Por Ricardo
García Moya
No
entiendo lo que ocurre. La
Generalidad de Lerma está dispuesta a
todo para recuperar de Salamanca
unos documentos de hace cuatro días, históricamente hablando, pero es
indiferente respecto a la retención en Barcelona de un fondo documental de
incalculable valor.
Son
legajos de los siglos XVI al XVIII, escritos en castellano y en valenciano,
dirigidos al rey y autoridades que residían en Madrid y Valencia; es decir,
nada que ver con Cataluña. ¿Por qué razón están allí? Porque fueron robados a
sus legítimos dueños, así de sencillo. EI fondo permanece secuestrado en
Barcelona desde 1852 y no existe base legal para impedir su devolución si las autoridades del PSOE, en gesto heroico, rompieran el vasallaje a Pujol y se
animaran a reclamarlo.
¡Qué
diferencia con la actitud de los salmantinos! Salamanca está en pie de guerra
defendiendo el único archivo nacional que posee. EI edificio -cuando lo visité
el 23 de marzo- se hallaba custodiado por policía municipal, pistola al cinto.
EI pueblo, consciente, vigilaba las caIles de Tentenecio (sic) y de San Vicente Ferrer, lugares por donde
podían atacar los mossos d'esquadra.
Pero, dejando ironías fáciles, el tema es serio.
La
historia de cómo Ilegaron a Barcelona estos documentos es la siguiente: en
1809, las tropas de Napoleón saquearon
el archivo de Simancas, siendo
transportados a Francia parte de sus fondos; entre ellos, los valencianos.
Quinientas galeras (similares a las carretas del Oeste) recorrieron el camino
hacia Irún con los papeles pertenecientes a la Secretaría del Reino de
Valencia. Los documentos abarcan desde mensajes del duque de Feria (no el amigo de las niñas, sino su antepasado virrey
de Valencia) avisando del peligro turco al Consell de Alicante, o los
memoriales de Valencia a Felipe II, recordando que "el marqués de Denia
podría traducir al rey los escritos en lengua valenciana".
En
Francia permanecieron hasta 1852, cuando permitieron su devolución. En el
regreso, sin causa justificada, los legajos valencianos se quedaron en la ciudad condal. Los Bofarull
-que controlaban el Archivo de la Corona
de Aragón en 1852 deseaban Ilevar a cabo el proyecto ideado por Xavier de Garma en el siglo XVIII, que
pretendía "reunir" documentación de Aragón, Valencia y Mallorca en
Barcelona. Hay que aclarar que este rimbombante título era impropio, pues
comenzó a usarse a fines del siglo
XVIII, cuando ya no existía la Corona de Aragón; anteriormente era un archivo
del rey, igual que los de Zaragoza y Valencia. Todo indica que el círculo
barcelonés de Xavier de Garma pensó
legitimar la retención de documentos pertenecientes a otros territorios con el
aparatoso título de Archivo de la Corona
de Aragón. Fue una operación maquiavélica e innoble.
EI
problema es complejo, pues no sólo deben devolver lo saqueado por Francia en
1809. Existe documentación anterior depositada en tiempo de guerra, y que debía
ser devuelta, si hubieran obedecido las órdenes reales. Con decir que en 1863
el archivero del Reino de Valencia, asqueado, denunciaba que los catalanes
"deberían dar cumplimiento a las tan infructuosas como repetidas órdenes
de los monarcas en este asunto".
Ni
un sólo documento valenciano de los robados en Simancas iba dirigido a Barcelona. Remitentes y destinatarios eran
del Reino de Valencia, Madrid y Valladolid (cuando la Corte, con Cervantes tras ella, residía en la
ciudad del Pisuerga). Los papeles
permanecían en el Consejo de Aragón
o en la Corte durante el periodo que duraba el proceso, o cuando interesaba a
la autoridad competente. Después, por orden real, se devolvían al Reino de
Valencia.
EI
intercambio fue interrumpido a mediados del siglo XVII, cuando la guerra con
Francia, y nunca se restableció; pero hay constancia de todo. EI verano pasado
localizamos la instancia del 1641 empleada para recoger en Madrid la
documentación: "EI Archivero del
Reyno de Valencia, que está en la Corte, pide que se le dé orden para recoger
TODOS los procesos de aquel Reyno, conforme está mandado" (A.C.A.,
leg. 882). Este escrito, substraído por Francia, también se entregó ilegalmente
a Barcelona.
Por
cierto, el señor Ardanza y sus
gudaris podían reclamar también la documentación vasca que, "inocentemente",
se quedaron los catalanes después del saqueo francés de Simancas. Allí están
temas tan interesantes como los de la guerra de Guipúzcoa en el siglo XVII, o
las "andanzas del virrey Anaya veedor del Ejército de Cantabria" con
"papeles de la campaña de Echeberrí en el norte de Navarra".
¿No
interesará -pregunto a HB o PNV la "acción del Tercio de
Irlandeses sobre la ciudad de Vitoria" o las vicisitudes de "Martín de Gorriti, veedor general de
estas provincias de Cantabria, con papeles de la Armada del Mar Océano"? Pues lo tienen todo en Barcelona, en el
legajo 1.377 del ACA; pero seguro que las autoridades vascas mirarán a
otra parte. Atacar a Salamanca queda
"progre" y es electoralmente rentable; algo muy distinto a enfrentarse
a los aliados del eje PSOE y CiU.
Volviendo
a lo nuestro. Los catalanes no pueden aportar ninguna orden real que legalice
la presencia de esta documentación valenciana en el mal Ilamado Archivo de la Corona de Aragón. Y qué
vergüenza sentí cuando Lerma, en el año 1993, fue a Barcelona para inaugurar el
nuevo edificio del Archivo de la Corona de Aragón. De su boquita de piñón no
salió una sola frase reivindicando el legado valenciano; y ahora, con los
pobres salmantinos, se transforma en fiero león. Esas valentías, señor Lerma, con los catalanes. Aunque ya
sabemos que ante el poder catalán se transforma en un querubín hierático e
inocentón.
Las Provincias
24 de Abril de 1995
No hay comentarios:
Publicar un comentario