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Autor: José Vte. Gómez Bayarri
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Históricamente,
la festividad del 9 de Octubre conmemora la entrada oficial del rey don Jaime
I en la ciudad de Valencia y la celebración de la primera misa en la
consagrada Santa Iglesia Catedral en 1238.
La ciudad de Valencia comenzó a
celebrar la procesión cívica en 1338, año en que su Consell General decidió
que se festejara esta efeméride de manera solemne con una procesión al
Monasterio de San Vicente Mártir y la donación a los pobres y religiosos de
las órdenes mendicantes de las limosnas que se recolectaban. Posteriormente,
se instituyó el “Sermo de la Conquesta”.
A partir del siglo XV la fiesta
tuvo un carácter más alegre y lúdico y aparecen la pólvora y los dulces, dos
símbolos de nuestra idiosincrasia. Actualmente, esta fecha, tiene una
simbología de identificación, reivindicación de nuestras señas de identidad y
de recuperación de nuestro autogobierno, habiéndose consolidado el acto de
exaltación del día de los valencianos con diversos actos culturales y
protocolarios.
Tras la toma y entrada oficial
en la ciudad de Valencia don Jaime se plantea la labor de dotar a las tierras
valencianas conquistadas de una legislación propia que le facultara engrosar
su patrimonio. El Rey les otorgó la categoría de Reino y les concedió, bajo
su Corona, la independencia de otros territorios, dándonos leyes propias que
reflejaban el espíritu del Soberano. Consecuentemente debemos entender que el
Reino de Valencia es una fundación creada por voluntad propia de dicho
Monarca e instituido como plasmación de su pensamiento político al
configurarlo como una unidad política y administrativa a la que otorgó una
serie de instituciones de derecho público que permitieron cierto grado de
autogobierno al Pueblo Valenciano.
El “Corpus” legislativo
conformado fue trascendental para la organización de esta entidad política.
“Corpus” que se fue configurando y modificándose según las necesidades del
momento. El mismo rey Jaime I reconoce que los tiempos imponen variaciones en
las leyes y propone rectificaciones, enmiendas, aclaraciones o ratificaciones
en algunos “furs”, sin hacer grandes modificaciones en el contenido
primigenio. La compilación de los “Furs” concedidos recogió el sentido de la
plenitud del poder real, el criterio patrimonial del “Regnum” y la creación
de las Cortes medievales. El rey erigió la ciudad de Valencia, una vez
capitulada, en “Cap i Casal del Regne”. Las nuevas disposiciones dictadas por
los monarcas darán origen al Aureum opus.
El Soberano supo conjugar el
pensar y el actuar. El binomio “autoridad” y “libertad” se unió en las
instituciones políticas bajo la premisa de que el rey y el pueblo han de
someterse al imperio de la ley: “La primera cosa que’s cove a tot Rey es de
guardar tots los manament de sa lig, e que mostre al poble que ell te
fermament sa lig, e que la volentat s’acord ab lo feyt”, según se recoge en
el Libre de Saviesa.
La figura del rey don Jaime I,
artífice de la incorporación de este territorio a la ámbito cristiano, ha sido
calificada por los historiadores de rey conquistador, legislador, sabio,
leal, valiente, humano, etc.
El Reino de Valencia se fue
constituyendo de manera estable y definitiva a lo largo de los siglos forales
medievales, condicionado por los hechos de conquista y repoblación y por las
circunstancias sociopolíticas. El carácter de la Monarquía pactista, la
influencia del romanismo legal, las limitaciones feudales, la potenciación de
una sociedad mesocrática, artesana y mercantil y las características culturales
determinaron el funcionamiento y consolidación del “Regne” durante los siglos
XIII al XV.
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miércoles, 15 de mayo de 2013
LA EFEMÉRIDES DEL 9 DE OCTUBRE
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