Por Ricardo García Moya
Las Provincias 13 de Junio de 1995
En
Aragón lo tienen claro. En la llamada Franja de Poniente no quieren dejar de
hablar su "chapurreau", ni
dejar de ser aragoneses. EI cura José
María Leminyana se ha erigido en cabecilla de las ciento once parroquias
aragonesas que desean segregarse de la diócesis de Lleida, ante la amenaza inmersionista fomentada por el vecino
catalán.
La
situación es más preocupante en Castellón. La Diputación de esta ciudad, unida
a la de Lleida, han colaborado en su
despersonalización. Valga de ejemplo la revista religiosa "Pentecosta", que, en su último
número, sugiere que tapemos rótulos en español, sustituyéndolos por otros en
catalán (no valenciano). La publicación se edita en Castellón con el
"suport" de la moribunda Generalidad del PSOE, teniendo como objetivo la catalanización espiritual de Castellón
y "el País Valencià d'avui" (estos curas filólogos tienen sus manías,
como llamar Moreneta a la Mare de Deu dels Desamparats o rechazar
el adverbio "hui").
En
el intento de fomentar la unidad pastoral catalana, "Pentecosta" regala la estampita de Sant Pacià de Barcelona. Bajo el epígrafe "De la nostra tradició" (?)
informan que Sant Pacià fue obispo de Barcelona y contemporáneo del papa Sirici hacia el año 384. No entiendo
qué interés tiene para Castellón la historia de Pacià, pero ocupa hasta ocho páginas, intercaladas con anuncios de la Generalidad
lermista y la Diputación de Lleida.
No vamos a glosar maldades de "Pentecosta",
pero sí a dejar constancia, de que su actitud responde al secular y variopinto
acoso sufrido por la zona norte del Reino.
Siempre
se les pasaron los pies. En 1640, el Correo Mayor de la Ciudad y Réyno de Valencia,
con privilegio real "por tres vidas" para ocupar el cargo en todo el
territorio valenciano, denunciaba al monarca que "el Correo Mayor de Tortosa pretende agregar a dicho oficio la villa de
San Mateo del Reyno de Valencia" (ACA. Leg. 881). La raya fronteriza
era sagrada para las instituciones regnícolas.
Cerca
de Sa Mateo, en Benifassá, año 1675, el Real Monasterio denunciaba "que por estar
sito al confín del Reyno de Valencia,
tiene posesiones dentro de Cataluña. EI obispo y canónigos de Tortosa se
negaban a pagar los diezmos y 250 cántaros de aceite que sus heredades tenían
derecho dentro de Tortosa". Los frailes desobedecieron al nuncio,
argumentaron que se reservaban "a
las constituciones de Cataluña, por Tortosa; y de los Fueros de Valencia, por
Benifassá" (ACA , Leg. 918).
Aunque situados en "el confín del Reyno", defendían la valencianía
del mismo.
La
iglesia valenciana tuvo personajes como el canónigo Gaspar Guerau, capaz de enfrentarse a la monarquía para impedir
contrafueros. En un memorial conservado en la Biblioteca Nacional exigía a la
reina que condenara al monje catalán Pedro Sala por su "insolencia y
escándalo en el Convento de la Zaidía,
a 10 de mayo de 1668. EI Reyno solicita la averiguación y castigo del
culpable". El cisterciense, "desterrado
de Cataluña", golpeó al confesor de las monjas, provocando
"lastimosos llantos de las religiosas que clamaban por las rejas del
Convento" (B. Nac. Madrid, Sg. 206, f. 5).
Es
destacable el sentimiento valencianista del clero autóctono, que calificaba el
ataque como "ofensa al Reyno".
Guerau escribió: "En el Convento de
la Zaidía, un religioso indigno de serlo, no valenciano (sic), ha sido motor y
agresor de un atrevimiento, que entre bárbaros sólo cupiera." EI
fraile de Santes Creu huyó de Valencia, alertándose a los virreyes de Aragón y
Cataluña para que detuvieran al agresor.
.
La
Generalidad del PSOE ha manipulado
hasta la saciedad la historia, incluida la de los Borja. Lo que no interesaba lo ocultaban, por ejemplo: En 1492, el
recién nombrado papa -procedente del Reino de Valencia- despachaba una bula
humillante para Cataluña: el emblemático monasterio de Montserrat pasaba a la sujeción de los monjes castellanos de San Benito de Valladolid.
A
los pocos meses (2-6-1493) catorce
frailes castellanos encabezados por el prior de San Benito tomaban posesión
del rocoso recinto. eI papa Borgia,
que siempre rechazó la compañía de catalanes en su corte, reafirmaba su inquina
hacia el condado al "ordenar que
supriman en Montserrat la dignidad abacial, y reduzcan a sus monjes a la observancia
de San Benito de Valladolid, sujeten el monasterio al vallisoletano y expulsen
a los monjes que no quieran plegarse a la nueva disciplina" (AHN, C.L.
2285).
EI
papa Borja no olvidaba la cruel guerra promovida por Cataluña en 1462, cuando
los catalanes pretendieron imponer un rey castellano en Valencia. Con la bula
del setabense en la mano, los monjes castellanos tomaron posesión de
las tierras de Montserrat. Pueblos
como Santa María del Bruch, Esparraguera, Collbató, Olesa y el valle Marganell
pasaban a las nuevas autoridades eclesiásticas de Valladolid.
En
consencuencia, ¿debe pertenecer Montserrat
a Castilla? Por supuesto que no, pero así podrían entenderlo a orillas del Pisuerga si adoptaran la actitud
de la
curia barcelonesa, que quiere integrar Castellón en la
región única dependiente de Barcelona.
Una
cosa es la relación eclesiástica y otra muy distinta es utilizarla como caballo
de Troya para expansionismos lingüísticos y territoriales. Y se ha llegado
muy lejos -con dinero del contribuyente- en la catalanización de Castellón, especialmente de los
estudiantes y funcionarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario