jueves, 28 de julio de 2011

MISTERIOS DE LA HISTORIA-V


Por: Ricardo de la Cierva
Editorial  Planeta

Segunda edición: febrero 1991


III.               CATALUÑA: MUCHO MAS QUE UN MILENIO



HAY DOS HISTORIAS DE CATALUÑA

Inútil es decir que estos comentarios se emprenden desde un profundo amor y respeto a Cataluña, que brota de mi cuarto de sangre catalana; y dos de los otros tres cuartos son de sangre almogavar, que me impulsan a la misma comprensión y al mismo respeto. La historia de mi familia materna, que es la de los duques de Hornachuelos, se remonta por una de sus ramas principales al solar ampurdanés de la reina doña Sibila de Fortia, cuyas huellas he seguido con emoción inmensa en mas de una incursión por la Cataluña interior, con pretextos electorales. Me he honrado con la amistad de los dos últimos presidentes de la Generalidad catalana, señores Tarradellas y Pujol, y creo que, ante hechos inequívocos, con su confianza. En Cataluña se editan mis libros y tengo una parte sustancial de mis amigos mejores. Por lo tanto albergo la sensación de que escribo desde dentro, lo que me permite no caer en el halago torpe que prodigan, un tanto servilmente, algunos intelectuales castellanos cuando hablan sobre Cataluña; y creo por ello mas fácil decir a los catalanes, desde el corazón de la historia, lo que creo, sin dogmatismos, la verdad.

Y es que hay dos historias de Cataluña que difieren sobre la única realidad de Cataluña. Una, la mas antigua y venerable, pero que tiene hoy eximios representantes, considera a Cataluña en si misma y como una de las fuentes de España, y contempla la historia de Cataluña como destinada por la geografía y por la propia historia, incluida en la voluntad de su pueblo y sus grandes rectores históricos, de confluir en esa unidad superior que se llama España. Sin embargo, cuando se planteó, desde reivindicaciones culturales, el catalanismo político exacerbado a fines del pasado siglo, brotó al margen de esa gran historia una historia romántica de Cataluña en la que lo malo no es el romanticismo sino el prejuicio; se trataba de una historia  concebida y escrita con un propósito: desvincular a la historia catalana de la historia española, aplicar a la historia el exagerado concepto del hecho diferencial  en que se querían fundar el nacionalismo, e incluso el separatismo catalán, enfrentado de lleno con la geografía y con la historia real de Cataluña.

Algunos historiadores catalanes de primera magnitud, como el citado Vicens Vives y el gran Ferran Soldevila (que mantiene, sin embargo, una veta nacionalista moderada) están inmunes de esa aberración porque, además de grandes historiadores de Cataluña, son grandes maestros de la historia de España;  ver por ejemplo los múltiples tomos de la que con este título escribió Soldevila y ha reeditado Ariel en nuestros días. En esa esplendida línea de convergencia otro profesor e historiador catalán por los cuatro costados, Marcelo Capdeferro, publicó en Editorial Acervo de Barcelona, en 1985, su interesantísimo libro Otra historia de Cataluña, que tuve el honor de prologar. Frente a quienes exaltan, fuera del tronco, el hecho diferencial –los historiadores románticos-, Capdeferro insiste en la evolución del tronco genérico; los elementos comunes y convergentes entre la historia de Cataluña y la de España. Fundada en las desviaciones románticas de historiadores decimonónicos como Victor Balaguer y Antonio de Bofarull, la historia catalanista degenera con frecuencia en el separatismo y, lo que es peor, en una forzada y antihistórica inexactitud.

Cuando Capdeferro afirmó y probó esa tesis, y ofreció en su  Otra historia una estupenda alternativa de historia real, un silencio cobarde y culpable  se abatió sobre su obra y su persona. Es, para un observador imparcial, una prueba de juego sucio, de sectarismo antihistórico, de politización de la historia y de la cultura. Aún así se agotó muy pronto la primera edición del libro, que ya ha logrado una urgentísima reedición. El debate histórico no se zanja con imposiciones ni silencios totalitarios; acostumbrados a ser víctimas de tales métodos, que jamás me han inquietado lo mas mínimo, quisiera ahora rendir tributo público al valor de este notable y valeroso historiador catalán, marginado sin razón alguna por aquellos que, como decía Antonio Machado, desprecian cuanto ignoran.

Con este espíritu emprendo estas consideraciones sobre el misterio que ofrece, para un lector de hoy, la verdadera historia de Cataluña. A la luz de estos profundos y honestos historiadores catalanes, e incluso, en algunos casos, catalanistas, que he resumido en los nombres de Vicens Vives, Soldevila y Capdeferro.

No hay comentarios: