Las Provincias 14 de
Diciembre de 1997
Por Ricardo García Moya
El
XX, no lo duden, es el Siglo de Oro catalán. El ejército de profesionales de la
lengua, la complejidad de sus redes culturales y los descomunales edificios construidos o ampliados en
Barcelona para albergar las incontables células para defensa y extensión de
Cataluña (geográfica y culturalmente), más la inteligencia de sus políticos y
la eficacia de sus asesores culturales, ridiculizan a cualquier otra autonomía
de España, e incluso a la estructura del Estado. Son señores de sus
instituciones, cultura e historia, y aniquilan socialmente a cualquier
discrepante que intente manchar la grandeza catalana.
Son
tan dueños de sí mismos que se permiten otorgar denominaciones de idiomas a
dialectos y de dialectos a idiomas. Así, la Generalidad de Cataluña ha concedido rango de idioma al chascataclás
utilizado por unas dos mil personas en el Valle de Arán, y les ha traspasado
-desde 1990 por ley autonómica-
las competencias del fomento y enseñanza del aranés. Los niños araneses
lo estudian como materia obligatoria en los colegios y existe una delegación de
Catalunya Radio que emite dos horas diarias en aranés; incluso la TV3 ofrece
diez minutos semanales en la bisoña neolatina.
La
Generalidad de Cataluña, eufórica por poseer dos idiomas en su territorio, se
ha volcado en defender a capa y subvención al bebé aranés mediante organismos
como la "Oficina de foment e
enseñament" (¡perdón, perdón por usar el aranés sin traducirlo; en
normalitzat sería "Oficina de
foment i ensenyament"). La
Generalidad ha sido justa al titular idioma al chascataclás de Arán; sus
usuarios nunca incordiaron al IEC con maniobras secesionistas ni manipulaciones
feas. Es decir, no hay constancia de un Joan Esteve que editara el "Liber
Elegantiarum" (Venecia, 1489) en latín y aranés, ni presuntuosos como
aquel Joanot Martorell; alli no hubo literatura, ni diccionarios, ni
gramáticas, ni nada de nada.
Los
araneses no lo sabían, ni lo habían solicitado, pero el tacto filológico de
Pujol propició el evento. Las universidades de Cataluña y sus sucursales
sureñas han aplaudido el ascenso a primera división idiomática de una jerga que
hasta ahora -las mismas instituciones-
calificaban como "variante del
dialecto Gascón del Occitano": Y es que hay presidentes de autonomías
que regatean a políticos y filólogos, pero luego meten gol en propia meta;
fallos que no comete el president malabarista, capaz de transformar en idioma
lo que hasta ayer fue subdialecto de otro dialecto, o imbornal de isoglosas
procedentes del vasco, gascón, catalán, aragonés, francés y castellano. Con
esta medida aumenta el valor turístico del Valle de Arán, y dignifica el
popurri generado por siglos de analfabetismos (en el buen sentido del término) que inevitablemente acompañaba al
aislacionismo geo- gráfico.
Generalmente,
los usuarios de estas hablas obtenían coscorrones en las escuelas
normalizadoras; pero la política manda sobre la lingüistica, y el subdialecto
de subdialectos de Arán es ahora un idioma equiparable al español, inglés o
sumerio, y protegido por un Parlamento Europeo que otorgará subvenciones para
su conservación (ayuda que no obtendrá la lengua que ustedes piensan). El valle
tiene autoridades, "consols" y "Sindics", y topónimos como Pujolo (en catalán, Pujol), y Quate Locs (en catalán, Quatre Llocs).
Incluso gozan de poeta local -sólo uno, y les sobra para ser idioma-, que
escribe versos amorosos: "O jo vos
saludi, de ma soledat..."; que traducido con sumo esfuerzo al normalitzat
sería: "O, jo us saludi, de ma solatat...".
Estoy
pensando que entre la pedanía de los Desamparados y Orihuela existe un idioma
equiparable al citado, pues podemos oir cosas como "es- pellorfar panochas en barraquetica". Al trabajo le llaman
"trebajo", y matar
bichitos con humo o vapores, "formigar",
curiosa cópula del valenciano formiga
con el castellano fumigar (del latino
"fumigo"). Estos valencianos que viven entre acequias cercanas a la
Raya del Reino en Beniel, también disponen de morfología singular para las
categorías gramaticales. Los gerundios, por ejemplo, aparecen como dijiendo y trujiendo; y los adverbios, ¡qué les voy a decir de los adverbios!;
ahí va un lote: muncho (mucho); onde (adonde); dimpués (después) . ¿Y las interjecciones? Cosa fina de verdad: ¡gurri, gurri!, para llamar a los
cerdicos; ¡arsa!, para la burrica; ¡pila, pila!, y ¡pilila, pilila! para las gallinicas.
Desiderata
al Molt Honorable Pujol: dado el interés de la Generalidad hacia la neolatina
pirenaica, quizá podría el Honorable terciar para que la TV3 dedicara diez
minutos de su programación semanal al subdialecto levantino (idioma valenciano
para los incultos clásicos). Sólo pedimos equipararnos al chascataclás
montañés, y sólo diez o cinco minutos a la semana. Tenga en cuenta, Molt
Honorable, que nuestros medios públicos Canal 9, Noticies 9 y Radio 9 sólo
utilizan el catalán que usted y el Institut d'Estudis Catalans les ordenan, con
sus amb, esport, desenvolupar, constitueix,
aquest, rapidesa, etc. Aquí le obedecen en todo, incluso si
usted lo desea, admitirían a doña Aramis
Fuster (¡vade retro!), como locutora de telediarios. Piénselo, Molt Honorable, aquí estamos para
acatar a V.E. y al Institut d'Estudis Catalans.
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