RUIZ DE LIHORY, José (Barón de Alcahalí)
La Música en Valencia – Diccionario biográfico y crítico – València 1903 – f. 39-47Librerías París – Valencia Copia Facsímil Servicio de Reproducción de Libros – Valencia (1987)
Sabido es que en los comienzos del siglo XV las catedrales debían tener de 5 á 7 campanas, las iglesias colegiales 3, las parroquiales de 2 á 3, regla que no se ha cumplido nunca con exactitud, como lo prueba Valencia, donde fastuosos en todo, según nuestro carácter, reunen, entre la Catedral y las parroquias, 181, distribuidas en esta forma: en la Basílica 11, San Martín 6, San Andrés 6, Santa Catalina 7, Santos Juanes 7, Santo Tomás 4, San Esteban 5, San Nicolás 6, San Salvador 4, San Lorenzo 4, San Bartolomé 5, Santa Cruz 5, San Valero 6, San Miguel 3, San Juan del Hospital 3, Corpus Christi 8, Escuelas Pías 4, Compañia 3, Colegio de Carmelitas 3, ídem de Niños de San Vicente 3, Misericordia 1, Beneficencia 3, Hospital 2, Asilo de San Juan Bautista 2, Capilla del Milagro 2, Casa Natalicia de San Vicente 2, Seminario Conciliar 2, Colegio de San Pablo 2, Convento de la Trinidad 2, Santa Mónica 2, Zaidía 2, San Julián 2, San José 2, Corpus Christi (convento) 2, San Sebastián 2, Encarnación 2, Belén 2, Jerusalén 2, Santa Teresa 2, Santa Maria de Jesús 2, San Agustín 1, Santa Lucía 2, San Carlos 1, La Sangre 1, Presentación 1, Marchalenes (Nuestra Señora del Rosario) 2, Franciscanas Terciarias 2, San Gregorio 2, Pie de la Cruz 2, Temple 1, Santa Catalina de Sena 2, Nuestra Señora de los Angeles 2, Capuchinas 1, Adoratrices 2, San Pío V 1, Monte Olivete 2, San Juan de la Ribera 1, Puridad 2, Colegio de Santo Tomás de Villanueva 1, Santa Ursula 2, San Antonio 2, Sacramentarias (Reparadoras) 1, Asilo Marqués de Campo 2, Exconvento de Santo Do mingo 1, Santa Rosa de Lima 1, San Vicente de la Roqueta 1.
Las principales del Miguelete ó torre mayor, que son las que dan el tono en los volteos generales, tienen los siguientes nombres y cualidades: La María pesa 3.360 kgs., se fabricó á expensas del Cabildo y de la Cofradía de Nuestra Señora de la Seo en 1544, y su tono es perfecto en fefaut de órgano. —El Jaime pesa 2.280 kgs. y se vació para la antigua cofradía del Santo.—Manuel, la vació Miguel Bielsa en 1621. Su tono es cuatro comas sobre la Maria, que es un semitono menor, y así es el sostenido de refaut. —Andrés, pesa 1.990 kgs., la fundió Vicente Martínez en 1605; y su tono es solreut.—La Vicente, 1.632 kgs., la yació Joaquín Bellama en 1569, y su tono, que es algo más que tritono, viene á ser próximamente en Re Mi.—Narciso, de la Cofradía de este Santo, 1529, 1.990 kgs.; tritono sobre la octava más alto que la María.—Pablo, 672 kgs., 1487; tono, décima sobre la María.—Bárbara, 624 kgs., vaciada por Luis Castañeda en 1681, más que séptima y menos que octava sobre la María.—Violante, 384 kgs., la hizo Miguel de Bielsa, 1621; cuarta más alta que la María.— Ursola 288 kilogramos; tritono sobre octava.— Catalina, 480 kgs., 1350; su tono es sexta y una coma sobre la Maria. Todas estas campanas son de un timbre harmonioso, y al voltear combinando sus sonidos en las grandes festividades, especialmente en la alborada del día de Corpus-Christi, producen un efecto muy semejante al de las Basílicas de Roma en solemnidades análogas, poniendo en tensión los nervios de los valencianos, que consideran tan harmoniosos ecos como celestiales heraldos de sus alegrías y tristezas.
