Autor: Desconegut
Pedro II de Valencia instituyó en nuestra ciudad, dado en Murviedro (actual Sagunto), el 3 de junio de 1365 el CENTENAR DE LA PLOMA, una compañía de cien ballesteros para defender la SENYERA en los combates y escoltarla.
En 1365, Pere II de Valencia i IV d'Arago otorgà el privilegi real de formar una milicia valenciana permanent per a defendre i custodiar la senyera del Regne de Valencia. Esta milicia va rebre el nom de "Centenar de la ploma", per estar formada per 100 homens que durien una ploma en l'elm en el que es cobrien el cap.
El "Centenar de la Ploma" passà a estar format per 200 homens a partir de 1390: 100 ballesters a peu mes una força d'atres 100 cavallers per a reforçar al Centenar, tots dirigits per "Lo Justicia Criminal de Valencia". A les seues ordens estaven els "Caps del Centenar" i, seguint la jerarquia, els "Caps de dehena" que manaven sobre 10 homens.
El "Centenar de la Ploma" acompanyava a la real senyera valenciana en les batalles, pero tambe en les festes i celebracions.
En 1470, el rei Joan II amplià el privilegi otorgat al "Centenar de la Ploma" concedint un sou als seus membres i la facultat de dur tota clase d'armes.
L'arma caracteristica del Centenar era la ballesta, pero tambe solien estar equipats en espasa, daga, llança o arcabus. Les milicies del "Centenar de la Ploma" practicaven el tir en el "Muro de Quart", junt a les torres.
... el Centenar nació como una milicia urbana preparada para intervenir en defensa de la ciudad de Valencia, de los Fueros y del Rey. Su capitán y porta estandarte era, según mandamiento del rey, el Justicia de los Criminal, quien podrá delegar en persona de su confianza y de probada honradez.
La provisión de individuos para configurar esta milicia estará al cargo de los Jurados y del Consejo General de la Ciudad, cuyos miembros, antes de recibir el nombramiento , se someterán a una "probanza" ante el Gobernador. Una vez admitidos, acudirán a la Casa de la Ballestería y en presencia de "los caps de dehena" recibiran las insignias de San Jorge. Acto seguido y ya investidos, según se desprende del privilegio real, oirán la Santa Misa y antes de la lectura del Evangelio realizarán el juramento bajo el que se comprometen públicamente a permanecer fieles al rey, a su servicio y al de la ciudad. Su uniforme será una dalmática de lienzo blanco, con la cruz roja de San Jorge al pecho y un casco con una pluma de garza, detalle éste de donde le viene el nombre de "la ploma". La milicia tendrá su casa en la ciudad, que se construirá cerca de la que se llama calle de las Barcas.
Pero esta fuerza de cavalleria se extinguió pronto, traspasando la labor de su honrosa misión a la milicia de Ballesteros, que a principios del siglo XV ya eran los encargados de custodiar la bandera.
Junto a la Senyera, las tropas valencianas tuvieron otras banderas, algunas de caracter local, y otras gremials. Las primeras eran telas donde se pintaban el escudo del señor feudal o del Reino, el cairo o rombo coronado; los segundos, llevaban los distintivos del gremio en cuestión, siendo especialmente apreciada la bandera del Gremi de Blanquers, que llevaba representada la Custodia robada por piratas musulmanes en Torreblanca. También se hicieron interpretaciones de la Senyera, por ejemplo sustituyendo la corona por un rat penat, que mostraba que la nuestra bandera estuviera bien viva.
Después de la batalla de Almansa, abolida la fuerza militar foral, la Senyera tendría que haber pasado al olvido. Pero fue recuperada por el pueblo como la bandera festiva i religiosa, un hecho significativo que hizo reflexionar. En medio de la represión felipista, los valencianos no consintieron que la Senyera desapareciera. De ser la bandera de guerra, paso a ser emblema social, presidiendo procesiones, ante el repudio o la indiferencia, cuando no el miedo, de les autoridades borbónicas.
Esto se plasmo en el V Centenario de la Conquista, celebrado en 1738, cuando la Senyera fue escoltada por un reconstruido y efímero Centenar de la Ploma, entre el entusiasmo de la población. También el alzamiento contra Napoleón, el 23 de maig de 1808, estuvo presidido por la Senyera, la cual fue rápidamente escondida por las autoridades.
Cuando se ponía en marcha la maquinaria bélica del Reino con la protocolaria colocación de la Real Señera en las Torres de Serranos; acción que significaba la declaración de guerra "a sang y foc". Durante los días en que la bandera estaba expuesta en las torres -mientras las fuerzas del Reino iban organizándose-, jamás permanecía sin custodia: "la guardaren de dia y de nit vint homens del Centenar de la Ploma".
Parece que no existía en la Corona de España -y puede que en ningún otro reino europeo- una bandera que tuviera para su defensa una compañía armada, como sucedía con la Real Señera.
