Ricardo García Moya
Diario de Valencia 6 de Enero de 2002
No ganamos para sustos. El otro día, el diario catalán
Levante salía con un gran titular, al que servidor añade marco expresivo:
“¡Guauu, guauu, noticia del día, guauu, guauu: El Vaticano no reconoce la
competencia de la AVL en textos litúrgicos, guauu, guauu!”. ¡Qué horror, Dios
mío, qué tragedia para la izquierda obrera e intelectual! Esto es grave , ya
verán. Los motilones de Saó, encolerizados ¿crearán otro Vaticano paralelo, con
subvención de la Generalidad, para poder publicar todo en catalán?,
¿proclamarán papisa a Ascensión, arzobispo a Hauf y ostiario a Eliueu Climent?
Dejemos, en fin, la vil ironía. Como es sabido, el diario catalán Levante es
como el perro que controla el rebaño. Ahora pretende con un titular en primera
plana acojonar a la Iglesia con sus tretas, ya que la lengua que defiende el
diario Levante es la de su amo barcelonés: el catalán, no el valenciano. El
Ferrán sabe que la AVL es un supositorio sardanero introducido para aplastar
cualquier discrepancia sobre la imposición del catalán y liquidación del
idioma valenciano.
Tengo aquí un texto litúrgico en valenciano clásico,
impreso en Venecia en 1490. Se trata del Psalteri de Roiç de Corella, escritor
que escribía “en lengua valenciana” (Cartoxá, 1496). El psalteri, como obra
medieval, difiere del valenciano moderno, pero sirve en nuestro caso para
demostrar la conexión entre la lengua religiosa de 1490 y la valenciana del
2002. Los catalanes usan estos impresos para justificar construcciones y léxico
actuales, ya que los clásicos valencianos eran modelo para el condado (p.e., el
Cartoxá de Corella se reedita en “valenciana lengua” en Barcelona en 1518).
Los filólogos del IEC seleccionan lo que les conviene, descalificando la sintaxis,
morfología y léxico que políticamente no les interesa por su cercanía al
castellano o, generalmente, por coincidir con el valenciano moderno que intentan
liquidar.
En la prosa religiosa valenciana clásica hallamos el
satanizado neutro “lo”, que el Vaticano debiera autorizar en los textos
litúrgicos en lengua valenciana actual (en la catalana no nos afecta su
supresión). En el primer folio del salterio impreso por el judío tudesco Johan
Hertzog en Venecia, leemos: “en tot lo que fará” (Psalteri, 1490). En la
prosa litúrgica abunda la referencia a “els fels e infels”, alusivos a la
aceptación de la fe. Lo que no encontramos es la grafía “fidel” en ningún
escritor valenciano clásico, renacentista o barroco, salvo en casos de evidente
castellanismo, pues aparte der recordar al presidente cubano, fidel es más
castellano que el Cid y fue habitual en la prosa de Berceo y compañía. Por el
contrario, Sant Vicent decía hacia el 1400: “Deu es fel e just”(Quar.,75,71).
En el
salteri de 1490 hacen acto de presencia el pronombre “yo” (no “jo”), el
adverbio “hui” (no avui), el sustantivo “juhi” (no judici), verbos con
morfología valenciana “foren descuberts, han ubert, boca uberta, la mort nos ha
cubert, perque sapia” (no descobert, obert, cobert, sápiga), construcciones
como “al entorn” (no “al voltant”), pluralizaciones correctas: “los fills dels
homens; tots los termens”. Algún sustantivo abstracto, “la sua granea”, que
anticipa la forma viva actual “la seua grandea” (no grandesa), y otros que concuerdan:
“bellea, redonea” (no bellesa, rodonesa). A los niños valencianos se les enseña
que el riñón debe llamarse “ronyó”; pero es falso, ya que en lengua valenciana
coloquial, culta y litúrgica era y es “renyó”, como aparece en el salterio:
“los meus renyons”. Igual que en los misterios religiosos de Timoneda, el
salterio sólo conoce la voz “maravella” (no meravella), y las construcciones
“en terra, en Venecia”, son opuestas a las de la liturgia catalana y de
Ascensión: “a terra, a Venècia”. Respecto a la prohibición catalana de la ch
valenciana, lógicamente en el salterio no se tiene en cuenta: “lo Senyor
guarda los chiquets, illumina e dona enteniment als chiquets”. La lengua
litúrgica valenciana no usaba “estimar"para expresar el amor místico y
humano, sino “voler” y “amar”: “Senyor, yo he amat la bellea”(Salteri,1490).
