sábado, 22 de mayo de 2010

HISTORIA DE LA CIUDAD DE VALENCIA




Autor: Desconocido.
05/10/2006



Parece existir cierto consenso sobre sus orígenes a raíz de las últimas investigaciones. El historiador Tito Livio habla del reparto de tierras efectuado por el cónsul romano Junio Bruto como prueba de gratitud a sus soldados por haber luchado contra Viriato, en la segunda mitad del siglo II a.c -sobre el año 138 antes de Cistro, aproximadamente-.
Este hecho hace más descartable la teoría que relacionaba la Valencia actual con la antigua Tyris a raíz de los hallazgos arqueológicos de época ibérica encontrados, los cuales no han sido suficientes para identificarla como tal.
La numismática ha contribuido a esclarecer un poco más la cuestión. Lo cierto es que poco tiempo después de la fecha dada por Tito Livio aparecieron monedas de bronce con una tipología y unas medidas típicamente romanas; en una de ellas sobresalía el primer símbolo gráfico de la ciudad como es el cuerno de la abundancia con flores y frutos sobre un haz de rayos. La posibilidad de acuñar moneda marcaba una distinción especial para Valentia. A pesar de lo difícil que resultaba adquirir la categoria de colonia romana -puesto que no era la norma en estas fechas para las ciudades sitas fuera de Roma-,
Valencia consiguió los privilegios derivados de esta condición y pasó a la protección directa de la gran madre Roma.
En los primeros años de nuestra era Valentia se mantuvo en un segundo plano en beneficio de Saguntum, destacada "ciudad asociada" que gracias a su puerto pudo establecerse como la plataforma comercial más importante del área valenciana. Sin embargo, esta situación privilegiada duraría poco tiempo puesto que con la caída de Sagunto en el siglo III a manos de los bárbaros Valentia se convertiría muy pronto en la ciudad más importante de la costa.
Hasta el siglo VI la documentación es vaga e imprecisa. Tan sólo las nuevas excavaciones contribuyen a iluminar un poco más la investigación. No existe noticia de una comunidad cristiana organizada hasta el concilio valentino del año 546, siendo obispo el valenciano Justiniano. Algunos estudiosos señalan que durante los años 552 y 577 se produjo un paréntesis en el que Bizancio extendió su dominio sobre la ciudad; sin embargo la presión del reino visigodo de Toledo se hizo notar ostensiblemente y este débil ligámen con el imperio de Oriente pronto se rompió. Leovigildo la incorporó definitivamente al reino visigodo. Poco después -622-630-, con Suintila
Valencia volvería a acuñar moneda.
La decadencia de los visigodos facilitó la total entrega de
Valencia a los musulmanes, en el año 718. Los musulmanes se mostraron tolerantes con los cristianos y judíos que permanecieron en nuestras tierras, conservaron el habla románica autóctona y grandes rasgos de la cultura tradicional. Se puede decir que se instaló un periodo de paz, prosperidad y estabilidad duradera. En el año 1017 Valencia se incorporó a la taifa de Tortosa y durante el reinado del nieto de Almanzor, Abd al-aziz -1021-1061-, se produjo el periodo de mayor esplendor de la Valencia musulmana.
En el año 1094, Rodrigo Díaz de Vivar o Mio Cid consiguió el control de la ciudad que trató de defender de la presión almorávide durante toda su vida. El Cid consiguió además nuevos territorios, como es el caso de Murviedro -Sagunto-, en el año 1098. Un año después falleció y su mujer se encargó de mantener la ciudad a salvo de los musulmanes hasta el año 1102, fecha en que de nuevo fue reconquistada por los almorávides.Jaime I en el año 1232 se reunió con sus nobles caballeros en Alcañiz con la intención de establecer un plan para conquistar
Valencia. Ocupó el Puig en 1236 y dos años más tarde utilizando ésta como plataforma para avanzar sobre Valencia decidió sitiar la ciudad. El 28 de septiembre de 1238 se firmaron las capitulaciones, se izó la senyera de Aragón en la torre de Ali Bufat y el día 9 de Octubre se produjo la entrada oficial y triunfal de Jaime I en la ciudad -aunque algunos autores señalan que ya estuvo antes-. Poco después, en el año 1271 el monarca aprobó los "Fori et consuetudines Valentie" que se extendieron rápidamente a todo el reino.
Pedro el Ceremonioso, con motivo de los disturbios de la Unión contra los castellanos otorgó el título de ciudad a
