Autor: Juan Vanrell Nadal
Desde hace tiempo, un día sí y otro también, los mass media españoles nos indignan con noticias delirantes de un catalanismo obcecado: En las escuelas sólo se apoya el catalán y se margina el español; comisarios en los recreos para castigar a los alumnos que no usan el catalán; dificultar al máximo el uso del español y premiar el del catalán; suspender el examen por hacerlo en español; multar descaradamente a comercios y empresas por no rotularse en catalán; subvenciones millonarias dedicadas a la expansión y uso del catalán; y así tenemos un larguísimo etcétera. El Círculo Balear tuvo que hacer el pasado 30 de mayo una importante manifestación en Palma, muy bien respondida por los mallorquines, en contra de semejantes tropelías inconstitucionales.
El pasado 20 de febrero estuve en Mallorca. Aprovechando este viaje, “Radio fiesta”, dirigida por emigrantes y destinada a los mismos, me invitó a participar en su programa cultural de los sábados. La tertulia de este día estaba integrada por una mejicana, una argentina, una venezolana, una magrebí y este mallorquín. La presentadora mejicana me dio una efusiva bienvenida. En mi saludo agradecido adelanté que iba a desmontar la mentira infame que hace catalán lo que siempre ha sido mallorquín. Muy amablemente me interrumpió la presentadora, porque estábamos en el acto de presentación… Terminada ésta, en la pausa dedicada a la publicidad, la presentadora, con esta dulce cadencia del habla mejicano, me dijo sofocada: “Ay, Sr. Vanrell, por favor NO DIGA NADA DE ESTO DEL CALALÁN PORQUE NOS CERRARÁN EL PROGRAMA. Defienda Vd. Y ensalce el mallorquín lo que quiera, pero no ataque para nada el catalán”. Deduje que la emisora sería propiedad “altruista” de una ONG catalana…
Lógicamente, no volví a hablar para nada de Cataluña. Puse todo mi empeño y todo mi énfasis en demostrar que el balear es una lengua milenaria, cuyo artífice y protagonista era el propio pueblo balear. Hablé del “BALEARICUM ELOQUIUM”, bimilenario… Expliqué la maravilla lingüística del balear por ser la única lengua románica que tiene dos demostrativos latinos para su artículo determinativo: “ipse-a-um” para lo genérico (es carré, ets hòmos, sas dònas, s’aygo, es cà, sa cussa) y el “ille-a-ud” para lo único y grandioso (el cèl, la terra, el bon Jesús, la Mare de Déu, las duas)… Expuse que era una lengua eminentemente oral, si bien también tenía ortografía propia muy cercana al latín, como es escribir sólo lo que se pronuncia y mantener la terminación “AS” latina para los femeninos plurales… Las tertulianas me escuchaban con notoria fruición, máxime cuando eufórico terminé: “Los mallorquines han de estar orgullosos de su lengua. No deben perderla nunca porque es un gran tesoro de la Lingüística y una gran joya de la Filología”. Mientras las tertulianas me felicitaban, hubo una llamada externa: “Sr. Vanrell, es muy hermoso cuanto nos ha dicho. Por esto mi pregunta es por qué a nuestros hijos y a nosotras mismas se nos impone el catalán en vez del mallorquín”. Mi respuesta fue ágil: “Esto sólo es cuestión de los políticos, no de la ciencia. Yo como filólogo he de sembrar y defender la verdad, y la verdad desde la ciencia filológica es que el balear es un portentoso tesoro cultural”...
Ahí tienen mis lectores una historia más de un pancatalanismo ofuscado que nos asfixia desde la mentira histórica y desde la incultura filológica. Los valencianos y los baleáricos hemos de estar en perenne vigía. Seguro que los admirables jóvenes del GAV y a están en alerta.
El pasado 20 de febrero estuve en Mallorca. Aprovechando este viaje, “Radio fiesta”, dirigida por emigrantes y destinada a los mismos, me invitó a participar en su programa cultural de los sábados. La tertulia de este día estaba integrada por una mejicana, una argentina, una venezolana, una magrebí y este mallorquín. La presentadora mejicana me dio una efusiva bienvenida. En mi saludo agradecido adelanté que iba a desmontar la mentira infame que hace catalán lo que siempre ha sido mallorquín. Muy amablemente me interrumpió la presentadora, porque estábamos en el acto de presentación… Terminada ésta, en la pausa dedicada a la publicidad, la presentadora, con esta dulce cadencia del habla mejicano, me dijo sofocada: “Ay, Sr. Vanrell, por favor NO DIGA NADA DE ESTO DEL CALALÁN PORQUE NOS CERRARÁN EL PROGRAMA. Defienda Vd. Y ensalce el mallorquín lo que quiera, pero no ataque para nada el catalán”. Deduje que la emisora sería propiedad “altruista” de una ONG catalana…
Lógicamente, no volví a hablar para nada de Cataluña. Puse todo mi empeño y todo mi énfasis en demostrar que el balear es una lengua milenaria, cuyo artífice y protagonista era el propio pueblo balear. Hablé del “BALEARICUM ELOQUIUM”, bimilenario… Expliqué la maravilla lingüística del balear por ser la única lengua románica que tiene dos demostrativos latinos para su artículo determinativo: “ipse-a-um” para lo genérico (es carré, ets hòmos, sas dònas, s’aygo, es cà, sa cussa) y el “ille-a-ud” para lo único y grandioso (el cèl, la terra, el bon Jesús, la Mare de Déu, las duas)… Expuse que era una lengua eminentemente oral, si bien también tenía ortografía propia muy cercana al latín, como es escribir sólo lo que se pronuncia y mantener la terminación “AS” latina para los femeninos plurales… Las tertulianas me escuchaban con notoria fruición, máxime cuando eufórico terminé: “Los mallorquines han de estar orgullosos de su lengua. No deben perderla nunca porque es un gran tesoro de la Lingüística y una gran joya de la Filología”. Mientras las tertulianas me felicitaban, hubo una llamada externa: “Sr. Vanrell, es muy hermoso cuanto nos ha dicho. Por esto mi pregunta es por qué a nuestros hijos y a nosotras mismas se nos impone el catalán en vez del mallorquín”. Mi respuesta fue ágil: “Esto sólo es cuestión de los políticos, no de la ciencia. Yo como filólogo he de sembrar y defender la verdad, y la verdad desde la ciencia filológica es que el balear es un portentoso tesoro cultural”...
Ahí tienen mis lectores una historia más de un pancatalanismo ofuscado que nos asfixia desde la mentira histórica y desde la incultura filológica. Los valencianos y los baleáricos hemos de estar en perenne vigía. Seguro que los admirables jóvenes del GAV y a están en alerta.
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