miércoles, 17 de febrero de 2010

LA PREAUTONOMIA VALENCIANA (VIII)

LA BATALLA DE VALENCIA (V)

El blaverismo también ha tenido su expresión violenta materializada en el Grup d'Accio Valencianista (GAV), una organización autodenominada como valencianistas, en cuya revista interna "Som" reconocen ser los autores de la quema de la señera preautonómica en el 9 de octubre de 1977 en el Ayuntamiento de Valencia. Además, por ese mismo número, publicado en el año 2002, fueron denunciados por el
BNV de hacer apología al terrorismo ya que, según los nacionalistas, manifiestan en ella su aprobación con los atentados con bomba contra Joan Fuster y Manuel Sanchis Guarner.

Recientemente, desde el año 2005, el blaverismo ha sido acusado por diferentes fuerzas políticas progresistas y nacionalistas valencianas de atentar contra las sedes del
BNV en Valencia y localidades de los alrededores.

No es precisamente el Bloc nacionalista de izquierdas el que puede acusar al Grup d’Accio Valencianista de terrorismo, cuando este Bloc estaba conexionado con el Psan, partido del que ya he hablado en otras ocasiones, y muy relacionados con el grupo catalanista Terra Lliure, autor de innumerables atentados contra la convivencia de los valencianos.

Ya hemos dejado constancia más arriba de las situaciones que se produjeron callejeramente, para advertir a los parlamentarios que estaban gestando el estatuto de autonomía, de cuales serían las consecuencias para ellos caso de que consensuaran la introducción en el estatuto del catalán en lugar de nuestra Lengua o Idioma Valenciano. Y ello parecer ser que logró cambiar la actitud de todos ellos, no creo que por coherencia con nuestra historia sino, más bien, por temor a que las manifestaciones callejeras pasarán a mayores y pudiera peligrar su integridad física.

El año 1979 iba a ser determinante para concluir este espinoso asunto, pues, en el mes de agosto, en pleno periodo de vacaciones, se trata en el Consejo de Ministros la incorporación de la Lengua Valenciana al sistema de enseñanza y se recurre al rey, que ya está desplazado a Palma de Mallorca, para que estampe su firma –por otra parte no tan extraño- en tan denigrante real decreto, denigrante por que en él se nos cataloga como País Valenciano. Una vez más la falta de respeto hacia los valencianos por parte, tanto del gobierno como de la monarquía, se hace patente y pasaría a ser la característica corriente que continuaría denigrando y denostando a nuestro pueblo en los años posteriores a la preautonomía valenciana. Transcribimos seguidamente el citado real-decreto para constancia.

Anexo V. Real Decreto 2003/1979, de 3 de agosto, por el que se regula la incorporación de la Lengua Valenciana al sistema de enseñanza del País Valenciano
Por el decreto transcrito vemos como el gobierno de aquellos años, de la UCD, se manifestaba mediante el real decreto sobre la incorporación de la lengua valenciana al sistema de enseñanza, pero traicioneramente asigna para nuestro Reino de Valencia el estrafalario nombre de País Valenciano, tantas veces repetido por los estamentos políticos y tantas veces rechazado por los valencianos. Pero ahí no queda todo. Al tratarse de un Real Decreto se hace precisa la firma del Rey Juan Carlos I y éste no tiene ningún empacho en estamparla en el real decreto donde tan miserablemente se nos utiliza a los valencianos.

No obstante ello, hay que mencionar que el repetido real decreto siempre habla de la incorporación de la Lengua Valenciana al sistema de enseñanza, pero también deja en el aire cual será su definitiva denominación, hasta que se apruebe el correspondiente estatuto de autonomía de la Comunidad Valenciana.

Pero ello no es óbice para que podamos pensar que ya las instituciones, tanto gubernamentales como monárquicas, estaban decididas a transgredir una vez más nuestra historia y nuestro histórico nombre de Reino de Valencia, a pesar de que las manifestaciones de los valencianos venían reclamando la citada denominación y, por supuesto, en contra de los “parlamentaris del plenari” de la preautonomía, que estaban pasteleando con nuestras más ascentrales señas de identidad.

Prueba de ello es la posterior promulgación de la Ley de Uso y Enseñanza del Valenciano, del año 1983, una vez ya aprobado el estatuto de autonomía. En esta ley se habla única y exclusivamente del idioma valenciano o de la lengua valenciana o, simplemente, del valenciano. Se preocupan muy mucho de que en esta ley no aparezca la denominación ni siquiera la alusión al catalán. El caballo de Troya está servido. Una cosa es la letra del ley y otra cosa muy distinta es el espíritu de la misma y, lo que es peor, la aplicación de los reglamentos e instrucciones que posteriormente se promueven para su desarrollo.

Y otra cosa bastante distinta de todo ello es la actuación de los partidos políticos en la aplicación de esta ley, tanto en los centros escolares, institutos de enseñanza media, universidades y todas aquellas instituciones dependientes de la administración. Lo que se aplica es el catalán puro y duro, traicionando tanto la historia de nuestro Reino de Valencia, como el sentimiento de muchos valencianos que se quedan atónitos cuando ven que a sus hijos se les está lavando el cerebro en lo referente a la enseñanza del “valenciano” y a la normalización en el uso del mismo.

Y aquí los maestros o profesores tienen un papel determinante para que la “normalitzación” se lleve a cabo a costa de lo que sea. Tanto maestros de naturaleza valenciana e incluso valenciano-parlantes, como la actuación de otros maestros foráneos (en muchos casos éstos son los peores), hace que la aplicación de las instrucciones gubernativas por medio de los inspectores de educación, sea llevada a cabo hasta sus últimas consecuencias.

Hay muy pocos estudiantes que se rebelan contra la imposición de una lengua que no es la suya, y de las connotaciones políticas que lleva consigo este lavado de cerebro. Pero a esta oposición de los estudiantes no se suman la inmensa mayoría de sus padres para respaldar su actuación en las aulas y ello hace que, por parte de la Consellería de Cultura, se promueva y publique el que no existe rechazo alguno en la aplicación de la ley, reglamentos y actuación de los colegios y, por tanto, la paz escolar está garantizada.
Las mentiras del gobierno son impresentablemente manifiestas, pero la falta de controversia y quejas sociales hace que los políticos continúen con la inmersión lingüística.

En los tiempos de la aplicación de la mencionada ley de uso y enseñanza de valenciano, si hubiera habido una oposición frontal de los padres contra esta “normalitzación”, los políticos hubieran dado marcha atrás a la catalanización de lasaulas, pero sólo hubo una oposición raquítica de algunos padres que respaldaron a sus hijos, lo que les produjo no pocos problemas con los responsables de los colegios, tanto públicos como privados religiosos subvencionados, donde fueron tachados de culpables del ataque a la paz social y a la libertad de cátedra de los profesores.

Ver Anexo VI. Ley 4/1983, de 23 de noviembre, de Uso y Enseñanza del Valenciano

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