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jueves, 17 de enero de 2019
7-11-2004: 600.000 PATRIOTES ES MANIFESTEN PER LA LLENGUA VALENCIANA
5-11-2005: 150.000 VALENCIANS PROTESTEN CONTRA ELS PAÏSOS CATALANS
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3r SALÓ VALENCIÀ DEL LLIBRE. ¿VALENCIÀ?
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2-10-2005: 50.000 PERSONES ACODIXEN A LA FESTA DE LA VALENCIANITAT
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¡OH. LA SINTAXIS CATALANA, OH!
Por Ricardo García Moya
Las Provincias 9 de
Noviembre de 1997
En los
cuadernos catalanes Gripau se recomienda usar a los estudiantes valencianos la
construcción: "Andreu vindrá
divendres" (Gripau. Generalitat Valenciana, 1996, p. 30). Esta
carencia de matices gramaticales es admisible
en robótica y chistes de apaches ("rostro pálido, tubo de fuego"),
pero el idioma valenciano goza de recursos sintácticos para desterrar anfi-
bologías y expresar con dulzura y exactitud el mensaje verbal. Por el
contrario, el esperanto inmersor chirrfa por falta de lubricante preposicional,
deformación del engranaje léxico autóctono y debilidad en la batería de
articulos, al faltar el lo clásico.
Esta chapuza que genera perplejidad en las tardes futboleras ("Fernando passa Romario") germinó
en las Ramblas a principios de siglo.
Hacia 1900, en
las tertulias barceloninas se hacía insoportable un hecho: la sintaxis
castellana y catalana eran iguales. Los del Avenç maquillaban lo que podían:
separaban geminadas (col-loqui, il-licità, cagarel-la, etc.); agrupaban
consonantes para germanizar la morfología; aislaban enclíticos (veure-us);
substraían arcaísmos valencianos, castellanos y occitanos (baladre, clóchina,
chulla, caserna, feble, llur, nafrar, conquerir, dues, tellina, etc.) e incluso
inventaron o tomaron del francés e inglés los amb, esport, desenvolupament,
etc.; pero el diablillo chauvinista repetía: "Tenéis idéntica sintaxis que
los castellanos".
Esta llaga fue
cauterizada en el congreso de 1906 por un Miquel
Costa i Llobera que, alborotado, comunicaba "un estudi
importantíssim": la eliminación de la preposición a del complemento directo, ya sugerida por Alcover: "de este modo combatiríamos la opinión de
que no tenemos una sintaxis distinta a la castellana" (Costa i Llobera,
1906, 119). ¡Así de fácil! Ahora podrían visitar Madrid con la cabeza erguida,
sin que los cenizos del 98 les recordaran la igualdad sintáctica de las lenguas
romances de España (con perdón). Ignoraba Llobera que su norma "importantísima" también fue
arcaísmo sintáctico castellano, gallego y valenciano. Todos poseían casos de complemento directo sin la
preposición a delante del acusativo
en tiempos en que la sintaxis titubeaba entre las declinaciones latinas y la
progresiva sustitucibn por preposiciones. Y no sólo en el medievo, Lapesa recuerda que, en pleno Siglo de
Oro castellano, Quevedo escribía:
"acusaron los fariseos la mujer
adúltera"; y el madrileño Lope
de Vega usaba también la sintaxis (¡ejem!) catalana: "no disgustemos mi abuela".
EI remiendo
sintáctico se oficializó en el Reino tras la Guerra Civil, cuando las
instituciones culturales franquìstas financiaron la "Revista Valenciana de
Filología", en la que don Martí de
Riquer (futuro preceptor de don Felipe sobre temas como Azorín y Tirant lo
Blanch) y el Institut d'Estudis Catalans (Bohigas, Casacuberta, Badía i
Margarit, Gulsoy, etc.) impusieron su ley. En aquellos días de lítico mendrugo
y jarabe de palo, el activo Carles
Salvador introducía la gramática de Fabra (como destaca la
Enciclopedia Catalana), y publicaba con
el aplauso de las autoridades franquistas el "Petit vocabulari" en 1943. Su labor catalanista fue premiada
por la Diputación de Valencia en 1951, año en que dio a luz su falsa Gramática
Valenciana con léxico del Institut d'Estudis Catalans: avui, aquest, avi, dues,
amb, meva, tardor, etc. En ella introducia
la norma de Llobera: "el
complemento directo o causativo se une al verbo sin preposición"
(Salvador, C.: Gramática. Ed. Eliseu Climent, Barcelona, p.141 ).
