Por Ricardo
García Moya
Las Provincias 15 de Diciembre de 1996
Unos lectores de LAS
PROVINCIAS (6-XII-96) se interesaban en EI Cabinista por el "albalat del Turia",
hecho que me reconforta. Me explico: hasta ahora, cuando he dado a conocer noticias
como el secuestro en el mál Ilamado Archivo de la C. de Aragón (nombre impuesto cuando ya no existía tal
estructura política) de los documentos del Reino de Valencia robados por Na-
poleón en Simancas, y taimadamente devueltos a Cataluña, contrariando órdenes
reales, siempre habían caído en saco roto.
Respecto a "¿Qué es el
albalat?" sólo puedo contestar que, sin duda alguna, es el nombre va-
lenciano de una planta de las que formaban la flora del Guadalaviar. Lo pueden
comprobar en el fondo antiguo de la sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de Madrid. Allí tienen "La breve y sumaria relación de la vida,
muerte y milagros del venerable Pres. Mos. Fr. Hier. Simón Valenciano"
(Signatura R. 3/67.912)
de Domingo Salcedo, impresa por
Felipe Mey en Segorbe el año 1614. En los versos 47 y 48 leemos: "lo trebol lo poliol, lo albalat, lo
almoraduix y lo mandastre oloros" (p. 195) como plantas del Turia.
Respecto a su denominación botánica -o en castellano, catalán y
gallego- no tengo medios para averiguarlo. Mi equipo asesor se reduce a una
infiel caniche que sólo investiga aromas de guisos y,
para asuntos serios,
un Sant Vicent Ferrer
decimonónico que heredé de mis tías relojeras de la Bolsería. Tampoco mis
contactos con el mundo cultural pueden ayudarme, pues són más escasos que los
de San Pacomio en la Tebaida egipcia. Y tengo motivos para
ello.
Les cuento mi último escarceo por la selva cultural. Cuando
localicé la "Marcha
Patriótica del Exército del Reyno
de Valencia", me pareció un hallazgo interesante, pues podría acompañar
me- diante su orquestación -además del Himno Regional- en actos solemnes como
los del 9 de octu- bre (para que no fuera todo música de pasodobles).
Nadie, absolutamente nadie en el melómano Reino de Valencia (salvo
LP) se interesó por el tema. Ningún
profesor de música, ninguna banda de ciudad, villa o viIlorrio; ni siquiera a
Manolo el del Bombo le picó la curiosidad sobre la melodía que acompañó a
nuestros antepasados cuando se liaron
bayonetazos con los franceses por Burgos, Soria, Navarra y Zaragoza.
Igual que con "Señeras
valencianas y pendones catalanes", inicié una humillante
peregrinación, ofreciendo (gratis, por supuesto) la composición militar del
Reino; hasta acabar en manos de un ca- tedrático del Conservatorio de
Alicante. Entregado el
documento escuché unas palabras -creo que company y vesprada, en lugar
de companyer y vesprà- que indicaban su contaminación inmersora, y el ridículo
que estaba haciendo un servidor.
Ha pasado más de un año. Sospecho que la partitura está en poder
del enemigo y no sé nada de la "Marcha del Exército del Reyno". No me
sorprendería que la estrenaran
-orquestada a ritmo
de sardana- en el Palau de la Música
de Barcelona. ¿Comprenden por qué
me alegra que, en El Cabinista, algún valenciano se interese por el albalat del
Turia?
Si la Universidad de Eliseu Climent -antes Ilamada de la Virgen de la Sapiencia- no gastara
miles de millones en catalanizar a nuestro Reino, seguro que algún
departamento (Botánica, Ingeniería Agrónoma, Historia de la Ciencia,
etc.) habría resuelto el problema del albalat. Pero es más cómodo limitarse a
copiar los nombres vegetales que legaliza
el Institut d'Estudis Catalans en sus diccionarios.
Sin ir más lejos, el miércoles 4 de diciembre apareció por Agrónomos el Premio
Nobel Miquel Vilalta, secretario de la Unió de Llauradors y Ganaders del Reino de
Valencia (lo traduzco para que lo entiendan, pues ellos dicen no sé qué de
"ramaders" y de "país") para impartir una conferencia sobre
el agua y el proceso de paz en Palestina; aunque en el folleto anunciador
encontramos la inocente inclusión de una poesía en catalán. Los temas que
preocupan a Miquel Vilalta son:
proceso de paz en Palestina, desarrollo rural en Oued Malha (Marruecos); centro de planificación familiar en
Amman (Jordania); desarrollo integral de la tribu de los Beni Rachen; cooperativa de miel en Xauen,
etc. Es decir, nada de la Vega Baja, el Maestrazgo, el poliol, el albalat o las
propiedades de la matapusa.
Y último parte de la Batalla de Valencia. ¡Vaya desconcierto que
ha motivado la aparición del nombre "albalat"
entre los batallones inmersores! Sus
circuitos mentales no conciben que el general
Corominas desconozca el término, y que el tren de suministros -más conocido
como Diccionari valencià-català- balear
de Moll- tenga la armería vacía en el mismo asunto.
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