LA LENGUA VALENCIANA EN LAS "ESPAÑAS"
Autor: Pere Martí Martínez
Son muchos los años (por no decir
décadas) que los valencianos venimos padeciendo un ataque brutal e
injustificado, un intento de anexión cultural, de suplantación lingüística, de
tergiversación y de manipulación de la historia de nuestro glorioso pueblo, el
antiguo e hispánico reino de Valencia.
Todo esto, en aras de una
supuesta inmersión «pseudocientífica» que pretende unir lo que nunca ha estado
unido y, sobre todo, en catalanizar lo que nunca fue ni ha sido catalán.
Años llevamos bregando muchos valencianos
(unos de nacimiento y otros por vecindad) en una lucha que bien mirado es
surrealista y carente de sentido, porque las evidencias son tan grandes a favor
de la autenticidad e independencia de la lengua valenciana respecto del
catalán, que parece absurdo seguir como seguimos en muchos ámbitos de la
sociedad, tanto valenciana, como española; incluso comunitaria y extranjera.
¿Por qué, si tenemos un Estatuto
de Autonomía, en donde se reconoce la existencia de la lengua valenciana, las
instituciones del Estado, editoriales, Administraciones, partidos políticos y
demás entidades, tanto públicas como privadas, sistemáticamente conculcan la
ley, y no reconocen la lengua, la quinta (euskera, español, catalán, gallego y
valenciano) según la Constitución y los correspondientes Estatutos de
Autonomía? Gracias a Dios, nuestro sistema jurídico actual, reconoce y ampara a
la lengua valenciana. El Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana, en
su séptimo artículo, punto uno dice textualmente: «Los dos idiomas oficiales de la Comunidad Autónoma son el valenciano y
el castellano».
Y en el punto dos del mismo
artículo, remarca: «la generalidad
Valenciana garantizará el uso normal de ambas lenguas, y...» En general,
todo el artículo séptimo reconoce la legitimidad de la lengua valenciana,
porque si tiene siete puntos, en los siete reconoce la denominación de lengua
valenciana.
Por todo esto, y desde esta
tribuna pública de LA RAZÓN he querido hacer partícipe a muchas otras personas
que (fuera del ámbito social valenciano) desconocen la ridícula situación en
que vive la sociedad valenciana, y que por extensión también afecta y padecen
los españoles.
Es por esto, que, ni histórica,
ni cultural, ni social, ni política, ni lingüística, ni económica, ni jurídica,
ni sentimentalmente... ni en ningún otro orden posible que pueda darse, lo
valenciano derive o provenga exclusivamente de Cataluña.
Ya que como bien lo definió el
ilustre profesor y catedrático de la Universidad de Valencia, Julián San Valero
Aparisi, decano de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV), «la valencianidad es el resultado de la
combinación del romanismo, islamismo y neocristianismo».
Y esto cualquier persona puede
corroborarlo documentalmente en los miles y miles de documentos y textos
existentes que lo evidencian. Siempre y cuando (también es verdad) estos textos
no hayan pasado por la apisonadora normalizadora del aparato «pancatalanista»
que hace y deshace, tergiversa y censura a su antojo.
Es falso pues, el pretender que,
Valencia (la actual Comunidad Valenciana) es catalana porque «habla», (ya que
la mutua inteligibilidad, por si sola, igual que el parecido de sus estructuras
no justifica la unidad de las lenguas, ya que ambas provienen del latín)
«piensa», y mantiene ciertas «similitudes» y «afinidades» con lo catalán. Que
por otro lado «podrían» ser lógicas, si pensamos que pertenecimos a la misma
Corona de Aragón, que mantenemos una proximidad geográfica evidente, y que
nuestra evolución paralela, ha hecho del catalán y del valenciano, dos ramas
diferentes pero claramente hermanadas.
Pero si es la personalidad
valenciana la que sufre las peores embestidas, es la lengua valenciana, donde
el ataque es total. Si no, consulte su diccionario enciclopédico e intente
buscar la denominación de lengua o cultura valenciana, busque algún autor
clásico valenciano (Ausias March, Joanot Martorell, etcétera). Todo aparece
bajo el epígrafe de «catalán».
