domingo, 9 de enero de 2011

EL CANT DE LA PARDALA (III)


Escondida en la noche y usando algunas poternas ocultas en el muro, yo salía a encontrarme con José, con mi José, que había sido de los primeros en echarse al monte y ahora comandaba varios grupos desperdigados por las alturas de la Vallivana. Bajo las ropas llevaba todo lo que podía resultar útil a los guerrilleros. Cualquier cosa servía; viejos cuchillos, oxidados ganchos de matarife, maromas y sogas…. Yo lo sacaba de la ciudad para entregárselo a José, a los nuestros que de todo necesitaban. Una de aquellas noches urdimos el plan para su regreso. La tropa francesa ocupaba las dependencias de la casa del Gobernador en el castillo y a pesar de que apostaban centinelas a cada trecho, la escasa resistencia que les había opuesto Morella y su prepotencia de vencedores, les había hecho bajar la guardia. Las borracheras eran diarias y en algunas de ellas tuve que cantar, conducida ante sus capitanes, para alegrarles la francachela.

Mi madre no quiere
que vaya a la plaza,
porque los soldados
me dan calabazas,
No quiero peitas,
ni quiero melón,
que quiero cabezas
de Napoleón.
La sucesión al trono
de las Españas
irá de macho en macho,
dice la Carta.
Si macho falta,
Napoleón primero
lleva la carga.
Porque no se descubra
la tremolina
quiere nueva Regencia
la gente indina.
Tráele, Marica, tráele
a Napoleón
y le escabecharemos
Con tanto bribón.
tráelo, Marica, tráelo
a Napoleón
tráelo y le pagaremos
la Constitución.

Cantaba la Pardala aquellas coplas y los franchutes, que nada entendían, aplaudían y bramaban cuando reconocían en la letrilla el nombre de su Emperador… ¡Si hubieran sabido lo que las estrofas contenían! Yo reía entre dientes y maldecía ese nombre para mis adentros. Al alba, se dormían con el sopor profundo del vino. Por eso sabía yo en que hora había de abrir la poterna, para que los nuestros pudieran entrar a la ciudad y… ¡Pasar a todos ellos a cuchillo! Una vez recuperada la Plaza, ni el mismísimo Suchet nos la hubiera arrebatado de nuevo, fuertes los morellanos en el castillo.

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