En 1248 el rey Luis IX de Francia dejó su reino al cuidado
de su madre, Blanca de Castilla, y marchó a Oriente al frente de la séptima
cruzada, acompañado de sus hermanos, el conde Roberto I de Artois y el conde
Carlos de Anjou, así como del duque Hugo IV de Borgoña.
Aprovechando la ausencia del rey francés, Simón de
Montfort se nombró gobernador de Aquitania y marchó al continente para poner
orden y consolidar la autoridad inglesa sobre el ducado.
El año anterior, el sultán de Egipto al-Sálih había
arrebatado Tiberíades y Ascalón al reino de Jerusalén, pero al llegarle la
noticia de que Luis IX había desembarcado en Chipre decidió regresar a Egipto.
Luis IX decidió seguir el modelo de la quinta
cruzada: tomaría Damietta y, previsiblemente, el sultán estaría dispuesto a
cambiarla por Jerusalén. Así, en 1249 partió de Chipre con destino a Egipto. El
rey de Chipre, Enrique I de Lusignan, se unió a la expedición. De acuerdo con
lo planeado, los cruzados tomaron Damietta y al-Ádil ofreció canjearla por
Jerusalén, pero, al igual que sucedió en la quinta cruzada, Luis IX consideró,
ante la facilidad con la que habían vencido, que no había motivos para
negociar, y se dispuso a conquistar El Cairo. Conocedor de la historia, no
cometió el error fatal que causó el desastre de la quinta cruzada, y esperó a
que las aguas del Nilo volvieran a su cauce. Avanzó y llegó hasta la ciudad de
Mansura, donde se había reunido el ejército musulmán.
Mientras tanto moría el conde Raimundo VII de
Tolosa. Dejó como heredera a su hija Juana, que estaba casada con el conde
Alfonso de Poitiers, hermano del rey Luis IX. El control capeto sobre el
condado fue absoluto a partir de este momento.
En Escocia moría el rey Alejandro II, que fue
sucedido por su hijo Alejandro III.
También murió Abú Zakariyya, el rey de Túnez. Su
hijo, Abú Abd Allah, tomó el título de Califa y adoptó el nombre de
al-Mustansir.
El obispo Enrique de Uppsala predicó una cruzada
contra los fineses, en parte porque eran paganos y en parte porque los fineses
comerciaban con Nóvgorod más que con Suecia. Los ejércitos suecos se lanzaron
sobre Finlandia, dirigidos por Birger Jarl, el cuñado del rey Erik Eriksson.
Alberto Magno había regresado de París a su ciudad
natal, Colonia, donde fue nombrado rector de la universidad. Le acompañó su
discípulo, Tomás de Aquino.
A finales de año, con los cruzados a las puertas de
Mansura, murió el sultán al-Sálih, pero su viuda, Sayarat al-Durr, mantuvo esta
muerte en secreto y confió el heredero, Turán Sha, a los mamelucos. De este
modo evitó que las disputas sucesorias pudieran dividir a los musulmanes y
ayudar a los cristianos. El 8 de febrero de 1250 Luis IX lanzó un ataque por
sorpresa contra los egipcios que tuvo un gran éxito, pero su hermano Roberto de
Artois se lanzó a una persecución insensata con sus hombres que acabó con la
aniquilación de sus columnas. Entonces intervinieron los mamelucos, que
contraatacaron hasta forzar la retirada de los cruzados. Se inició una
persecución que duró varios meses, en los que las enfermedades hicieron
estragos en los ejércitos cristianos. Mientras tanto trascendió la muerte del
sultán, y los mamelucos vieron con malos ojos a Turán Sha, que había
permanecido escondido durante la batalla contra los cruzados. Lo asesinaron y
proclamaron sultana a Sayarat al-Durr. Ésta designó como sucesor a un joven
príncipe ayubí, y encomendó la regencia a un mameluco llamado Aybak.
El 6 de abril los musulmanes rodearon a los
cruzados, hicieron una matanza y capturaron a sus jefes, entre ellos Luis IX,
su hermano Carlos y el duque Hugo IV de Borgoña. Blanca de Castilla reunió
hombres y dinero para rescatar a sus hijos, que para ser liberados tuvieron que
entregar, además, Damietta. (El duque quedó cautivo.)
El rey Erik Plovpenning de Dinamarca murió asesinado
por su hermano y sucesor, el duque Abel.
El sueco Birger Jarl había ocupado el sureste de
Finlandia cuando su cuñado, el rey Erik Eriksson, murió sin descendencia.
Entonces Jarl logró que su hijo Valdemar, de diez años de edad, fuera elegido
rey, de modo que él mismo ejerció de regente. Se inició así una nueva dinastía
en Suecia, la de los Folkung. Jarl estableció su capital en Estocolmo.
Finlandia se convirtió en campo de batalla entre los suecos y los rusos de
Nóvgorod.
Abú Yahyá, el rey de los benimerines, murió y fue
sucedido por su hermano Abú Yúsuf Yaqub.
Los siameses formaron un reino independiente con dos
capitales gemelas: Sukhotai y Si Sacchanalai.
El 13 de diciembre murió el Emperador Federico II.
Poco antes se había casado con Bianca Lancia, la madre de su hijo Manfredo (y
de Constanza, la esposa de Juan III de Nicea). De este modo Manfredo, el
príncipe de Tarento, dejaba de ser bastardo. Su hermano Conrado, el rey de
Jerusalén, heredó el reino de Sicilia y, teóricamente, puesto que era rey de
romanos, se convertía en el nuevo Emperador, Conrado IV, pero tenía como rival
al conde Guillermo II de Holanda. El Papa, que tenía que coronar al Emperador,
se convertía en una pieza dicisiva.
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