Cayetano Mas
Galvañ
Extraído de
Internet
El
documento es de un gran importancia desde distintos puntos de vista. Ante todo,
contiene una relación detallada de las casas de moriscos existentes en ese
momento en Crevillent, la misma que fue vaciada en su momento por Lapeyre y
tomada, en su conocido estudio, por Vicente Gozálvez[1]
como primer “censo” de Crevillent. Arroja un total de 205 vecinos moriscos[2],
frente a los 208 que contabilizó Lapeyre. Es decir, estamos hablando de
hogares, y por tanto, hemos de multiplicar ese número por un coeficiente, nunca
preciso, para calcular el número real de habitantes. Manteniendo el empleado
por Lapeyre y Gozálvez (4,5) obtendríamos una población morisca de 922 o 923
personas en dicho año 1563. Digamos, de paso, que en el momento de la expulsión
(1609) el número de habitantes se había prácticamente duplicado, al llegar a
unos 400 hogares y unos 1.800 personas. La explicación del solo crecimiento
vegetativo, ciertamente potente, quizá deba ser complementada por otras vías.
Aunque sin duda la población siguió
siendo mayoritariamente morisca, la lista del desarme no debe ser tomada, sin
embargo, como un censo detallado, ni siquiera en cuanto al total de hogares
existentes. Sin ir más lejos, personajes como el cura, el testigo Pero
Rodríguez y el alcaide del Castillo muestran la existencia de un contingente
cristiano viejo, seguramente muy escaso, que vivía en Crevillent desempeñando
funciones como las referidas, al servicio de la Iglesia o de la administración
señorial. La lista muestra también alusiones -aunque muy escasas- a gentes que
bien podían no ser moriscas, como Joan Quiles, “guarda”. Pero la abrumadora
mayoría de los vecinos mencionados eran sin duda moriscos y varones: sólo se
mencionan los hogares de 8 viudas. De dichos moriscos, 8 se hallaban ausentes,
y 3 eran foráneos: uno de Cox (“Joan Pellilo de Coix”) y 2 granadinos (Hernando
y García). En algunos casos se llegan a indicar los oficios: Mirón, el hornero;
Sabe, fustero [sic]; Faraig, molinero; y “un lacayo” cuyo nombre no se
indica. Por lo demás, como quiera que la lista nos proporciona los nombres
completos, asistimos a la curiosa impresión que nos produce la combinación
–propia de los moriscos- entre el nombre cristiano y el apellido morisco: Luis
Duramen, Martín Ascar, Joan Bensalema, Francesc Siquili, Joan Hidi, Martín
Bariduán, Pedro Pelilo, Joan Maymón, Miguel Algemia, Lope Pindo, Joan Sabe,
Francisco Faraig, Gaspar Rinda, Francesc Alfaxar, Diego Alcaysi o Hernando
Almacs... son nombres representativos de estas curiosas combinaciones, en la
que posiblemente sea la primera lista conocida, detallada, de gentes que
habitaron nuestro pueblo.
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