En los textos religiosns valencianos
hay conceptos geográficos, “la redonea del mon” (Psalteri, 1490), y otros que
sorprenden. Así, en los autos de Timoneda inspirados en los evangelios se cita
al siniestro “lladre de sanch humana” (Mist. de la Iglesia, 1569) donde figura
el sustantivo “sanc” (no “sang”) . El idioma valenciano de los textos
religiosos es tan robusto como el de la prosa profana, creando voces como
“atonit” (Mist. Emaus, 1569), al unísono con otros idiomas o anticipándose a
ellos. Así, el verbo “llastimar” presente en el Misterio de la Iglesia: “y la
veu tan llastimada... están llastimats” (a.1569) no aparecerá en catalán hasta
1631 y en términos muy exóticos para nosotros: “som restats mul (sic)
llestimats” (DECLLC). Aunque los textos litúrgicos y jurídicos arrastraban
arcaísmos, poco a poco se actualizaban siguiendo la lengua viva. En el
“Misterio de la Iglesia”, Timoneda usa la forma “solicit” (no
"sol-licit"), respetando la grafía de Martorell, “solicitava la
gent”, y mantiene la clásica morfología en "desijar”, sin la pegajosa “t”
que la inmersión adosa a tutiplé.
Los autores de textos de la ESO y Universidad babean
ante las órdenes idiomáticas del Principat de pacotilla, y se avergüenzan
hasta de nuestro título histórico de Reino. En fin, si tuviéramos algún politico
que nos defendiera y no nos tomara el pelo, los textos litúrgicos estarían en
idioma valenciano moderno, incluyendo los neologismos propios, igual que
sucedía cuando éramos libres. Los descomunales diccionarios etimológicos que el
ejército de filólogos del IEC ha elaborado -nadando en océano de millonarias
subvenciones-, olvidan registrar la génesis de vocablos valencianos que
posteriormente pasaron al castellano y catalán. Ejemplo de ello lo ofrece el
Misteri de Emaus (a.1569), donde a continuación de “fet per Timoneda” leemos la
frase “son interlocutors” con el neologismo “interlocutors”, cultismo que el
catalán no incorporaría hasta el año 1805. Derivado del latín tardío “interloqui”,
lo utiliza Erasmo en 1513, siendo Timoneda quien lo aplica en 1569 con el valor
de “personajes que hablan en un diálogo” (en castellano lo utiliza Quevedo, ya
en el XVII).
En fin, el simpático San Zaplana seguirá otorgando la
custodia cultural de los blandos valencianos a los lobos catalaneros, que
devoran todo siguiendo el ejemplo de sus maestros. Fíjense que el catalán
Corominas, al tratar sobre el vocablo
dice: "el valenciano Joanot Martorell afirma en 1487-39 que en
catalán lo conocían ya hasta los muchachitos” (DCECH). Martorell cita el
valenciano, inglés y portugués, pero jamás alude al catalán, sea en las cartas
de 1437 o en cualquier otro escrito. ¡Vaya bolas que inventaba el travieso
filólogo! ¿Joanot Martorell defendiendo el catalán? Ni que fuera un Rafael
Alemany o Palomero cualquiera. Lo malo es que no hay tribunal ni Sindic d’Agravis
que impida el saqueo idiomático.
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