Pedro II de Valencia instituyó en nuestra ciudad, dado en Murviedro (actual Sagunto), el 3 de junio de 1365 el CENTENAR DE LA PLOMA, una compañía de cien ballesteros para defender la SENYERA en los combates y escoltarla.
En 1365, Pere II de Valencia i IV d'Arago otorgà el privilegi real de formar una milicia valenciana permanent per a defendre i custodiar la senyera del Regne de Valencia. Esta milicia va rebre el nom de "Centenar de la ploma", per estar formada per 100 homens que durien una ploma en l'elm en el que es cobrien el cap.
El "Centenar de la Ploma" passà a estar format per 200 homens a partir de 1390: 100 ballesters a peu mes una força d'atres 100 cavallers per a reforçar al Centenar, tots dirigits per "Lo Justicia Criminal de Valencia". A les seues ordens estaven els "Caps del Centenar" i, seguint la jerarquia, els "Caps de dehena" que manaven sobre 10 homens.
El "Centenar de la Ploma" acompanyava a la real senyera valenciana en les batalles, pero tambe en les festes i celebracions.
En 1470, el rei Joan II amplià el privilegi otorgat al "Centenar de la Ploma" concedint un sou als seus membres i la facultat de dur tota clase d'armes.
L'arma caracteristica del Centenar era la ballesta, pero tambe solien estar equipats en espasa, daga, llança o arcabus. Les milicies del "Centenar de la Ploma" practicaven el tir en el "Muro de Quart", junt a les torres.
... el Centenar nació como una milicia urbana preparada para intervenir en defensa de la ciudad de Valencia, de los Fueros y del Rey. Su capitán y porta estandarte era, según mandamiento del rey, el Justicia de los Criminal, quien podrá delegar en persona de su confianza y de probada honradez.
La provisión de individuos para configurar esta milicia estará al cargo de los Jurados y del Consejo General de la Ciudad, cuyos miembros, antes de recibir el nombramiento , se someterán a una "probanza" ante el Gobernador. Una vez admitidos, acudirán a la Casa de la Ballestería y en presencia de "los caps de dehena" recibiran las insignias de San Jorge. Acto seguido y ya investidos, según se desprende del privilegio real, oirán la Santa Misa y antes de la lectura del Evangelio realizarán el juramento bajo el que se comprometen públicamente a permanecer fieles al rey, a su servicio y al de la ciudad. Su uniforme será una dalmática de lienzo blanco, con la cruz roja de San Jorge al pecho y un casco con una pluma de garza, detalle éste de donde le viene el nombre de "la ploma". La milicia tendrá su casa en la ciudad, que se construirá cerca de la que se llama calle de las Barcas.
Pero esta fuerza de cavalleria se extinguió pronto, traspasando la labor de su honrosa misión a la milicia de Ballesteros, que a principios del siglo XV ya eran los encargados de custodiar la bandera.
Junto a la Senyera, las tropas valencianas tuvieron otras banderas, algunas de caracter local, y otras gremials. Las primeras eran telas donde se pintaban el escudo del señor feudal o del Reino, el cairo o rombo coronado; los segundos, llevaban los distintivos del gremio en cuestión, siendo especialmente apreciada la bandera del Gremi de Blanquers, que llevaba representada la Custodia robada por piratas musulmanes en Torreblanca. También se hicieron interpretaciones de la Senyera, por ejemplo sustituyendo la corona por un rat penat, que mostraba que la nuestra bandera estuviera bien viva.
Después de la batalla de Almansa, abolida la fuerza militar foral, la Senyera tendría que haber pasado al olvido. Pero fue recuperada por el pueblo como la bandera festiva i religiosa, un hecho significativo que hizo reflexionar. En medio de la represión felipista, los valencianos no consintieron que la Senyera desapareciera. De ser la bandera de guerra, paso a ser emblema social, presidiendo procesiones, ante el repudio o la indiferencia, cuando no el miedo, de les autoridades borbónicas.
Esto se plasmo en el V Centenario de la Conquista, celebrado en 1738, cuando la Senyera fue escoltada por un reconstruido y efímero Centenar de la Ploma, entre el entusiasmo de la población. También el alzamiento contra Napoleón, el 23 de maig de 1808, estuvo presidido por la Senyera, la cual fue rápidamente escondida por las autoridades.
Cuando se ponía en marcha la maquinaria bélica del Reino con la protocolaria colocación de la Real Señera en las Torres de Serranos; acción que significaba la declaración de guerra "a sang y foc". Durante los días en que la bandera estaba expuesta en las torres -mientras las fuerzas del Reino iban organizándose-, jamás permanecía sin custodia: "la guardaren de dia y de nit vint homens del Centenar de la Ploma".
Parece que no existía en la Corona de España -y puede que en ningún otro reino europeo- una bandera que tuviera para su defensa una compañía armada, como sucedía con la Real Señera.
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