Los catalanes
despreciaron esta chapuza, pero los integristas de Canal 9 y la Literaria
la enarbolaron como estandarte del cientifismo filológico, escudándose en la
autoridad de un Carles Salvador que ordenaba escribir: "Antoni ha vist Maria", no como
construimos los valencianos: "Antoni
ha vist a María". De igual modo, la Gramática de Bromera y la
Generalitat ampliaba el error: "aunque coloquialmente se usa con
frecuencia la preposición a como
elemento introductor del complemento directo, éstos se introducen generalmente sin preposición: "ajudarem
els nostres amics" (p. 198).
También la revista mimada por la Diputacibn de Valencia (donde compite publicitariamente
con la Generalidad de Cataluña y Freixenet) usa la sintaxis apache: "El president del GAV ha advertit Xavier"
("Saó", setembre, 1997, p.17).
En su
gramática, además del gazapo sintáctico, Carles Salvador prohibía a los
valencianos hasta la palabra Micalet,
por "viciosa" (p.191 ). EI líder del catalanismo franquista
despreciaba testimonios como el expresado en 1656 por Marco Antonio Orti,
cronista de la Ciudad y Reino: "Micalet,
que en lengua valenciana es el nombre diminutivo de Miquel" (Orti,
M.A.: Segundo Centenario, Valencia 1656, p. 206).
Y hablando del
Micalet. La noche del 29 de octubre, tras el programa Negro sobre blanco de Dragó,
comenzó la emisión de una joya de la arqueologta cínematográfica: "La boda de Ouinita Flores",
estrenada en 1943, el año en que Carles Salvador publicaba su "Petit vocabulari". Pues bien,
durante veinte eternos segundos permaneció la imagen del Micalet -símbolo de la
productora valenciana CIFESA- sin
sonido. Algún progresista censor había eliminado los 20 segundos del
complemento directo musical de la imagen. ¿Adivinan cuál era? La bélica y
solemne Marcha de la Ciudad y Reyno,
con timbales y clarines, que Serrano adicionó al himno regional. La esporádica
mudez fue tan fortuita como el vestidito de barras rojas y amarillas que,
casualmente, decora el programa Tómbola;
o los invitados catalanes del Parlé
vosté, incitados a hablar en catalán para que la inmersión no decaiga.
'¡HE VUELTO!' (cuento) (El Regreso de la Dama de Elche a su Ciudad)
jueves, mayo 18,
2006
¡¡HE VUELTO!!
Unos pasos alteran mi reposo vespertino. Hoy, martes 16, las luces de la sala, casi a la hora de la siesta, se encienden y ante mi pétrea mirada aparecen unos hombres. Veo que proceden despacio a embalarme y protegerme cuidadosamente. Mi guia favorita, María, me comentó ayer que unos técnicos iban a envolverme entre algodones pero no me explicó nada más. Sólo me adelantó que habría una sorpresa para mi. Ahora, la espera se me hace larga. Ignoro que van a hacer conmigo, si me trasladarán a otro lugar. Llevo años quieta dentro de esta urna, sin moverme y recibiendo innumerables visitas de gentes de toda nacionalidad y condición.
Por fin acabaron de envolverme. La sala, mi hogar durante tanto tiempo, y los técnicos, desaparecieron de mi vista. Les he oido comentar que tardaron más de una hora. Eso es mucho, pero me gusta que me trataran con tanto esmero porque, aunque me conservo bien, tengo ya dos mil cuatrocientos años. Los suficientes para extremar los cuidados. El minucioso embalaje me impide ver. Sólo percibo leves vibraciones y pequeños movimientos como si me portaran en andas o tal vez sea la sensación de estar en movimiento, de ir a alguna parte con moderada velocidad. Me recuerda a Helike, cuando me transportaban a hombros o sobre un carro.
