Por Ricardo García Moya
Las Provincias 13 de Diciembre de 1998
Sé que los
publicistas de la Granja Rinya agradecerán que la cite, pues si han
Ilenado Alicante con publicidad en catalán, será para promocionar la empresa.
Es evidente que la costosa inmersión está obteniendo frutos. En la Feria de
Alimentación de Alicante, ciertas
empresas valencianas ya usaron el catalán para promocionar los
productos, aunque la más modélica, como les decía, fue la Granja Rinya de Albal que, "amb saviesa", está ampliando "la seva gama amb formatge amb
maduixes per a Iliscar i amanides".
Son tan "cultes" estos
empresarios de Albal que han abandonado el posesivo "seua" y la preposición en;
los sustantivos "fraules, freses y ensalades"; así como el ancestral
lo, creando curiosas mutaciones semánticas, por ejemplo: "Lo más natural es lo auténtico",
lo traducen en "Alló més natural és
alló més auténtic". Como es lógico, en Albal son libres de promocionar
el catalán e ignorar la lengua valenciana.
De lo patético
pasamos a lo normal: En la fornida Almansa del XVII -ovejas, cerdos, murallas, esparto y, quizá
algún antepasado de En Juan Romero- se celebró la canonización de San Pascual Baylón con gran
esplendor. A nosotros, como valencianos, nos
interesa la crónica que describe
las construcciones efímeras del interior de la iglesia de Santiago pues
testifica la presencia del idioma del Reino en Castilla no en AIbal. Así, al
describir el jeroglífico situado junto a la capilla mayor, constata el cronista
que "contenía tres Lenguas:
Valenciana, Castellana y Latina" (Cortés, P. L.: Demostraciones festivas. Madrid 1693, p. 60).
EI libro fue dedicado al príncipe de Sabeli
publicándose en la Imprenta Real de
Madrid gracias a la generosidad -ahora diríamos subvención- de D. Joseph López "Regidor de AImansa natural de ella y Gobernador General de los
Estados de Chinchón". Entre tanto noble castellano encontramos al culto
autor de la crónica, el Doctor Pedro Luis Cortés, "Rector de la Parroquia
de la Villa de Ibi"; hecho que explica la descripción de los milagros
obrados por San Pascual en Ibi cuando "dexó su Patria y se vino al Reyno" (P. 16).
En las alegorías del altar mayor, unos "versos valencianos" mostraban elementos
léxicos ahora prohibidos desde Barcelona. En la frase "atre Sant mes Santisim" (p. 60),
aparece el condenado "atre", indefinido que nació en la
prosa de los Furs jaiminos, retozó entre versos de Jaume Roig y fue sacrificado
en el matadero del IEC. Hoy, la vigente y falsa Gramática Valenciana de la
Generalidad (Ed. Bromera) impone el arcaísmo "altre" y el
barcelonés "altri" (p.
106) . En otro verso leemos: "EI u
pera el Sant" que los normalizadores transformarían en "el un". En 1693, en Castilla no
usaban términos ambiguos para aludirnos, como vemos en las octavas del
fraile manchego Antonio Faxardo:
"Pascual, aragonés en nacimiento, castellano en esfuerzo, y valenciano en religión", (p. 133).
Respetaban nuestro gentilicio, lengua y título del territorio; a nadie se le
hubiera ocurrido en Almansa, Albacete o Albal llamarnos levantinos en presencia del retor de Ibi Pedro Luis Cortés, fiscal de la justa poética.
Comparar estos libros con los actuales es
lacerante. Tengo aquí la lujosa "Obra completa" de Ausias March (Ed. Barcanova) acabada
de salir del febril fogón barcelonés. Tras
estos trabajos suele aparecer el típico erudito canadiense o
australiano, especialista en un tema, pero cegato respecto a la historia e
idiosincrasia secular de nuestro Reino. Elásticos sociales e intuitivos, saben
de qué pie cojean los que reparten subvenciones, adobando subliminalmente sus
ensayos.
En este caso el autor es el conocido catalanista
inglés Robert Archer (Londres, 1948), el cual ha recibido una opípara
subvención de la Generalidad (¡ay!) valenciana. A cambio, el sabio pregona que
Ausias March no escribió en valenciano, sino en "català desprovençalitzat",
y que espera que "la seva
lectura sigui avui" un placer
por la "seva vellesa" (p.
20). EI libro ha ingresado veloz en las bibliotecas regidas por la Generalidad
valenciana (¡uf!), y mantenidas con nuestros impuestos (¡ay!). Mister Archer,
cumplidor, confirma a los que le han subvencionado que "hem regularitzat d'acord amb I'ortografia
moderna del català" los poemas de March. También dice Mister Archer
que para esta depuración marchista ha utilizado como detergente el falso
Diccionario valenciano de la Generalitat (Ed. Bromera); el mismo mamotreto que
nos ordena usar "no pas, altri, a més a més, noi, Ilur, però, amb",
etc.
No paran. Esta semana, con la excusa del SIDA, la
Generalidad ha inundado los centros de enseñanza con unos panfletos a todo
color en perfecto catalán. Importa poco que el SIDA progrese, el objetivo es
destruir la lengua valenciana. Igual
que Canal 9, el panfleto sólo utiliza las formas verbales ampurdanesas:
"ofereix, exísteix, aconse- gueix,
persisteix, produeix, recobreixen, seguiexen, disminueix, decideixes...".
En consecuencia, es natural que el pueblo se irrite cuando los políticos
anuncian un incremento de "la ayuda al valenciano", pues supone miles
de millones que entregarán a la inmersión catalana. En 1693, en Almansa se
utilizó la lengua valenciana; hoy, en
1998, hasta el "formaget en freses" se traduce al barcelonés
"formatget amb maduixes".
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