AUTOR: JUAN VANRELL NADAL
Se miente con descaro impúdico. Se engaña sin
sentimiento de culpa. En vez de arrepentimiento se ofrece un burlesco regodeo.
Algunos políticos, coreados por sus periodistas áulicos, han hecho de la
tergiversación falaz un verdadero arte. Sin el mínimo rubor basan su éxito en
la manipulación y la demagogia. Repiten tantas veces la misma mentira que
logran convertirla en pseudo verdad. Estamos hartos de comprobarlo a diario.
Anson, Campmany, Albiac, Ussía, Carrascal, Jiménez Losantos, Alonso de los
Ríos, Torró, Alemany y otros brillantes columnistas lo denunciaron
magistralmente. Yo me ceñiré sólo a denunciar las trolas contra la cultura
valenciana y balear.
El Sr. Moratinos, al reconocer a Valencia su
genuina lengua valenciana, ha atinado plenamente. En cambio, las insaciables
huestes pancatalanistas (pongo «pancatalanistas» en contraposición a los
muchísimos catalanes normales que reconocen la verdad como es: lo catalán para
Cataluña, lo valenciano para Valencia, lo balear para Baleares) han protestado
estruendosamente. Estos obesos nacionalistas se empeñan en que la Historia sea
como ellos quieren que sea, no como realmente fue y es: «La comunidad
científica ha dejado muy claro desde hace bastante tiempo que hay un solo
idioma, el catalán... Científicamente está resuelto y admitido por todo el
mundo». (Artur Mas, DDV 06/10/04) ¡Qué descansado habrá quedado después de esta
deposición!
No sabía que los intelectuales pancatalanistas
fueran «todo el mundo». Sé, sin embargo, que científicos de la autoridad de
Menéndez Pidal, Madariaga, Sánchez-Albornoz, Unamuno, Ubieto y Álvaro
Santamaría no dicen esto en sus obras. No comulgaron con las ruedas de molino
con que extasiados comulgan borreguilmente tantos y tantos valencianos y
baleáricos.
Políticamente hablando, Cataluña es obra del
siglo XVI. No pudo dar lengua ni costumbres antes de su constitución
geopolítica. A pesar de mi insistencia machacona ninguna autoridad política,
ningún rector de universidad, ningún pancatalanista famoso ha contestado a algo
tan elemental como decir cuáles eran los límites, los habitantes y los
gobernantes que tenía Cataluña en 1229 (conquista de Mallorca) y 1238
(conquista de Valencia). Sólo me han llegado algunas censuras peregrinas:
Teorías «disparatadas» superadas por estudios superiores. ¿Dónde están estos
estudios? ¿Quién los firma?... El XVI Congreso Internacional de Lengua y
Filología Románica, que aduzco para demostrar la falacia de ese «todos los
científicos del mundo», no merece ninguna consideración, nadie con seriedad y
rigor lo puede tener en cuenta... No creo que puedan aceptar tamaña
descalificación sus organizadores: Badía i Tamarit, rector de la Universidad de
Barcelona; Borja Moll, rector del Estudio General Luliano; Anna Moll,
secretaria; y Comité Técnico, entre los que encontramos celebridades como
Emilio Alarcos, Jean Roudil y Helmut Lüdtke... Es cierto que a los
pancatalanistas el tiro les salió por la culata. De 723 congresistas sólo 36
firmaron el documento que afirmaba la unidad de la lengua catalana. De los 687
que no firmaron destaco algunos nombres: Karlo Budor, Zagreb; Silvia Faitelson,
Québec; Ulrike Vom Bruck, Munich; Flora Klein, Georgetown, USA; Norioski
Miyake, Japón; Jorge Stepanov, Moscú; Bernard Pottier, Sorbona; Ettore Finazzi,
Roma. ¡Frente a estos 687, los 36 son «todo el mundo científico»! Además, los
pobrecillos no tienen seriedad ni rigor... Los que no tienen seriedad ni
vergüenza son los que tergiversan y manipulan la auténtica verdad y la
verdadera ciencia.
Recordando al mencionado Sr. Moll, he dicho
alguna vez que en sus escritos juveniles, igual que en los del valenciano
Sanchis Guarner, se defendía a ultranza la propia lengua autóctona. Ambos a
partir de 1970 cambiaron radicalmente esta actitud. Por hacer este comentario
me dicen que insulto y descalifico a personajes ilustres. Jamás podrán
demostrar que miento. Fui alumno universitario de don Manuel Sanchis Guarner,
nos teníamos mutuo aprecio. Sentí vergüenza ajena cuando en 1972, después de
recibir el premio de las Letras Catalanas, se erigió en el abanderado del
catalanismo en Valencia.
No entiendo tampoco que el Gobierno balear sea
tan catalanista. Mientras los valencianos el pasado día 15 se manifestaban en
Madrid «¡Som valancians, mai catalans! ¡Valencià, sí; mai català!» leo «El
Consell de Gobern aprobó ayer un decreto que regula la exigencia del
conocimiento de la lengua catalana a los funcionarios con habilitación de
carácter nacional» (LA RAZÓN, 16/10/04, pág. 36). En vez de corregir las
manipulaciones históricas demostradas se aferran al error.
Y por si tanta manipulación lingüística no
fuera suficiente, se nos descuelga el «pérez» Carod amenazando con que si
Cataluña, como región «histórica», no tiene trato privilegiado en los
Presupuestos, el Gobierno deberá atenerse a las consecuencias. Era la «Marca
Hispánica», creada por Carlomagno para que, como tierra «tapón», impidiera a
los árabes volver a penetrar en Francia. En cambio, tanto Baleares como
Valencia eran famosos y florecientes reinos moros con sus gobernantes,
instituciones, lengua y moneda. Repito la queja de Ibn Sïdah, el moro más sabio
del reino taifa de Denia-Baleares «¿cómo no he de cometer errores yo, estando
tan alejado de la pureza de la lengua árabe y debiendo vivir rodeado de gente
que habla romance?» Dos siglos antes de su reconquista Valencia y Baleares
tenían lengua romance... ¿A qué viene esta falacia de que Cataluña es región especialmente
«histórica»? Su suerte «histórica» es que fue la primera en industrializarse.
«Si la industrialización española se hubiera iniciado en Málaga o Sevilla, el
nacionalismo catalán y vasco no sería tan agresivo», dijo Payne, el pasado
verano. En el fondo siempre existen motivaciones económicas. Cataluña sabe muy
bien que si a su riqueza suma la de Baleares y Valencia será la más fuerte y
poderosa. Podrá lograr su ansiada independencia. Vale la pena tergiversar,
traicionar, mentir. ¡La interminable manipulación de la Historia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario