jueves, 22 de octubre de 2015

LA INTERMINABLE MANIPULACION HISTORICA


AUTOR: JUAN VANRELL NADAL


 Se miente con descaro impúdico. Se engaña sin sentimiento de culpa. En vez de arrepentimiento se ofrece un burlesco regodeo. Algunos políticos, coreados por sus periodistas áulicos, han hecho de la tergiversación falaz un verdadero arte. Sin el mínimo rubor basan su éxito en la manipulación y la demagogia. Repiten tantas veces la misma mentira que logran convertirla en pseudo verdad. Estamos hartos de comprobarlo a diario. Anson, Campmany, Albiac, Ussía, Carrascal, Jiménez Losantos, Alonso de los Ríos, Torró, Alemany y otros brillantes columnistas lo denunciaron magistralmente. Yo me ceñiré sólo a denunciar las trolas contra la cultura valenciana y balear.

 El Sr. Moratinos, al reconocer a Valencia su genuina lengua valenciana, ha atinado plenamente. En cambio, las insaciables huestes pancatalanistas (pongo «pancatalanistas» en contraposición a los muchísimos catalanes normales que reconocen la verdad como es: lo catalán para Cataluña, lo valenciano para Valencia, lo balear para Baleares) han protestado estruendosamente. Estos obesos nacionalistas se empeñan en que la Historia sea como ellos quieren que sea, no como realmente fue y es: «La comunidad científica ha dejado muy claro desde hace bastante tiempo que hay un solo idioma, el catalán... Científicamente está resuelto y admitido por todo el mundo». (Artur Mas, DDV 06/10/04) ¡Qué descansado habrá quedado después de esta deposición!
 No sabía que los intelectuales pancatalanistas fueran «todo el mundo». Sé, sin embargo, que científicos de la autoridad de Menéndez Pidal, Madariaga, Sánchez-Albornoz, Unamuno, Ubieto y Álvaro Santamaría no dicen esto en sus obras. No comulgaron con las ruedas de molino con que extasiados comulgan borreguilmente tantos y tantos valencianos y baleáricos.

 Políticamente hablando, Cataluña es obra del siglo XVI. No pudo dar lengua ni costumbres antes de su constitución geopolítica. A pesar de mi insistencia machacona ninguna autoridad política, ningún rector de universidad, ningún pancatalanista famoso ha contestado a algo tan elemental como decir cuáles eran los límites, los habitantes y los gobernantes que tenía Cataluña en 1229 (conquista de Mallorca) y 1238 (conquista de Valencia). Sólo me han llegado algunas censuras peregrinas: Teorías «disparatadas» superadas por estudios superiores. ¿Dónde están estos estudios? ¿Quién los firma?... El XVI Congreso Internacional de Lengua y Filología Románica, que aduzco para demostrar la falacia de ese «todos los científicos del mundo», no merece ninguna consideración, nadie con seriedad y rigor lo puede tener en cuenta... No creo que puedan aceptar tamaña descalificación sus organizadores: Badía i Tamarit, rector de la Universidad de Barcelona; Borja Moll, rector del Estudio General Luliano; Anna Moll, secretaria; y Comité Técnico, entre los que encontramos celebridades como Emilio Alarcos, Jean Roudil y Helmut Lüdtke... Es cierto que a los pancatalanistas el tiro les salió por la culata. De 723 congresistas sólo 36 firmaron el documento que afirmaba la unidad de la lengua catalana. De los 687 que no firmaron destaco algunos nombres: Karlo Budor, Zagreb; Silvia Faitelson, Québec; Ulrike Vom Bruck, Munich; Flora Klein, Georgetown, USA; Norioski Miyake, Japón; Jorge Stepanov, Moscú; Bernard Pottier, Sorbona; Ettore Finazzi, Roma. ¡Frente a estos 687, los 36 son «todo el mundo científico»! Además, los pobrecillos no tienen seriedad ni rigor... Los que no tienen seriedad ni vergüenza son los que tergiversan y manipulan la auténtica verdad y la verdadera ciencia.

 Recordando al mencionado Sr. Moll, he dicho alguna vez que en sus escritos juveniles, igual que en los del valenciano Sanchis Guarner, se defendía a ultranza la propia lengua autóctona. Ambos a partir de 1970 cambiaron radicalmente esta actitud. Por hacer este comentario me dicen que insulto y descalifico a personajes ilustres. Jamás podrán demostrar que miento. Fui alumno universitario de don Manuel Sanchis Guarner, nos teníamos mutuo aprecio. Sentí vergüenza ajena cuando en 1972, después de recibir el premio de las Letras Catalanas, se erigió en el abanderado del catalanismo en Valencia.

 No entiendo tampoco que el Gobierno balear sea tan catalanista. Mientras los valencianos el pasado día 15 se manifestaban en Madrid «¡Som valancians, mai catalans! ¡Valencià, sí; mai català!» leo «El Consell de Gobern aprobó ayer un decreto que regula la exigencia del conocimiento de la lengua catalana a los funcionarios con habilitación de carácter nacional» (LA RAZÓN, 16/10/04, pág. 36). En vez de corregir las manipulaciones históricas demostradas se aferran al error.

 Y por si tanta manipulación lingüística no fuera suficiente, se nos descuelga el «pérez» Carod amenazando con que si Cataluña, como región «histórica», no tiene trato privilegiado en los Presupuestos, el Gobierno deberá atenerse a las consecuencias. Era la «Marca Hispánica», creada por Carlomagno para que, como tierra «tapón», impidiera a los árabes volver a penetrar en Francia. En cambio, tanto Baleares como Valencia eran famosos y florecientes reinos moros con sus gobernantes, instituciones, lengua y moneda. Repito la queja de Ibn Sïdah, el moro más sabio del reino taifa de Denia-Baleares «¿cómo no he de cometer errores yo, estando tan alejado de la pureza de la lengua árabe y debiendo vivir rodeado de gente que habla romance?» Dos siglos antes de su reconquista Valencia y Baleares tenían lengua romance... ¿A qué viene esta falacia de que Cataluña es región especialmente «histórica»? Su suerte «histórica» es que fue la primera en industrializarse. «Si la industrialización española se hubiera iniciado en Málaga o Sevilla, el nacionalismo catalán y vasco no sería tan agresivo», dijo Payne, el pasado verano. En el fondo siempre existen motivaciones económicas. Cataluña sabe muy bien que si a su riqueza suma la de Baleares y Valencia será la más fuerte y poderosa. Podrá lograr su ansiada independencia. Vale la pena tergiversar, traicionar, mentir. ¡La interminable manipulación de la Historia!


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