Oculta mi visión, las conjeturas y las dudas acerca de mi inminente destino me angustian. Mientras perdura esa sensación de movimiento y velocidad voy imaginando posibles finales para este viaje. No creo que me trasladen al extranjero ni que me cambien de museo en la capital. Al menos nada de ello me comentaba María, la guía turística, cuando me acompañaba en los ratos de soledad. Por contra, animaba mi ilusión y alentaba mi anhelo de volver a la ciudad que me vió nacer: Elche. Incluso me informó que el Ayuntamiento ilicitano volvió a solicitar traslado y estancia y que esta vez, las probabilidades de regresar a casa eran casi seguras.
No tengo la certeza absoluta pero creo que nos dirigimos a Elche. Ojalá sea verdad. ¡Cuánto tiempo soñando con volver! El movimiento y la velocidad han cesado. Supongo que el viaje ha concluido, que arribamos a destino. De nuevo, esa sensación de ir en volandas, en suspensión para apenas notar el apoyo firme. Las voces y el trasiego enmudecen. Me han depositado sobre alguna superficie consistente. Deduzco que me encuentro en una sala nueva, distinta de la que abandoné horas antes. La impaciencia y el ansia remiten y el cansancio me vence. Dormiré. Soñaré que estoy en Elche. De dónde nunca debí salir.
Unos pasos alteran mi reposo vespertino. Hoy, martes 16, las luces de la sala, casi a la hora de la siesta, se encienden y ante mi pétrea mirada aparecen unos hombres. Veo que proceden despacio a embalarme y protegerme cuidadosamente. Mi guia favorita, María, me comentó ayer que unos técnicos iban a envolverme entre algodones pero no me explicó nada más. Sólo me adelantó que habría una sorpresa para mi. Ahora, la espera se me hace larga. Ignoro que van a hacer conmigo, si me trasladarán a otro lugar. Llevo años quieta dentro de esta urna, sin moverme y recibiendo innumerables visitas de gentes de toda nacionalidad y condición.
Por fin acabaron de envolverme. La sala, mi hogar durante tanto tiempo, y los técnicos, desaparecieron de mi vista. Les he oido comentar que tardaron más de una hora. Eso es mucho, pero me gusta que me trataran con tanto esmero porque, aunque me conservo bien, tengo ya dos mil cuatrocientos años. Los suficientes para extremar los cuidados. El minucioso embalaje me impide ver. Sólo percibo leves vibraciones y pequeños movimientos como si me portaran en andas o tal vez sea la sensación de estar en movimiento, de ir a alguna parte con moderada velocidad. Me recuerda a Helike, cuando me transportaban a hombros o sobre un carro.
Oculta mi visión, las conjeturas y las dudas acerca de mi inminente destino me angustian. Mientras perdura esa sensación de movimiento y velocidad voy imaginando posibles finales para este viaje. No creo que me trasladen al extranjero ni que me cambien de museo en la capital. Al menos nada de ello me comentaba María, la guía turística, cuando me acompañaba en los ratos de soledad. Por contra, animaba mi ilusión y alentaba mi anhelo de volver a la ciudad que me vió nacer: Elche. Incluso me informó que el Ayuntamiento ilicitano volvió a solicitar traslado y estancia y que esta vez, las probabilidades de regresar a casa eran casi seguras.
No tengo la certeza absoluta pero creo que nos dirigimos a Elche. Ojalá sea verdad. ¡Cuánto tiempo soñando con volver! El movimiento y la velocidad han cesado. Supongo que el viaje ha concluido, que arribamos a destino. De nuevo, esa sensación de ir en volandas, en suspensión para apenas notar el apoyo firme. Las voces y el trasiego enmudecen. Me han depositado sobre alguna superficie consistente. Deduzco que me encuentro en una sala nueva, distinta de la que abandoné horas antes. La impaciencia y el ansia remiten y el cansancio me vence. Dormiré. Soñaré que estoy en Elche. De dónde nunca debí salir.
