BIOGRAFÍA E HISTORIA DE SAN VICENTE FERRER
SAN VICENTE FERRER.
En la vida de san Vicente existen
ciertas lagunas que no nos permiten conocerla con exactitud, por ejemplo sus
intervenciones en la posterior legación de Pedro de Luna en las diversas
Coronas de la Península Ibérica. También le encontramos en Valencia:
interviniendo como árbitro en una sentencia entre los religiosos y el resto del
clero, transcrita por su mismo padre; predicando una de las Cuaresmas en la
ciudad y otra en Segorbe; o dedicado también a la enseñanza, pues fue nombrado
profesor de Teología en la Seu valenciana (1385 1390).
Elegido Papa Pedro de Luna, que
tomó el nombre de Benedicto XIII, en 1394, le llamó a su lado y le nombró su
confesor y teólogo. Pero al Maestro Vicente no le gustaba el clima que se
respiraba en la Curia pontificia de Avignon. Se le ofrecen dignidades
cardenalicias y obispados que rechaza; sufre interiormente la división de la
Iglesia; finalmente, se ausenta del palacio papal y se hospeda en el Convento
de Dominicos de la ciudad. Al sufrimiento interior se añade la enfermedad y la
muerte que parecía avecinarse. En esta grave enfermedad, concretamente el 3 de
octubre de 1398, es de capital importancia, una visión sobrenatural, pues
cambiará el rumbo de su vida: se dedicará desde entonces a la predicación
itinerante. Con frecuencia aludirá a ese día y a ese cambio.
A partir de este momento se
consagra de lleno a la predicación como legado a Latere Christi, como Apóstol
de Cristo, recorriendo siempre a pie, hasta que lo permitió su salud buena
parte de la Europa occidental.
Vicente como predicador insistirá
en la renovación y conversión interior, en la reforma de las instituciones y en
la unidad de la Iglesia, manteniéndose partidario de los Papas aviñonenses.
Glosando las bíblicas plagas de Egipto (Éxodo 7,14 12,34), dirá: "La
novena son las tinieblas: durante tres días estuvieron los hombres y las
mujeres que no se veían el uno al otro; y significaba el tiempo del cisma. ¡Oh,
qué tinieblas tan fuertes! Los tres días significan los tres Papas que ahora
son: el Papa Juan, el Papa Gregorio y el Papa Benedicto; y cada uno tiene
grandes doctores y personas santas que tienen a cada uno como realmente Papa y
no conocen cual es el verdadero". A partir de su intervención en el
Compromiso de Caspe en 1412, los frecuentes encuentros con el Rey Fernando, el Papa
Benedicto XIII y, posteriormente, con el Emperador Segismundo, hablan de esta
preocupación por la unión de la Iglesia. El 6 de enero de 1416, Vicente Ferrer
en Perpignan leerá el documento de la sustracción de la obediencia al Papa de
Avignon de la Corona de Aragón. El año siguiente se elegirá a Martín V y será
reconocido como único Papa por toda la Cristiandad.
Vicente nunca quiso revelar el
secreto de su cambio personal ante el Cisma, la clave de su evolución que
generó su distanciamiento de Benedicto XIII. Su gesto fue reconocido por
muchos. Supo cumplir heroicamente con su deber de conciencia y su serenidad y
actitud tranquilizaron a muchos.
El escrito vicentino que más
ediciones e influencia ha tenido a lo largo de los siglos es su Tratado de la
vida espiritual, posiblemente redactado hacia 1407 como respuesta a las
preguntas formuladas por un novicio que quería caminar y progresar en la
espiritualidad encarnando el ideal de la predicación vivido según el estilo y
en la escuela de santo Domingo de Guzmán. En él, Vicente no sólo muestra el
conocimiento de los autores espirituales más prestigiosos en aquel momento,
sino que además deja entrever su vivencia de dominico observante. Está
vertebrado por ideas tales como una referencia permanente a Santo Domingo, la
imitación de los mayores en la Orden para conformar con ellos su Vida, la
valoración de la pobreza y de la austeridad, destacando la obediencia y el amor
al estudio conjugado con la oración. Todo ello al servicio de una única misión:
la de ser útil al prójimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario