AUTOR: GUILLERMO DUPUY
(Nomes versio en Castellà · Solo versión en
Castellano)
No contentos con que el Gobierno socialista
haya respaldado su costosa e innecesaria iniciativa de reclamar en la UE la
oficialidad de las lenguas de España, los socios independentistas de ZP y
Maragall han emprendido una furibunda y agresiva campaña contra la inclusión
del valenciano junto al catalán, el gallego y el euskera. Se reabre así un
debate entre Cataluña y la Comunidad Valenciana que no ha terminado nunca de
estar cerrado. No les quieren dar agua pero se quieren apropiar de su lengua.
En el resto de España se cometería un error
quitando importancia este asunto como una mera cuestión de nombres. Porque
junto a este debate que pretende ser meramente filológico —y en el que, como
veremos, también se trampea— van unidas las conocidas pretensiones
expansionistas del nacionalismo catalán y su irrenunciable deseo de borrar la
autonomía propia de la Comunidad Valenciana en beneficio de ese invento
antihistórico y delirante conocido como los “Països catalans o la Catalunya
Gran”. La defensa de la lengua y cultura valenciana, aunque no exenta de los
rasgos colectivistas de toda reclamación identitaria, es mucho más abierta y
tolerante que la catalana. Más que enfrentarse a la española, trata de no
quedar supeditada y ninguneada por la catalana.
Carod-Rovira ha asegurado que esto “sólo es
una cuestión de nombres” y, displicente, ha calificado de “ridículo científico
y académico” distinguir entre el valenciano y el catalán. Aunque no vamos a
negar que el pancatalanismo académico —de la mano, por cierto del político—
está muy infiltrado incluso en universidades valencianas, que no se arrogue
tanta autoridad científica. Ahí están todas las obras medivales en donde se
empieza a escribir y a traducir del latín en “llengua valenciana”. Y eso por no
hablar de la autoridad científica y académica de autores como Ubieto, Fullana,
Cremades, Giner i Ferrer y tantos y tantos otros.
Conviene empezar por recordar que la
denominación oficial que, junto al castellano, es oficial en la Comunidad
Valenciana es el valenciano. Así lo señala expresamente el Estatuto de
Autonomía y, por tanto, así lo reconoce nuestra Constitución. Tal denominación,
además, lejos de ser un mero voluntarismo político para la ocasión, refleja,
por el contrario, la denominación histórica que —insistimos— siempre tuvo esta
lengua, que nació como autóctona, como romance valenciano proveniente del bajo
latín. No fue pues, una “importación de la reconquista” sino por el contrario
una persistencia idiomática mozárabe. La reconquista -fundamentalmente a cargo
de aragoneses- no aportó a los territorios del antiguo Reino de Valencia una
lengua desconocida hasta entonces, como pudiera ser el caso de los españoles en
América.
Tan original fue, pues, para los valencianos
su lengua como pudo ser para los catalanes la suya. Con la diferencia de que el
Reino de Valencia fue el primer reino de la península en desarrollar y tener (a
partir del siglo XIV), un "Siglo de Oro" literario en su propio
idioma Valenciano; una razón más para que los catalanistas traten de apropiarse
de su solera reivindicando la unidad de la lengua bajo denominación catalana.
Por mucho que se lo mantengan muchos
pseudoespecialistas valencianos, el valenciano no es una variante local del
catalán. No vamos a engordar la entidad de las variantes que separan y
diferencian a ambas lenguas, ciertamente menudas. Pero si en base a esta
indiscutible cercanía, lo que se pretende es uniformizar la lengua, en lugar de
erradicar palabras y características propias del valenciano, que las que se
supriman sean las catalanas. ¿Unitat de la llengua? Molt be. Que se suprima la
solicitud de oficialidad del catalán en la UE en beneficio del valenciano...¿No
decía Carod, que “era sólo una cuestión de nombres”? Pues ala. A parlar
valencià y “a ofrenar noves glòries a Valencia”.
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