Autor:
César Vidal
Corría el mes de agosto del año 1250 cuando los moros
de Uxó, en Valencia, recibieron una carta puebla que estaba firmada, y cito
textualmente, por ((lo Rei de Aragó, de Mallorques, de Valencia e Conde de
Barcelona y de Urgel e senyor de Montpesné)).
El documento reviste una enorme
importancia porque en él se puede apreciar con facilidad la existencia de una
lengua valenciana bien distinta de la catalana, que aparece en otros documentos
de la época, y esto a una docena de años de la reconquista de Valencia por
Jaime I es Conquistador.
Cuando se analizan los dos tipos de
documentos, esta carta puebla de Uxó y al mismo tiempo otros documentos en
catalán de la época, y se hace sin perjuicios, sin sectarismos, sin fanatismos,
se encuentran elementos muy diferentes típicos del catalán actual y también del
valenciano actual. Es cierto que ambas lenguas tienen similitudes es lógico que
así sea dada su cercanía geográfica, pero el catalán aparece ya como una lengua
mucho más cercana al provenzal que el valenciano. Tan es así que el trovador
Vidal de Besalú manifestaba que lo que en Cataluña se hablaba en realidad era
provenzal.
Todo es lógico, porque en Valencia
reconquistada en 1238 por el Rey de Aragón Jaime I el Conquistador ya se
hablaba una lengua romance. El Valenciano, que no fue traída precisamente por
los escasos soldados catalanes que acompañaron al monarca. Catalanes que, dicho
sea de paso, tampoco se asentaron en los lugares donde se hablaba en Valenciano.
El Valenciano experimentó un
verdadero renacimiento literario cuando el catalán apenas balbucía sus primeros
escritos y produjo obras extraordinarias como Tirant lo Blanc, que como el propio Martorell escribía
en su prologo, estaba escrito en lengua Valenciana.
Por supuesto, nadie negó esta
realidad durante siglos; siglos en los que gracias a Dios el nacionalismo
catalán todavía no había nacido. De hecho, Gregorio Renovar, Canónigo de la
Catedral de Mallorca, ya bien entado el siglo XVI se quejaba de que la novela Blanquerna, obra del mallorquín Raimundo Lulio, no
hubiera sido traducida a lo que él llamaba ((la lengua más culta de las lenguas
romances de Occidente)), es decir, El Valenciano. La traducción a ésta lengua
vería la luz en Valencia en 1552, y en su prologo se indica, y cito
textualmente, ((que ha sido dado a la prensa en lengua VALENCIANA)). Por
supuesto esto no se trata de una excepción.
Salvador de Madariaga decía por
ejemplo ((La lengua Valenciana difiere lo bastante de la Catalana, para poder
permitirse gramática y vocabulario propios)).
Azorín señalaba: ((El Valenciano
tiene su medida y su sabor. La concesión del Valenciano se ve cuando se
comparan textos con textos con otro idioma)).
El Padre Fullana, en su discurso de
ingreso en la Real Academia Española, asevera ((la existencia independiente del
Valenciano como lengua que no es, como dicen algunos, una variante de
Catalán)).
E incluso Pi i Margall, catalán,
federalista, no dudaba en escribir: ((Subsiste en España no solo la diversidad
de leyes, sino también idiomas. Se habla todavía en Gallego, en Bable, en
Vasco, en Catalán, y en Valenciano)).
Esta verdad innegable ha intentado
ser ocultada en las últimas décadas por los nacionalistas Catalanes, con la
ayuda inestimable de la izquierda. Mediante un gasto escandaloso, a costa de
todos los Españoles, que se ha granjeado voluntades, y se ha intentado
atropellar, laminar y exterminar el Valenciano como lengua distinta, el
nacionalismo catalán se ha permitido la altiva desfachatez de querer imponer
incluso sus reglas gramaticales en otra lengua “VALENCIANO”. Y hoy en día, en no pocos lugares del Reino
de Valencia, reducido por la izquierda catalana a “País
Valencià” a los niños Valencianos se les corrige a la catalana y, por
ejemplo, les tachan el valenciano axina para cambiárselo por el axí
catalán, o incluso en los centros docentes les obligan a llevar a clase
diccionarios catalán-castellano para aprender Valenciano.
El catalán es una lengua española, “del
Condado de Barcina”, (la antigua Barceloneta,) y como todas las lenguas
españolas es hermosa, es secular es sonora, pero no es el Valenciano. Y éste
por su peculiaridad, por su prudencia cronológica y literaria, por enorme
legado histórico, merece un respeto, un cuidado, incluso un mimo, que Rodríguez
Zapatero., sometido absolutamente a los caprichos de Maragall y del tripartito
nacionalista que gobierna en Cataluña, lo niegan, lo falsean, lo imponen al
estilo más puro Stalinísta, en los Centros Docentes desde las enseñanzas
primarias, y en todos los Estamentos Oficiales, por supuesto, en el plan
de ((sí ó sí)).
La última prueba la
hemos tenido hace unas horas cuando se ha atrevido a decir que el Catalán y el
Valenciano eran una sola lengua, una falsedad más grande como que Z.P. es
Presidente ilegitimo, y que está claro, gracias al 11-M, y a la manipulación
del P.S.O.E., por lo que para la inmensa mayoría de los Valencianos no tiene ni
voz ni voto en éste tema. Que daba lo mismo los ejemplares que hubieran llegado
de la Constitución en otras lenguas españolas distintas al castellano, porque a
fin de cuentas el catalán y el valenciano no se diferenciaban, (ESTO ES FALSO),
no tiene ni idea, se lo niega de la misma manera que le niega el agua que
hubiera llegado a las huertas valencianas gracias a una gran Plan Hidrológico
Nacional que Rodríguez Zapatero se ha permitido aniquilar, mas le vale que haga
honor al oficio de “Zapatero remendón”., y que me perdonen los señores de éste
oficio,
Y es que a Rodríguez Zapatero le
sobra altivez, pero le faltan principios firmes y saber que es gobernar una
nación.
Principios firmes que se
manifiesten, por ejemplo, en defender a todas las comunidades autónomas sin
preferir a unas sobre otras.
Que se manifiesten, por ejemplo, en
buscar el bien común por encima de sus intereses partidistas.
Que se manifiesten, en hacer valer
todas y cada una de las culturas regionales en el contexto de una España unida
y orgullosa de sí misma, y no aceptar la división ó cuarteamiento de España,
cuando la Unión Europea se está uniendo.
Precisamente porque carece de
principios y de ideas firmes, al final siempre cede ante la amenaza, ya sea el
Carod Rovira que se entrevistó con ETA en Perpiñán para desestabilizar a
España, ya sea con Ibarreche, que gracias a Rodríguez Zapatero podrá celebrar
su referéndum separatista, o ya sea con Maragall que amenazó con querellarse a
Rodríguez Zapatero por llevar ante la UE un texto de la Constitución en
Valenciano. Más le valiera al Maragall, en vez de dilapidar el dinero de los contribuyentes
enviando a sus agentes catalanistas a Valencia y a Baleares y financiando una
selección de hokey catalana, que se ocupara de gestionar una sanidad
escandalosamente deficitaria, que al final vamos a tener que pagar el resto de
los españoles.
No se percata, no quiere ver
Rodríguez Zapatero, que con su política de sumisión a loa nacionalismos sólo
está turbando la casa común, gloriosa y milenaria, esa gran nación que España.
Y hace mal, porque como dice el libro bíblico de los Proverbios, en su capitulo
11 y versículo 29: ((El que turba su casa, solo heredará viento)).
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