No deben citarse como notables sólo las campanas del Miguelete, porque las parroquias de San Andrés, San Bartolomé, Santa Catalina, Santa Cruz, los Santos Juanes y San Valero merecen el mismo calificativo, especialmente las de San Valero (Ruzafa), y la bautizada con el nombre de Pedro, de San Andrés, que por su dulcísimo timbre puede competir con las más notables de España y del extranjero.
La campana, que durante muchos siglos estuvo solo destinada á fines religiosos, cumpliendo la misión de transportar con su lenguaje suprasensible, en oscilantes y aéreas sonoridades, -el pensamiento humano á las más puras regiones de lo ideal, á lo incognoscible, á lo absoluto, admitida por las corrientes civilizadoras del siglo, se ha llevado á los talleres para regularizar las horas de trabajo, á las estaciones ferroviarias para avisar al pasajero con sus tres sonidos la proximidad y salida de los trenes, y â tos buques para comunicarse entre si en momentos de peligro y con sus tripulantes y viajeros en períodos normales. Los manes de Dante y de Byron (1) tal vez protesten de la vulgarización de la campana, tan poéticamente descrita por ellos; pero las tendencias utilitarias actuales se imponen. También se ha generalizado la costumbre de asociar á los regocijos cívicos los vuelos de campanas, hasta el punto de figurar como número obligado en todos los programas de fiestas y solemnidades de carácter patriótico y político. Buen ejemplo de esta afirmación es el dato de que el campaneo más general y solemne de que se guarda memoria en Valencia, fué el que se hizo con motivo de la proclamación de la República en España.
En el Archivo de la Basílica Metropolitana existe una pragmática dada por el rey D. Jaime acerca de la manera de tocar las campanas en Valencia para avisar á los vecinos que acudieran á la defensa el Justicia ó del Baile.
Merece también citarse como cosa curiosa la consueta del siglo XV sobre la manera de tañer las campanas del Miguelete. Dice así en su parte substancial:
«Lorde del tocar les campanes axi en dominiques com en qualsevol festivitat per ....a vedar alegries al temporal... a larma com qualsevol manera de tocar en tot lany.
Sabido es que en los comienzos del siglo XV las catedrales debían tener de 5 á 7 campanas, las iglesias colegiales 3, las parroquiales de 2 á 3, regla que no se ha cumplido nunca con exactitud, como lo prueba Valencia, donde fastuosos en todo, según nuestro carácter, reunen, entre la Catedral y las parroquias, 181, distribuidas en esta forma: en la Basílica 11, San Martín 6, San Andrés 6, Santa Catalina 7, Santos Juanes 7, Santo Tomás 4, San Esteban 5, San Nicolás 6, San Salvador 4, San Lorenzo 4, San Bartolomé 5, Santa Cruz 5, San Valero 6, San Miguel 3, San Juan del Hospital 3, Corpus Christi 8, Escuelas Pías 4, Compañia 3, Colegio de Carmelitas 3, ídem de Niños de San Vicente 3, Misericordia 1, Beneficencia 3, Hospital 2, Asilo de San Juan Bautista 2, Capilla del Milagro 2, Casa Natalicia de San Vicente 2, Seminario Conciliar 2, Colegio de San Pablo 2, Convento de la Trinidad 2, Santa Mónica 2, Zaidía 2, San Julián 2, San José 2, Corpus Christi (convento) 2, San Sebastián 2, Encarnación 2, Belén 2, Jerusalén 2, Santa Teresa 2, Santa Maria de Jesús 2, San Agustín 1, Santa Lucía 2, San Carlos 1, La Sangre 1, Presentación 1, Marchalenes (Nuestra Señora del Rosario) 2, Franciscanas Terciarias 2, San Gregorio 2, Pie de la Cruz 2, Temple 1, Santa Catalina de Sena 2, Nuestra Señora de los Angeles 2, Capuchinas 1, Adoratrices 2, San Pío V 1, Monte Olivete 2, San Juan de la Ribera 1, Puridad 2, Colegio de Santo Tomás de Villanueva 1, Santa Ursula 2, San Antonio 2, Sacramentarias (Reparadoras) 1, Asilo Marqués de Campo 2, Exconvento de Santo Do mingo 1, Santa Rosa de Lima 1, San Vicente de la Roqueta 1.
