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Autor: Joan Benet 
www.llenguavalencianasi.com 
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Los Valores Humanos, y lo escribo con mayúsculas,
  pues no es para menos, han sido, son y no deben dejar de ser, las piedras
  angulares, los pilares, la base sobre la que debe cimentarse toda educación,
  pero no sólo la de nuestros jóvenes, que son el futuro de nuestro mundo y
  clave de nuestro presente, sino de nosotros mismos, pues en numerosas
  ocasiones, somos nosotros, los adultos, quienes incurrimos en violar algunos
  de los Valores Humanos más elementales, como pueden ser la Honestidad, la
  Puntualidad, la Responsabilidad, la Paciencia, la Gratitud, la Solidaridad… y
  tantos otros valores que sin darnos cuenta dejamos de lado sin motivo
  aparente, y no olvidemos que nuestros jóvenes, que son como libros en blanco
  que hay que llenar con renglones rectos, aprenderán de nuestras costumbres y
  comportamientos y si estos no son rectos, sus renglones tampoco lo serán.
  Pero tampoco olvidemos que las personas que tengamos a nuestro alrededor
  tomaran buena nota de cuanto hagamos y a buen seguro, con la misma moneda nos
  pagarán, y si nuestro comportamiento está siempre dentro de un mundo lleno de
  Valores Humanos, así recibiremos a cambio de nuestras acciones.  
Tampoco hemos de olvidar que a nuestros jóvenes, no
  sólo se les educa en los centros de enseñanza, donde suelen haber
  profesionales cualificados para impartir las materias oportunas, sino que la
  educación de nuestros jóvenes es una tarea de todos, dentro y fuera de las
  aulas o los trabajos, pues todos, y más aún nuestros jóvenes, son personas
  que están aprendiendo en todo momento y situación, y los Valores Humanos se
  aprenden en las aulas, así como en, “la escuela de la vida”, y muchas veces,
  esa, escuela de la vida con los valores que nos ofrece, es la que nos marcará
  para toda nuestra vida. Quiero hacer notar que tan importante es saber qué
  río es el más largo del mundo, como saber escuchar a un anciano cuando desea
  compartir con nosotros unos minutos de su tiempo o su historia personal. O
  que tan importante es saber en qué año se descubrió América, como recordar el
  cumpleaños de alguna persona querida, pues la Amistad, el Amor o la
  Generosidad, también son Valores Humanos que cultivar con sumo cuidado, y que
  a veces, por la fuerza de la costumbre, llegamos a hacer que éstos pierdan su
  verdadero sentido.  
Debo decir que siento mucho pena cuando oigo la
  frase, “Hay dos palabras que te abrirán todas las puertas, ‘empuja’ y
  ‘estira’”, cuando las dos verdaderas palabras que te abrirán todas las
  puertas, por más cerrojos que estas tengan son, “Gracias” y “Por favor”,
  parece que a uno se le llena el espíritu cuando las dice o las oye. Estas dos
  mágicas palabras encierran en ellas mismas toda una filosofía de vida que
  incluye, o quizá va más allá de los Valores Humanos, pues no están reclamando
  nada para quien las pronuncia, sino tan sólo están ‘festejando’ una acción u
  omisión de una persona que merece todo tu respeto. La versión de la frase con
  las palabras ‘empuja’ y ‘estira’, es muy usual entre los jóvenes carentes de
  ciertos valores, o para realizar algún chiste, pero lo cierto es que a fuerza
  de decirla más y por más personas, está tomando una relevancia que está
  relegando al olvido la auténtica frase y su correcto significado.  
Los Valores Humanos, tan desprestigiados por ciertos
  sectores en los actuales tiempos, debería ser nuestra primera preocupación en
  la educación de nuestros jóvenes, pues tan sólo cimentando una buena base,
  llena de grandes y profundos Valores Humanos, podremos consolidar un buen
  futuro y componer una sociedad donde los Valores Humanos sean los verdaderos
  estandartes de todos nosotros, de toda la sociedad, de toda la humanidad. 
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miércoles, 30 de enero de 2013
EL ARTE DE LOS VALORES HUMANOS
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