológico, político y cultural en el proceso peninsular y valenciano, con implantación del unilingüismo arabófono, y un desarrollo de la arabización; paralelo, "grosso modo", al ritmo de islamización.
La interpretación evolucionista valora en mayor medida la aportación autóctona frente a la exógena, y se muestra partidaria de la coexistencia, en cierto modo, de un bilingüismo árabe-romance.
A modo de conclusión se puede afirmar que del análisis de los factores étnicos, culturales y lingüísticos se extrae que el reducido núcleo de nuevos pobladores, su diversidad étnica, cultural y lingüística, las capitulaciones, la relativa tolerancia, el mestizaje y otros condicionamientos, harían inviable una total absorción y asimilación lingüística-cultural arábiga, única y generalizada, que aniquilara completamente lo autóctono en el ámbito valenciano durante los cinco siglos que duró la dominación musulmana.
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