Por Ricardo García Moya
Las Provincias 9 de Octubre de 1995
No somos unos desconocidos para Cronos.
Nuestro Reino tiene más antigüedad que Norteamérica, Gran Bretaña o -por citar
algún territorio cercano-, Cataluña. Es la realidad, nadie aportará documentos
en que conste algo así como principado o Condado de Cataluña anterior a los que
exhiben Reino de Valencia en sus líneas. Pues bien, en pretérito tan dilatado
hubo una efímera relación heráldica entre los reinos de Inglaterra y Valencia.
Antes de abordar el asunto, tendremos que
recordar que la simbología de la Real
Señera -barras, corona y rat penat es la misma que representó en los
escudos a la ciudad y reino desde la Edad Media hasta la confusión heráldica
del Barroco. EI historiador Méndez Silva, por encargo de los Habsburgo, daba fe de ello: "El
Reyno de Valencia hace por armas en una tarjeta cuadrangular coronada las cuatro barras; al timbre, un murciélago" (Méndez, R.:
Poblamiento. Madrid 1645, p.199). No obstante, por falta de espacio o
ignorancia, en ocasiones se suprimía el rat penat.
Precisamente fue bajo
los Habsburgo españoles,
hacia 1550, cuando se planteó a los heraldistas este dilema: ¿cómo podrían incluir en poco espacio la heráldica de todas
las posesiones del emperador?
Era imposible y se optó por dar prioridad a los reinos cabezas. EI
proceso se puede analizar en los escudos de las pragmáticas conservadas en la
biblioteca de Santa Cruz de la Universidad de Valladolid. La amabilidad
de su directora, doña Pilar Rodríguez,
nos facilitó la reproducción.
La editada en 1556 muestra el escudo de
Carlos I con sus estados de la Corona de España y -en el ángulo superior
derecho, limitado por heráldicas de Sicilia y Navarra-, el losange de barras
coronadas del Reino de Valencia. También están los de Castilla; León,
Hierusalem (sic), Aragón y las cuatro cabezas de moros del reino de Cerdeña. EI
condado de Barcelona o Cataluña no figuraba al ser título menor, como el
"Señorío de Viscaya".
En el mismo 1556 se producía la abdicación
de Carlos I, hecho que complicó la labor de los diseñadores de escudos
imperiales. EI nuevo rey Felipe II, por su matrimonio con la reina inglesa María Tudor, se titulaba rey de Inglaterra; honor que la heráldica
debía destacar, aunque fuera a costa de los valencianos. Las pragmáticas
impresas en 1559 mostraban -en el lugar que ocupaban las barras coronadas del
Reino de Valencia- los tres leones (o leopardos) de Felipe II como rey de Inglaterra. Poco después, los ensueños
felipistas quedaban truncados tras el desastre de la Armada Invencible, pero el
escudo del Reino de Valencia jamás volvió a figurar en la adarga española.
Respecto a la ausencia del rat penat sobre
la corona, no suponía que estuviera relegado en 1556. La autorizada opinión del
aragonés Jerónimo de Blancas, cronista de Felipe II, recuerda en "Aragonensium rerum commentarii",
que el "murciélago era blasón del
Reino valenciano, como lo ha sido hasta el presente en las enseñas militares".
EI historiador (que no era un garbancero intelectual como Eliseu Climent o Joan Romero),
en otro párrafo de la misma obra insiste en destacar que el vespertilio era
exclusivo de la heráldica del Reino de Valencia.
Los aragoneses siempre recordaron aquellas
banderas con el rat penat y, por supuesto, a la Real Señera con su vespertilio de plata sobre el asta. En los
catafalcos funerarios de las exequias reales que se celebraban en Zaragoza
-capital de la Corona de Aragón-, con frecuencia figuraba sobre la franja
superior de las barras la figura del rat penat.
Así, en el erigido en 1621 por óbito de
Felipe III, tres figuras ostentan las heráldicas de Valencia, Aragón y
Cataluña. En el escudo de nuestro reino aparece un rollizo Rat Penat ocupando la franja
horizontal del mismo (Rojas, P.: Lágrimas de Zaragoza en la
muerte de Filipo. Zaragoza 1621, p. 76). Es curioso que el Armorial Tudor -manuscrito inglés del s. XVI, estudiado por
Cecil Humphery- contiene un
murciélago heráldico de grotesca figura,
bastante similar al pintado en el túmulo de Zaragoza.
EI ideólogo del catafalco funerario, dado
que el barroquismo había devaluado el valor heráldico de la corona (hasta los
petimetres la situaban en su escudo familiar), destacaba el rat penat. Todavía
en 1512, el italiano Vesconte de Maiolo
pintaba sobre el Reino de Valencia -desde el Ebro al Segura- una gran señera en
la que figuraba solamente la corona, sin barras ni rat penat. Tanto el escudo
de Zaragoza como esta enseña cometían error por defecto.
Hurgando manuscritos y tiznando dedos, pues
el que voy a citar está entre los conservados en el Archivo General Militar de
Segovia -húmedo, chamuscado y con huellas de haber servido de plato del día al
pececillo o lepisma saccharina- hallamos testimonios que indican la pervivencia
de nuestra heráldica a través de los siglos. EI documento describe una bandera
conservada en el desaparecido Santuario de Atocha: "encima de la corona se halla un murciélago, de que se deduce que dicha
bandera perteneció a alguno de los cuerpos del Reino de Valencia que lo tiene
en sus armas" (AGMS, Leg. 32, 5.2, D.3).
En consecuencia, la Real Señera la que el 9 de octubre recorre la capital del Reino-,
mantiene la simbología tradicional valenciana; aunque el colorido y riqueza de
los bordados dificulta su asociación con los mismos símbolos -barras coronadas
y murciélago- cuando son labrados en piedra monocromática.
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