Exceptuando, como siempre, algún honroso caso, que como se suele decir confirma la regla.
de las tesis lingüísticas
valencianistas, mal llamadas secesionistas (las que pretenden «secesionar» el
valenciano del catalán, cuando es público y notorio que no han estado nunca unidos)
sin dar pie al lector, la posibilidad de comprobar la existencia secular de la
lengua valenciana, diferenciada clara y meridianamente de su lengua hermana, la
catalana.
Para esto, sólo bastaría con que
se pasara una temporada en tierras valencianas para ver y comprobar el léxico
empleado, los giros, modismos y las expresiones, así como su fonética, la cual
debe estudiarse para aplicar a su vez una correcta ortografía y gramática. su
flexión verbal, etcétera.
En este sentido, Salvador de
Madariaga, en su libro «España» (pág. 186), escribe: «Valencia no quiere ser otra cosa que Valencia. Su lengua difiere lo
bastante para poder permitirse gramática y vocabularios propios, si sus
literatos quisieran construírselos».
Es muy importante, en este
sentido, recordar que la lengua valenciana (lengua románica) fue la primera
lengua hispánica en tener un Siglo de Oro en su literatura, esplendor literario
contemporáneo del italiano, pero mucho anterior que el castellano, el
portugués, el inglés y el francés, y no así el catalán, que nunca ha tenido tan
alto privilegio.
Así, hay que destacar también
(como importante documento) que el primer libro literario impreso en toda
«España» fue escrito en su gran mayoría en lengua valenciana y titulado «Trobes
en lahors de la Verge maria», del año 1474, en la imprenta valenciana de
Lambert Palmart.
La voluntad idiomática del pueblo
valenciano también es decisoria, pues siempre ha tenido convicción de hablar y
tener como medio de expresión una lengua, y esto ha sido desde bien antiguo,
como podemos comprobar en esta brevísima lista (la relación completa de nombres
sería inacabable) de personalidades, intelectuales y escritores clásicos
valencianos, aragoneses y catalanes de los siglos XIV, XV y XVI que siempre
expresaron explícitamente el hecho de escribir en lengua valenciana y usarla en
sus obras.
Valencianos: San Vicent Ferrer,
Bonifaci Ferrer, Fra Antoni Canals, Sor Isabel de Villena, Joan Esteve, Joanot
Martorell, Joan Roig de Corella, Lluïs de Fenollet, Miquel Pérez, Bernardi
Vallmanya, Fra Tomas de Vesach, Pere Antoni Beuter, Rafael Marti De Viciana,
Gaspar Escolano, Pere Jacint Morlà, Pere Esteve, etcétera.
Catalanes: Onofre Pou, Joan
Lorenc Palmireno, Joan Bonlabi, Fra Francesc Eximenes, Jeroni Amiguet y Fra
Josef de Jesus, este último aragonés.
Creo, pues, en este breve
espacio, haber demostrado que sí existen argumentaciones más que suficientes
para plantearse al menos dudas más que razonables sobre el planteamiento
«pancatalanista», ¿no?
Finalmente, es conveniente
aclarar para evitar posibles malos entendidos que la mayoría del pueblo
valenciano nada tiene en contra de nuestros vecinos del norte los catalanes, y
tampoco somos (los que como yo defendemos estas tesis y razonamientos) antinada
y mucho menos anticatalanistas como se nos ha calificado en muchas ocasiones en
un intento de descalificar nuestros planteamientos y de paso a nuestra persona.
Es más, algunos valencianos,
entendemos su celo y afán de protección y defensa por lo que les es propio y
natural, y admiramos (como es mi caso) ese sentimiento de defensa exacerbada de
su identidad histórica, política, cultural e incluso ese egocentrismo malsano
que a veces (las más) no es del todo constructivo. Pero nos oponemos a que nos
catalanicen y nos quiten lo nuestro, a que nos cambien el gentilicio, nos
conviertan en una variante y sucursal de Cataluña cuando nunca ha sido así, y
alteren la historia a nuestra costa para engrandecer la suya. Con todos los
respetos si Cataluña es una nación, más lo es Aragón, y por supuesto el Reino
de Valencia.
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