He despertado. Será ya, miércoles 17. Oigo voces dispares y suaves sonidos de rasgado. Al parecer, comenzaron las tareas de desprecintado y desembalaje. Tras otra larga hora de espera y cautela, las asas y la caja desaparecen. El papel tisú es retirado. Soy colocada en una nueva urna. Por fin, mis ojos ven la luz de la estancia. La mirada se libera quedando al descubierto de una muy, pero que muy bella y debidamente acondicionada sala, seguramente por mi.¡Cuánto honor! Los técnicos realizan pruebas con luces y sistemas de seguridad. Nada comparado con las antorchas de brea y los cerrojos oxidados de Heliké. Comentan que todo va bien, que todo está en perfectas condiciones para el día siguiente. No sé que me espera al amanecer pero intuyo que algo importante. ¡Estoy tan nerviosa!
Los técnicos se marcharon y las luces se apagaron. Unos hombres uniformados y armados me vigilan de cerca. La impresión que me causan, es similar a la que sentía cuando los guerreros heliketanos me custodiaban con sus lanzas, falcatas y escudos. ¡Me siento tan protegida! Es de noche, lo sé y lo percibo a través de un tragaluz de la sala. ¡Pero qué ven mis ojos! ¡A través de la abertura estoy contemplando hojas de palmera! ¡Eso significa que estoy en Elche! ¡Al fin el sueño se hizo realidad! ¡Gracias, oh, diosa Tanit, por escuchar mis ruegos y cumplir mis deseos!
La noche transcurre lentísima, casi perenne, agónica. No puedo dormir. La emoción me embarga sólo de pensar que al amanecer veré a mi pueblo. Las horas pasan muy despacio. De súbito, cuando casi parecía imposible, con el nuevo día, el jueves 18, las luces se encienden, los técnicos irrumpen en la sala y se ultiman los detalles. Y ¡ooooh! Ante mi se presentan grupos de personas sonrientes, bien trajeadas para la ocasión, tan solemnes como en las ceremonias a los dioses en Heliké. Luces intermitentes de cámaras fotográficas inundan la estancia y me hacen parpadear. Mi intuición me dice que son personalidades ilustres. Tal vez jefes, capitanes, sacerdotes o príncipes. Uno de los guardias comenta que se trata del alcalde de Elche y la Infanta Cristina. ¡Cómo han cambiado las cosas! En mis tiempos, el jefe y la princesa del poblado. ¡Qué halago contar con tan excelsas y majestuosas presencias!
Mis ojos se tornan vidriosos. La humedad pétrea acompaña a una plena sonrisa de satisfacción y orgullo. Se evidencia mi gratitud por el regreso.
Soñé con volver. Y el anhelo se cumplió.
Gracias, Elche, porque...
¡He vuelto!
Josep Esteve Rico Sogorb
Escritor y periodista
Miembro del Grupo Poético 'Abril 2005'
Presidente del Grup Cultural Ilicità Tonico Sansano
¡¡¡ANALFABETOS!!!
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EL POBLE VALENCIÀ TÉ MÉS DELS HUITCENTS ANYS QUE DIU RAMBLA
23.03.08
Manolo Matas.- Enguany es complix el huitcents aniversari del naiximent del
rei Jaume I, data que està celebrant-se en grans festejos per part de les
nostres autoritats (exposicions, conferències, focs artificials...), puix
segons elles -com digué Vicente Rambla- és a partir de l’entrada en Valéncia
del rei Jaume I -en 1238-, quan naixiria el poble valencià.
La finalitat d’esta afirmació és clara: volen ignorar tota
l’història anterior per a d’esta manera donar-li validea a les tesis
catalanistes de l’orige de la llengua i cultura valencianes. Segons estes
tesis, tot lo que som li ho devem als catalans que vinguéren en Jaume, lo qual
és fals com demostren científicament prestigiosos investigadors com Antonio
Ubieto i Amparo Cabanes. Lo que hui en dia coneguem com a catalans s’instalaren
ací en un número molt reduit, incapaços per tant d’impondre res.