Valencia -dos veces leal y coronada- por la ayuda prestada por los valencianos en la guerra. También comenzó sus actividades la Generalitat como autoridad foral representativa.
Poco después, con la muerte de Martín el Humano sin descendencia en el año 1410 se planteó el problema sucesorio. Con el compromiso de Caspe quedó zanjada la cuestión en favor del nuevo rey castellano Fernando de Antequera, en el año 1412.
Durante el siglo XV
Valencia se convirtió en una de las grandes potencias económicas del Mediterráneo y consiguió esa prosperidad basándose principalmente en el desarrollo del comercio; sin embargo, irá perdiendo paulatinamente esa posición hegemónica en favor de Castilla a raíz de la política de centralismo aplicada por el rey Fernando el Católico a finales del siglo XV y principios del XVI. Esta crisis se vio agravada por el estallido de la guerra de las Germanías. La inseguridad de nuestros puertos a causa de la guerra facilitó la salida de los comerciantes en busca de otros lugares más seguros como Barcelona o Alicante. Por otra parte, el proceso de castellanización a raíz de la entronización de la casa de Trastamara se hizo cada vez mayor.
Durante el siglo XVI, Felipe II hubo de enfrentarse a dos graves problemas en política interior como fue el aumento desproporcionado del bandolerismo y el constante peligro de las incursiones moriscas en la costa; estas incursiones producían una merma importante del volumen de transacciones comerciales y por tanto provocaban un grave perjuicio a la economía. Un siglo más tarde, su sucesor Felipe III decretaba la expulsión de los moriscos, concretamente en el año 1609.
La guerra de Sucesión se convirtió en
Valencia en un verdadero enfrentamiento civil entre los botiflers o partidarios de Felipe de Borbón y los maulets o partidarios del archiduque Carlos. En el año 1706 se producía la entrada triunfal del archiduque en Valencia donde se proclamaba rey como Carlos III, jurando de inmediato los fueros. Sin embargo, poco duraría su reinado al ser derrotados los partidarios del archiduque por las tropas franco-castellanas del duque de Berwick, en la batalla de Almansa, de 1707. La consecuencia más inmediata de la batalla fue la abolición de los fueros valencianos y aragoneses por parte del nuevo rey Felipe V y el endurecimiento de la política centralista con los decretos de nueva planta. Un año después Felipe V, para que los valencianos no olvidasen su derrota, transformó la casa de las armas en una robusta ciudadela, provista de una gran torre de base cilíndrica con foso y siete cañones que sobresalían de entre sus almenas.
Durante la guerra contra el francés
Valencia fue bombardeada por el general Suchet. A pesar de la resistencia mantenida por los revolucionarios valencianos Suchet va a entrar triunfalmente en la ciudad el 14 de enero de 1812. Sin embargo, continuaron las partidas revolucionarias al sur y al oeste de nuestras tierras. El guerrillero Josep Romeu fue capturado en Sot de Chera y ejecutado en la plaza del mercado de Valencia el 12 de Junio de 1812. Un año después, a raíz de la derrota sufrida por los franceses en Vitoria, Suchet ordenaba la retirada de Valencia.
La ciudad fue testigo directo de los enfrentamientos entre liberales y carlistas. La violencia, los fusilamientos y las arbitrariedades cometidas por ambos bandos se caracterizaron por el elevado grado de barbarie alcanzado. El 6 de marzo de 1836 los liberales de la Milicia Nacional ocuparon
Valencia y obligaron a dimitir al capitán general Carratalá. Se sucedieron varios episodios bélicos hasta la derrota definitiva de Cabrera y la toma de su principal bastión, Morella, por las tropas isabelinas.
Poco después, con la proclamación de la primera República española el 11 de febrero de 1873 se produjo la misma respuesta en
Valencia, proclamándose el cantón republicano. Los sectores monárquicos se unieron rápidamente y en diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamó la restauración borbónica en Sagunto. Un mes después, desembarcaba en Valencia, de su paso hacia Madrid, el nuevo rey Alfonso XII.
En noviembre de 1936 Valencia pasó a ser la capital de la república y en marzo de 1939 las tropas nacionalistas entraron en Valencia sin encontrar apenas oposición.

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