viernes, 4 de marzo de 2011

PER UNA RACV SENSE COMPLEIXOS



Per Joan Ignaci Culla
President de Renaixença Valencianista
Publicat en Las Provincias (12/04/05)

Aunque tarde, parece que la RACV, ha reaccionado i a decidido expulsar a: Artur Ahuir i a Angel Calpe, i obrir expedients a Alfons Vila i Ramon Ferrer, todos ellos miembros de esta Institución, i que con su espléndidamente gratificada aportación, han contribuido en el genocidio de la lengua valenciana, el pasado 9 de febrero, al firmar las bases de unificación de la lengua, en ese nido de catalanistas que es l’AVL.
Y digo tarde, porque tendría que haber sido “insofacto”, como así se le demandaba, incluso desde estas mismas páginas. No se podían admitir las excusas que algunos representantes de la RACV, esgrimían (no sé si para justificar o justificarse) aludiendo que la presencia de estos sujetos, no era en representación de ésta, sino que obedecía exclusivamente a nivel personal, por más que desde todos los sectores y medios de comunicación, siempre incluían la coletilla de: “el sector de la RACV”, lo que evidenciaba una clara conexión y complicidad.
Cosa que por otro lado a nadie sorprendía, ya que la aportación sobre todo de Ahuir i Calpe (i la de alguno más que de momento obviaremos), no era precisamente la de “poner una vela a Dios y otra al diablo”, sino solamente al “Bencubú” de la barretina. De todos es sabido que la aportación de éste grupo de “cruzapuentes” en la Seccio de Llengua i Literatura de la RACV, era entorpecer, por no decir boicotear, lo que los otros miembros de dicha Seccion, amantes i respetuosos de la lengua valenciana, además de ser los únicos entendidos (Chimo Lanuza, Llepolt Penyaroja, Toni Fontelles, Manuel Gimeno, Josep Giner), proponían. Sus decisiones, han ayudado a fragmentar aún más el valencianismo, como la incorporación de acentos, que no ha sido fruto de la discusión y el consenso, que sería lo lógico y lo razonable, sino más bien a lo que pretendían fuese una aproximación ( por fidelidad) a la normativa de l’AVL, y al mismo tiempo, con el fin de poder seguir publicando con ciertas garantías de subvención, de ahí que únicamente cuatro entidades afines a ellos, lo han respaldado, manteniéndose las demás al margen, como no podría ser de otra manera.
Es decir, que esta decisión de expulsión i de expedientes, que esperemos y deseamos también acaben en expulsión, ya que no se comprendería de otra manera, puesto que Ferrer, colaboró directamente en la elaboración del dictamen, i Vila buscó (¡o no¡) la excusa de ausentarse al servicio justo en el momento de la votación, más para tener una excusa que por convicción; será motivo para felicitarnos y felicitar a la RACV.
¿Y Ahora qué? Pues una vez recuperada la coherencia y la lógica que debe imperar en la que debe ser (que no lo ha sido) la senyera del valencianismo, la RACV, se impone reestructurar i dotar de mayor contenido a la Seccio de Llengua i Lliteratura. Esto se posibilitaría si los nuevos miembros a designar para cubrir la plazas vacantes, fuesen de reputación intachable en la lealtad a Les Normes del Puig, cosa que de no ser así, ni se comprendería, ni se aceptaría por el mundo valencianista, ya que estamos bastantes artos de comprobar como se utilizan algunos puestos o bien para promoción personal, o para reconvertirlos en nómina. Estos nuevos miembros, junto a los expertos anteriormente citados, dotarían y recuperarían el prestigio que nunca debió perder esta sección, por culpa de los que no creían en ella. Eso, y el poner al frente (para cubrir la vacante del Pare Costa), a una persona de reconocido prestigio i de lealtad incuestionable, como podría ser Lleapolt Penyaroja, que contaría con el respaldo unánime de todas la Entidades Culturales.
Es el momento de la reafirmación valencianista, como lo es también el que la RACV, baje de su Olimpo, y se aproxime y cuente con los que realmente le dan sustento. ¿Por qué de que serviría una RACV, si por sus actuaciones no tuviese a nadie que las respalde? ¿De qué sirve modificar una Normativa, sin el respaldo lógico, para que se asuma? ¿De qué sirve mantener una RACV, si su único fin se fundamenta en crear lazos de aproximación con el poder establecido, que no a la realidad del pueblo valenciano? ¿De qué sirve una RACV, vacía de contenidos, si su mayor postulado no es luchar por la dignidad de la lengua valenciana?
Es el momento de quitarse los complejos y de tomar las decisiones oportunas, para que todos tengamos la sensación que remamos en el mismo sentido, cosa que no ha ocurrido, desgraciadamente, en tiempos pasados. Si eso se logra, además de contar con todo nuestro apoyo y colaboración, habremos conseguido lo que nunca tuvo que perder, ser el auténtico referente del valencianismo.

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