Ricardo García Moya
Diario de Valencia 17
de Febrero de 2002
He visitado a un amigo en el Hospital de Alicante y
observo que la que podría titularse “Consellería de Sanitat i Catalanització”
insiste en editar folletos, bordar sábanas con el “servei” y ensuciar rótulos en catalán,
rechazando el idioma valenciano. La orden es catalanizar a tope, aunque los
hospitales mantengan enfermos por los pasillos, la lista de espera de meses y
nuestros mayores mueran de soledad y temor, con míseras pensiones y escasas
residencias. Así, mientras el anciano Pasqual Iborra permanecía aparcado en un
pasillo del Hospital de Alicante con gangrena y moribundo, la Consellería de
Serafín quemaba dinero “L’Aula del Tabac”, una
exposición y folleto destinados a niños de 10 a 13 años, los cuales son
llevados bolígrafo en ristre para “emplenar”, dicen, cuadernos. En idioma
valenciano tenemos el verbo “omplir”, pero Serafín introduce un “emplenar”
que no existe en nuestra lengua, siendo un vulgarismo catalán aparecido por
Gerona hacia 1930. Olvidando los cacareados dogmas de pureza etimológica y
pedigrí clásico, los gendarmes-maestros mienten a nuestros hijos y les hacen
creer que la corrupción “emplenar” es un infinitivo culto del idioma
valenciano.
En el panfleto que regalan a los niños aparece una
hucha a la que llaman “guardiola clàssica”, que no es clásica ni valenciana.
Violan la mente receptiva de nuestro niños, pues si leen “emplenar” y
“guardiola” en paneles de una exposición organizada por nuestras autoridades:
¿Quién les dirá que tales vocablos no son valencianos? Los niños no sospechan
que hay un “Servei de normalització” catalana pagado con nuestros impuestos,
cuyo fin es imponer lo que les salga de las bolas a los expansionistas del
Institut d’Estudis Catalans. ¿Cómo van a creer que sus papás son tan blandos
que admiten esta canallada? Y, por vil que parezca, esa es la verdad. ¿Total?
El PP ha hecho cuentas y dice: en Alicante, que estamos convirtiendo en la
capital de la Comunidad, votan al que fomenta el “Puta Valencia”; y en
Castellón con hacerles creer que son catalanes cuItos, poner las cuatro barras
y meterles el Institut d´Estudis Catalans, van que se matan; o sea, que ya
hemos desvertebrado el Reino, y como los valencianos que resisten son cuatro
votos ¡Qué se vayan a tomar por el saco con su lengua; les metemos emplenar,
guardiola y hasta el penis si se ponen farrucos!
La “guardiola” del Serafin no alude al futbolista
levantino, sino que es una porquería léxica que excretó la Barcelona del
siglo XIX, hacia 1840. Esta basura morfológica jamás fue utilizada por ningún
escritor valenciano antes de la bajada de saragüells de los Guarner, Valor,
Fuster y tota la polseguera de parasits que mos aufega hui en dia. Los
fematers lingüísticos de Serafin escarbaron en lo más pútrido de la escoria
léxica catalana para traernos emplenar y guardiola, cuando en el idioma
valenciano poseemos los sustantivos vedriola, vidriola y el clásico
lladriola para traducir el castellano hucha y el catalán “guardiola”. Pero
está claro que Serafín desprecia la voz valenciana e introduce la catalana
para que los niños la aprendan. La Infancia atrae al “Servei de normalització”
catalana del PP, y son sus víctimas indefensas hasta que se codifique el
delito de pederastia cultural. De momento, engañándolos, han conseguido que
los pequeños memoricen “emplenar” y “guardiola”, y esta última les queda
muy grabada al asociarla al futbolista. Produce repugnancia leer en el folleto “eix un tub”
o “cigarreta que reprodueix”, en lugar de los valencianos "ix un canó o
tubo” y “cigarret que reproduix”; pero es el deseo del PP, ya que en su Canal
9 nos insulta con el “ofereix" desde hace meses, despreciando el
valenciano “oferix”.
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Los comisarios, coprófagos, degustan con deleite
cualquier desperdicio que les echen sus amos del Principado sin príncipe.
Podían recuperar léxico valenciano, pero sólo lo recogen cuando lo permite el
Institut d’Estudis Catalans. Ejemplo de esta actitud podría ser el prohibido y
casi olvidado adjetivo valenciano “galavardeu”, de acepciones que abarcan
desde hombre inútil, chulesco y camorrista a desgarbado y alto (Escrig.
1887). Patrimonial del idioma valenciano, figura en cartas del papa Borja, “ni
galana ni galavardeus” (Carta de Alejandro VI, a. 1493); en la prosa de
novelistas del XVIII, “hagueren vist vostés galavardeus” (Galiana: Rondalla,
1708); o en versos de Escorigüela: “quatre galavardeus” (Coloqui del retorn,
1784). Este vocablo valenciano generó el castellano “galavardo”, documentado
por vez primera en el “Tesoro de la lengua” (a. 1611) de Covarrubias,
lexicógrafo que vivía en el Reino de Valencia cuando escribió la obra. Además,
del clásico valenciano “galavardeu” surgió medio milenio después el vulgarismo
catalán “galifardeu”, en la Barcelona de 1860.
Dado el
historial del adjetivo, sería lógico que los que braman por la defensa de
nuestras señas de identidad lo recogieran
en diccionarios como el de la Generalidad y Bromera, pagado con el sudor de nuestros cataplines.
Pero no es así: sólo admiten el vulgarismo catalán “galifardeu”, ignorando el
clásico “galavardeu” que sí está
presente en el Diccionari de la Real Academia Valenciana (no confundir con la filial del IEC, o de Ascensión). La pederastia cultural
que supone contaminar la mente infantil con
los estrafalarios emplenar y
guardiola pasa desapercibida al
catalanero Levante, atento a
morder a los pocos que mantienen la dignidad valenciana del idioma. El
otro día aullaba espantado: “¡Auuuu,
auuuuuuu, en el Palau de la Música se
ha traducido Billy the Kid como Billy el Chiquet, auuu, auuuu”. ¡Qué cudols son estos gendarmes! Lo que
llaman “estra falario criterio gráfico que utiliza el Palau”, aludiendo a
“chiquet”, es el genuino del idioma valenciano desde Jaume Roig, aunque el
diario Levante preferiría que en el programa del concierto de la London Symphony
figurara “Billi el Noi”.
¡Vaya defensa del
idioma valenciano! Introducen desperdicios catalanes como emplenar, guardiola
y galifardeu, pero se vuelven histéricas cuando comprueban que alguien sigue
ofreciendo resistencia a la catalanización, y si es una dama como Mayrén Beneyto,
todavía les escuece más el forigol a Ferrán y sus coristas. Pero pueden estar
tranquilos, Serafín ha conseguido que el anciano Pasqual Iborra, en un pasillo
del hospital, agonice entre sábanas donde se lee “servei” en catalán; encara
que, ya en el Parais y lliure de la vellea, ell charrará en atres valencians y
en paraules valencianes com galavardeu, omplir y vedriola.
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