Las principales del Miguelete ó torre mayor, que son las que dan el tono en los volteos generales, tienen los siguientes nombres y cualidades: La María pesa 3.360 kgs., se fabricó á expensas del Cabildo y de la Cofradía de Nuestra Señora de la Seo en 1544, y su tono es perfecto en fefaut de órgano. —El Jaime pesa 2.280 kgs. y se vació para la antigua cofradía del Santo.—Manuel, la vació Miguel Bielsa en 1621. Su tono es cuatro comas sobre la Maria, que es un semitono menor, y así es el sostenido de refaut. —Andrés, pesa 1.990 kgs., la fundió Vicente Martínez en 1605; y su tono es solreut.—La Vicente, 1.632 kgs., la yació Joaquín Bellama en 1569, y su tono, que es algo más que tritono, viene á ser próximamente en Re Mi.—Narciso, de la Cofradía de este Santo, 1529, 1.990 kgs.; tritono sobre la octava más alto que la María.—Pablo, 672 kgs., 1487; tono, décima sobre la María.—Bárbara, 624 kgs., vaciada por Luis Castañeda en 1681, más que séptima y menos que octava sobre la María.—Violante, 384 kgs., la hizo Miguel de Bielsa, 1621; cuarta más alta que la María.— Ursola 288 kilogramos; tritono sobre octava.— Catalina, 480 kgs., 1350; su tono es sexta y una coma sobre la Maria. Todas estas campanas son de un timbre harmonioso, y al voltear combinando sus sonidos en las grandes festividades, especialmente en la alborada del día de Corpus-Christi, producen un efecto muy semejante al de las Basílicas de Roma en solemnidades análogas, poniendo en tensión los nervios de los valencianos, que consideran tan harmoniosos ecos como celestiales heraldos de sus alegrías y tristezas.
No deben citarse como notables sólo las campanas del Miguelete, porque las parroquias de San Andrés, San Bartolomé, Santa Catalina, Santa Cruz, los Santos Juanes y San Valero merecen el mismo calificativo, especialmente las de San Valero (Ruzafa), y la bautizada con el nombre de Pedro, de San Andrés, que por su dulcísimo timbre puede competir con las más notables de España y del extranjero.
La campana, que durante muchos siglos estuvo solo destinada á fines religiosos, cumpliendo la misión de transportar con su lenguaje suprasensible, en oscilantes y aéreas sonoridades, -el pensamiento humano á las más puras regiones de lo ideal, á lo incognoscible, á lo absoluto, admitida por las corrientes civilizadoras del siglo, se ha llevado á los talleres para regularizar las horas de trabajo, á las estaciones ferroviarias para avisar al pasajero con sus tres sonidos la proximidad y salida de los trenes, y â tos buques para comunicarse entre si en momentos de peligro y con sus tripulantes y viajeros en períodos normales. Los manes de Dante y de Byron (1) tal vez protesten de la vulgarización de la campana, tan poéticamente descrita por ellos; pero las tendencias utilitarias actuales se imponen. También se ha generalizado la costumbre de asociar á los regocijos cívicos los vuelos de campanas, hasta el punto de figurar como número obligado en todos los programas de fiestas y solemnidades de carácter patriótico y político. Buen ejemplo de esta afirmación es el dato de que el campaneo más general y solemne de que se guarda memoria en Valencia, fué el que se hizo con motivo de la proclamación de la República en España.
En el Archivo de la Basílica Metropolitana existe una pragmática dada por el rey D. Jaime acerca de la manera de tocar las campanas en Valencia para avisar á los vecinos que acudieran á la defensa el Justicia ó del Baile.
Merece también citarse como cosa curiosa la consueta del siglo XV sobre la manera de tañer las campanas del Miguelete. Dice así en su parte substancial:
«Lorde del tocar les campanes axi en dominiques com en qualsevol festivitat per ....a vedar alegries al temporal... a larma com qualsevol manera de tocar en tot lany.
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