Por:
Ricardo de la Cierva
Uno de los profesores valencianos que solicitó el
manifiesto, Alfons Cucó, luego senador socialista, publicaba en 1971 un libro,
El valencianisme
polític (Valencia, Imp. Cosmos) bajo el patrocinio de
una fundación catalana y con prólogo del profesor E. Giralt. El libro es muy
interesante, aunque elude por completo el problema de la lengua
valenciana en relación con los objetivos del pancatalanismo; para adentrarse
en los aspectos políticos del valencianismo. Inscrito en el comando
catalanista de la universidad valenciana, Cucó intenta, en este libro, no
destruir sus posibilidaJes políticas de futuro alineándose descaradamente con
e1 pancatalanismo. En todo caso, y aparte de su trasfondo, eI libro ofrece
datos y perspectivas históricas de sumo interés. No hay en él más que una
referencia marginal a Sanchis Guarner, de quien no se aduce teoría alguna. Las
citas literarias- de Joan Fuster tampoco endosan sus aberraciones históricas y
lingüísticas.
El mismo año de la muerte de Franco, el ministro de
Educación Cruz Martínez Esteruelas creaba, por decreto 4 de febrero de 1975, el
Departamento de Lingüística VaIenciana en la Universidad de Valencia. Por
entonces un distinguido intelectual alicantino, notable historiador, el doctor
Vicente Ramos, publicaba un libro de máximo interés informativo, Pancatalanismo entre
valencianos. El autor se ha visto acosado por persecuciones
anticientíficas por parte del «comando». Ramos aduce una importante cita valencianista
de Salvador de Madariaga, en plena contradicción con su firma que prestó para
el infundado manifiesto de los académicos en 1970. Don Salvador había escrito:
«Valencia no quiere ser otra cosa que Valencia. Su lengua difiere lo bastante
de la catalana para poderse permitir gramática y vocabularios, si sus
literatos quisieran construírselos, como lo han hecho los catalanes a la suya.»
las gramáticas y esos diccionarios existen, como ya sabe lector; Madariaga no
tuvo tiempo de leerlos. Por esta epoca Manuel Sanchís Guarner, azuzado por los
pancatanistas, radicaliza sus posiciones; Cremades ha mostrado _desnudamente
las aristas -a veces contradictorias- en la evolución del «mestre
indiscutible». Y en 1977 otro distinguido intelectual del Reino de Valencia,
Miquel Adlert, _publica una resonante palinodia. Sabemos que Adlert había
fundado en 1939 una editorial catalanista en Valencia. ahora, en 1977, publica
su libro En
defensa de 1a llengua llenciana, jamás
citado por los pancatalanistas, que tratan de sepultarle entre escombros de
silencio. Su primera confesión es tajante: «ME
ENGAÑARON». Hace historia de los avances del catalanismo en
Valencia durante la República; revela que en 1951, durante un viaje a Cataluña,
advierte eI engaño y comienza su reconversión. Denuncia a Joan Fuster como
director de la campaña catalanizadora en Valencia, y fija el arranque de esa
campaña, en su última fase, en el año 1962. Y arroja la culpa de la
catalanización a los propios intelectuales valencianos; especialmente a ciertos
poetas. Su compañero de aventuras editoriales, Xavier Casp, formula también su
retractación. Inútil es decir que Alfonso Cucó los ha borrado absolutamente en
su libro.
El
valencianismo encontró, el año 1979, un inesperado aliado nada menos que en el
más famoso político catalán de la transición, el difunto marqués de
Tarradellas, que declaraba en Hoja del Lunes de Alicante de 23 de octubre de
1978: «¿Países Catalanes? Soy reacio a ese concepto. Nunca han existido ni
existen los Países Catalanes.» Ese mismo año un intelectual valencianista
militante, Vicente Simó Santonja, publicaba su documentadísimo alegato, ¿Valenciano o catalán?, que nos ha servido de guía para este estudio. Y un intelectual
catalán, el profesor Luis Rubio, catedrático de filología románica en la
Universidad de Murcia, publica sus Reflexiones sobre la lengua catalana que constituyen la hasta ahora más importante y fundada crítica a la
reforma del catalán por Pompeu Fabra. Esa reforma se hizo, según Rubio, por y
para Cataluña. Se monto sobre el habla de Barcelona; fue obra personalista, sin
el necesario equipo asesor; y bajo la obsesión anticastellana. que veía en
todas partes castellanismos que derivaban naturalmente, como había sucedido en
el castellano, del romance original. (Cremades, Normativa..., p. 59.)
A1 año
siguiente, 1971, la Academia de Cultura Valenciana reedita, actualizada, la Normativa ortográfica de Luis Fullana. Aparecen interesantes libros de iniciación infantil
y juvenil valenciana, editados por otra benemérita institución, el Grup
d'Acció Valencianista, como las obras de las profesoras María de los
Desamparados Licer y María Pilar Hervás Nelo i Carmeta (1983) y Desperta (2.° nivel) de 1979. Ya en 1981 la Academia de Cultura Valenciana
publica una obra de envergadura: Documentació formal de 1'ortografia de 1a llengua valenciana, que provocó lo que nunca había conseguido una gramática: un acto de
adhesión multitudinaria en el monasterio de Santa María del Puig, que
consiguió millares de firmas de destacados intelectuales, artistas y
profesionales.
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