La figura del rei Jaume és de totes maneres important en la
nostra Història, puix gràcies al monarca naixqué jurídicament el Regne de
Valéncia. El rei dotà al nostre territori d’unes lleis -els Furs- i uns órguens
d’autogovern dels quals els valencians nos sentim orgullosos.
Pero el nostre poble té milers d’anys. La peculiar geografia
valenciana (orografia, hidrografia i clima) ha motivat que els hòmens establits
en este territori hagen elaborat a lo llarc dels milenis unes cultures en
característiques diferenciadores pròpies, que nos han singularisat com a poble.
El procés de peculiarisació de la cultura que coneguem com a
valenciana escomença en l’Epipaleolític i Neolític. En estos periodos, la gent
que habitava les terres compreses entre el Cénia i el Segura crearen un art en
un estil propi, denominat “art llevantí” (sempre el terme “llevantí” i no
valencià, encunyat des del centralisme), caracterisat pel seu acusat caràcter
narratiu, en que l’home es convertix en protagoniste principal. L’art llevantí
(o millor dit, l’art rupestre valencià), és l’únic art naturaliste
postpaleolític d’Espanya. El Barranc de la Valltorta en el Maestrat és el lloc
més característic d’est art típicament valencià.
L’época següent al Neolític, l’Eneolític o Calcolític, també
tingué en les nostres terres característiques pròpies. Mentres en el restant de
la península les construccions megalítiques (dolmens, menhirs, etc) es
convertiren en la principal novetat del periodo, nosatres no les tinguérem. En
la nostra terra els difunts se soterraven en coves pròximes als poblats i no en
construccions de pedra, com ocorre en el restant del territori espanyol. Els
motius de tot açò encara estan per establir. Ademés, ya en estos moments
apareixen poblats a l’aire lliure en gran quantitat, abandonant les coves com a
hàbitat, en una rapidea superior a atres zones.
Aixina, apleguem a l’Edat del Bronze, periodo esplendorós en
l’història del nostre Regne. L’important substrat eneolític i l’influència de
la cultura argàrica serà l’orige de la Cultura del Bronze valencià, denominada
específicament valenciana perque està dotada d’uns trets propis que li donen
una personalitat pròpia dins de l’esquema peninsular. La principal
característica diferenciadora és el nou tipo d’ubicació dels poblats, ara en
llocs elevats.
El Bronze valencià, degut al seu desenroll personal i a
l’influència fenicia i grega, donà lloc a la Cultura Ibèrica, que en Valéncia
alcança tal qualitat que no té res que envejar a les cultures importants del
moment en el Mediterrani. La gran densitat de població, una ret organisada i
jerarquisada d’assentaments, l’existència de poblats de gran dimensió -com el
de la Bastida-, l’evidència d’un art elevadíssim -solament hi ha que vore la
Dama d’Elig o el guerrer de Moixent- i moltes característiques més, fan de la
Cultura Ibèrica Valenciana la més important d’Espanya i, com hem dit adés,
parangonable a les cultures fenicia, grega i cartaginesa. Es pot parlar ya del
naiximent d’una verdadera nacionalitat valenciana.
Ademés, la llengua ibèrica s’escrivia en el territori valencià
en un alfabet propi, el denominat llevantí. Existien unes atres dos formes
d’escriure en ibèric: l’alfabet meridional (en l’actual Andalusia) i el jònic
(en l’actual Catalunya). La llengua ibèrica constituix la base fonètica de la
llengua valenciana, com demostren numerosos estudis al respecte.
En l’arribada dels romans, els primers invasors del nostre
territori, es retarda eixe procés de singularisació. Després d’anys de foscor,
en els romans i posteriorment els visigots i els áraps, en els quals la nostra
personalitat quedà amagada, veem com el poble valencià elaborà a partir del
llatí una llengua pròpia i unes característiques culturals singulars que que
encara perduren i perduraran si el nostre poble es dona conte del perill de
supervivència que corren.
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