La actuación del Partido Popular a lo largo de casi
dos décadas al frente de la Generalitat Valenciana, gestionando los
intereses del Pueblo Valenciano, pasará a la historia como uno de los
períodos más nefastos en casi todos los órdenes, habiéndonos traído a la
desastrosa situación que vivimos. Esta carrera de errores, manipulaciones y
traición se inicia en las elecciones de 1.996 en las que el presidente Aznar
solo obtiene la mayoria relativa y como necesita mas poder, pacta con Pujol que
le apoye a cambio de ceder al pancatalanismo expansionista la
facultad de manipular a su antojo la lengua valenciana. Así, como si los
valencianos fuéramos una mercancía cualquiera, sin importarle un ardite, ordena
a nuestro presidente, un cartagenero recriado en el Reino pero sin un ápice de
conocimiento de nuestra historia, cultura, lengua, y mucho menos de
sentimiento de valencianidad, Eduardo Zaplana, que hable con el capitoste
catalán y acuerde el “arreglo”.
Con toda frialdad, en la clandestinidad mas absoluta y
en el propio terreno del enemigo, (en el Mas Calbó, entre Reus y
Salou), sin el menor respeto a la identidad y patrimonio de la
sociedad que preside y de espaldas a la misma, firma la entrega a Pujol
de un paquete, mezcla de lengua y cultura valencianas, que acarreará las peores
consecuencias. En efecto, conseguido este gran triunfo ya tiene mas poder el
presidente Aznar. Gracias a la entrega de uno de los componentes más valiosos
del patrimonio valenciano, su lengua, puede disfrutar y campar a sus anchas por
la politica. Una actuación brillante y sobre todo democrática, digna de
un gran político y sobre todo de un gran patriota español porque con ella está
ayudando al expansionismo catalán que acabaría por quererlo todo, como
hoy se está demostrando.
De esta manera, con el desprecio mas absoluto hacia el Pueblo Valenciano, Aznar, Zaplana y el ayudante González Pons, deciden dictar y crear algo en lo que soñaban los catalanistas : la “unidad” de la lengua. Así, porque les apetece, este trío de “filólogos”, como si estuvieran negociando en una cafetería, regalan lo que no les pertenece. Rápidamente, porque Pujol exige el cumplimiento de lo pactado, se monta un esperpento: la Academia Valenciana de la Lengua, que muy aprisa se rellena de catalanistas que van a hacer su agosto. En Barcelona no se lo pueden creer: los propios valencianos les ofrecen la oportunidad soñada y en consecuencia entran a saco en el campo lingüístico y también en el literario.
Pero las cosas no van tan bien porque aparecen los
primeros recelos y una protesta – todavía débil – que entorpece el tranquilo
desarrollo del proceso de catalanización. Ante este peligro el Partido Popular
decide tomas las medidas pertinentes y con la colaboración de otra cúpula
catalanista, los dirigentes del PSOE valenciano, culmina su traición
fortaleciendo la academia catalanizadora modificando el Estatuto de Autonomía
para introducirla en el mismo. Esta segunda actuación fríamente calculada
para blindar la A.V.L., ya con el presidente Camps y a plena conciencia de lo
que hace, manifiesta una clara y decidida voluntad de tirar
por la borda la lengua valenciana con su Siglo de Oro, o mas bien,
de insertárla en la cultura catalana, es decir, la voluntad de trabajar para
Cataluña y no para Valencia. Esta intención, digna de un “Bellido Dolfos”
en las puertas de Zamora, se pone escandalosamente de relieve cuando estos dos
partidos proceden a realizar lo mas insólito: dejar de lado como si no
existieran a las dos instituciones centenarias dedicadas a la lengua y cultura
valencianas, “ Lo Rat Penat” y la Real Academia de Cultura Valenciana…
Con esta operación de
prestidigitación que deja perpleja a la sociedad valenciana – no conocedora aún
de lo tramado y por consiguiente de la profundidad y gravedad de los hechos -
el Partido Popular abre la caja de los truenos y asume la responsabilidad
de los problemas y enfrentamientos que en adelante va a tener que sufrir el Pueblo
Valenciano.
10 de octubre de 2015-10-11
Publicado por: Boletin Junts front l'Avll.
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