Ricardo García Moya
Diario de Valencia 21 de Octubre de 2001
Apócrifas, como es sabido, las “Trobes de Jaume
Febrer” son una obra literaria escrita en idioma valenciano del 1670. Onofre
Esquerdo entregó el manuscrito autógrafo al historiador Joseph Ortí y Mayor,
el cual lo cedió al erudito Vicent Ximeno para que comprobara la autenticidad
del texto. El análisis léxico y sintáctico, la fantasía de los hechos narrados
y la ausencia de referencias al manuscrito antes de 1680 indicaba su modernidad.
Las Trobes motivó un fecundo contraste de opiniones
entre Gregorio Mayans, Ortí Mayor, Vicent Ximeno y Marcos Burriel, personajes
de sólida formación humanística y conocedores de las lenguas hispánicas. Fue
Vicent Ximeno, miembro de la Academia Valenciana (antípoda del ántrax
sardanero de Hauf y Ascensión), quien inició las pesquisas con esta carta al
jesuita Burriel: “...hallará VR. otra carta mía sobre algunas dudas que puede
poner quien esté versado en la lengua valenciana, sobre la legitimidad de esta
obra de Febrer” (Bib. Nac. Ms. 3947, 6 abril 1759) Observe el lector la
contundencia en la adjetivación de la lengua por parte de Ximeno y los miembros
de la Academia Valenciana fundada por Mayans en 1742, pues no dudaban de su
independencia: “la catalana ha recibido muchos vocablos de la francesa,
valenciana, castellana...” (Mayans: Orígenes, p. 343)
El manuscrito copiado por Ximeno contenía los endecasílabos
que Ortí y Mayor dedicó al ficticio Febrer: “...y per estes Trobes, de trobar
tant dures, / be es poden donar moltes Trobadures”. El poeta jugaba con
la dificultad de los versos y el contenido histórico que ofrecería hallazgos o
“trobadures” (sustantivo que la inmersión sustituye por “troballas”): Lamentablemente,
el catalanismo extiende sus pezuñas hasta los ilustrados que analizaron el
manuscrito de las Trobes. Por ejemplo, la Gran Enciclopedia Valenciana envilece
la personalidad del Ortí y Mayor, prolifico investigador y escritor en
valenciano y español que ocupó el cargo de secretario de Valencia; pese a ello,
si un estudiante consulta la GEV leerá que escribió “buen número de poemas en
lengua vernácula”. ¿Qué lengua será esa que no tiene nombre? Los terroristas
culturales de la GEV ocultan que Ortí siempre llama idioma valenciano o lengua
valenciana a la suya, siendo un testimonio incómodo contra el dogma de la
unitat de llengua. La GEV cita el “Col-loqui entre lo Engonari de la Llotja i
lo Rat Penat”, cuando el original de Ortí dice: “Coloqui entre lo Engonari de
la Llonja y lo Rat Penat”(any 1740). Los descuideros de la GEV catalanizan el
“coloqui, la llonja” y la conjunción copulativa.
La Universidad de Valencia se prestigiaba en 1740 con
filólogos como el catedrático fray Raimundo Joseph Rebollida, intelectual que
componía “en seis lenguas: la valenciana, la española, la portuguesa, la
latina, la italiana y la francesa”; (Ortí y Mayor: Quinta Cent.1740, p.169).
Los versos de Rebollida eran en valenciano barroco: “...oint cants, corns,
sinfonies,/ vent comedies, roques, jochs,/ jagants, llumenaries,
fochs”. El catedrático usaba el gerundio valenciano “vent” (no “veient”), y
rechazaba los catalanes gegants, simfonias, etc. En la Universidad de Valencia
existía un Claustro digno, sin colaboracionistas que vivieran de defender la
bandera catalana, el idioma catalán y el merdós principat de pacotilla.
Respecto a las Trobes, cada copia posterior a la de
Ximeno sustituía vocablos del XVII por arcaismos que, supuestamente, acercaban
el texto al original que nunca existió. Si el manuscrito de 1759 dice:
“aquelles tres isles” (prolec, v.39), la edición mallorquina lo transforma en
“aquelles tres illes” (Trovas. Palma, 1848). Pese a estas alteraciones, las Trobes
constituyen una pieza valiosa en lengua valenciana, superior a la equivalente
catalana del “Libre dels feyts d’armes de Catalunya”, falsificación de 1680
que Martí de Riquer considera “la obra en prosa más importante de la
decadencia,, (H. Lit.Cat.1985). En catalán, seguro; pero es una piltrafilla
comparada con las escritas en idioma valenciano, sean las Trobes o la Rondalla
de Galiana. Por cierto, los valencianos denunciaron el anacronismo de las
Trobes en el XVIII, mientras que los catalanes presumieron del “Libre dels
feyts” hasta 1948, cuando les fue imposible mantener el timo.
El manuscrito que manejamos (Bib.Nac.Ms.3947), es anterior
al proceso de alteración del XIX, por lo que el idioma usado es del 1670. En él
hallamos el perfecto perifrástico valenciano, “varen trobar” (no el “van
trobar” del colaboracionista Enric Valor); demostrativos y diptongación valenciana,
“este eixercit” (no “aquest exércit”); pronombres encliticos unidos al
infinitivo, “manant repartirles”; y morfologías propias, como la velar
oclusiva sorda en "prolec” (no “próleg”). En el apartado léxico utiliza
gerundios como “despedint” (no “acomiadant”), y cultismos valencianos como
“cloaques”.(no “clavegueres”). Uno de los primeros en escribir “cloaca” en
texto no latino fue el valenciano Beuter (a. 1546), y teniendo en cuenta que
pocas ciudades del Reino tenían estas obras sanitarias, el vocablo quedaría
vinculado a minorías cultas y urbanas. En buena lógica, hoy tendríamos el
valenciano “arbellons” -equivalente al castellano imbornal y al arcaismo
“embrunal”-, para nombrar las entradas de agua en el bordillo de las aceras; y
“cloaques” sería el cultismo valenciano sinónimo de " aiguerals” o
conductos de aguas de lluvia y residuales (alcantarilla en castellano,
claveguera en catalán). Como lo oculta la banda de Corominas y sus cuarenta
filólogos, les recordamos a los concejales alcantarilleros de Rita, que el
valenciano Esquerdo escribía antes de 1707: “fenli sis cloaques”, no “clavegueres”.
Los intelectuales del Reino poseían un idioma propio,
el valenciano, que iban modelando léxica y sintácticamente. En esta tarea
participaron académicos como Ximeno y Mayans, catedráticos como Rebollida y
escritores como Ortí y Mayor. Todos se sentían orgullosos de la existencia de
la lengua valenciana y de una personalidad nacional que abarcaba del Cenia al
Segura. En el 2001, el fascismo catalanero fomenta hasta tal punto la burla
hacia los valencianos que cualquier analfabeta separatista (catalanera, claro)
puede alardear por Canal 9 de que es alicantina, pero no valenciana. Y San Zaplana
sigue sonriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario