Por Ricardo
García Moya
Las Provincias
24 de Noviembre de 1996
He vuelto mentalmente a Catarroja arrocera y sensual al hojear un bando ordenado en
1770. AI regente del Reino le había Ilegado información sobre "gravísimos
perjuicios que causan al bien de las almas y sociedad civil el poco decente
traje de los calzones anchos". La foránea autoridad -acostumbrada a la
hermética moda de la gélida Castilla- amenazaba con encarcelar a los
valencianos que llevaran el saragüell sin normalizar.
EI regente (que no tenía que socarrarse en las huertas de Orihuela o Chirivella) prohibía
"calzones anchos si no Ilevan debajo de ellos otros atados por bajo los
camales; y sólo se podrá aflojar en el campo, sin que les sirva de descargo
decir que vienen del trabajo y están camino de casa; pues deberán guardar esta
prevención de honestidad, sin más licencia que la de poder soltar el apretador
del camal de los calzones mientras estén en sus labores, con lo cual se salva
la modestia". Cinco días de prisión sufrirían los
labradores que incumplieran
la norma.
Han pasado siglos, y otros
censores -ahora catalanes- vuelven a corregir a
nuestros antepasados del rococó
con normas extrañas. Así sucede en la Historia
de la Literatura Catalana de Martí de Riquer cuando afirman que la crónica
de las "Fiestas secualares"
(Valencia, 1762) del jesuita Tomás
Serrano , estaba escrita en castellano, salvo ciertas poesías y la
convocatoria de premios o cartel que aparecían "en catalá" (Riquer, M.: Hist. Lit. Cara.t. VI, p. 225).
Para comprobar algo tan curioso busqué la obra original. En la
página 76 estaba el citado "cartell
de premis en catalá", pero el texto de 1762 no concordaba con lo
entrecomillado por los filólogos del IEC.
Allí, ni en ningún párrafo del voluminoso libro aparecía la mínima referencia a
la lengua catalana; ninguna. Por el contrario, el ilustrado Tomás Serrano (que
era de Castalla) dejaba muy claro que: "el Cartel estaba en Lengua Valenciana, que Ileva en sí no sé qué gracia
difícil de trasladarse a otra" (Serrano, T.: Fiestas seculares.
Valencia 1762, p. 76).
Contrariando la voluntad del culto Tomás Serrano
(catedrático, latinista, escritor,
etc.) su obra ha sido "normalitzada" a placer por los
filólogos del IEC. Como si fuera un
indefenso estudiante actual, lo han encerrado en la metafórica "cárcel normativa" y, como los
saragüells idiomáticos del P.
Tomás no cumplían las normas del
Regente (léase Institut d'Estudis Catalans)
han rediseñado gramaticalmente su
obra a la moda catalana.
EI jesuita, por ejemplo, usaba "naixquí, naixqueres, naixqué", formas valencianas del
pretérito perfecto simple. Si lo hiciera ahora no podría acceder al
funcionariado, al estar
prohibidas por el IEC. La misma Generalidad Valenciana encargó a Bromera (la más catalanera del mercado)
la edición de "Els verbs valencians" (Alzira
1995) inspirada en libros como "Els verbs catalans" de la "Col-lecció Pompeu Fabra" (Barcelona,1984). Lógicamente,
excluyen las formas valencianas de Tomás Serrano e imponen las catalanas:
"nasquí, nasqueres, nasqué".
La manipulación practicada por el equipo de la "Historia
de la literatura catalana" es sonrojante. Las poesías "en
catalá" figuran en el original como "versos en valenciá" (p.150) y - para hacer verosímil el
engaño- modifican palabras, sustituyen
terminaciones, añaden guiones y silencian ortografías. Así, donde en el texto
de 1762 dice "mes ilustres”; en
la HLC lo transforman en "mes il-lustres",
con la bárbara l-l geminada del Institut d'Estudis Catalans.
Tienen impunidad asegurada. Donde el jesuita escribió "de
hermosura", ellos añaden apóstrofo, "d'hermosura". La Y griega del original -sea conjunción
copulataiva o semivocal- la convierten
en i latina. Invariablemente, donde el equipo de Martí de Riquer encuentra el pronombre "Yo" (p.e. "yo tinc")
lo transforman en el catalán "jo".
La HLC esquiva versos en que
aparecen.elementos soterrrados en la "cárcel normativa" del IEC:
"chiquet" con CH (p. 151
); el odiado artículo "lo",
capaz de sustantivar adjetivos; el "vixquen",
con X; el numeral u, "cent per
u", etc.
No tienen otra opción. Un intelectual como Tomás Serrano, capaz
¡en 1762! de escribir "Mata la fam
en pà" (p. 157) con la preposición "en" -no la amb
catalana- necesitaba censura del IEC para que su testi monio no ridiculizara
las consignas sobre unidad de las lenguas valenciana y catalana.
EI IEC padece halitosis y su hedor hay quien lo vende como aroma
de azahar. Así pretenden en "Control
lingüístic o caos" (Ed. Bromera, claro está, 1996), donde esgrimen la
teoría del garrotazo metafórico y admi-
nistrativo para los
insumisos idiómaticos como el P. Tomás Serrano. Los profesionales de la
inmersión pretenden que nadie escape de la "cárcel normativa"
(infeliz concepto que surge en el panfleto citado). Los valencianos, pacíficos y tolerantes,
estamos condenados a sufrir periódicamente las mazmorras normativas de nuestros vecinos
catalanes o castellanos. Hay grilletes para todos, sean autores del siglo
XVIII, labradores con saragüells estivales o la revista del IVAJ. Aunque no deben pasarse, pues la
cornada del manso puede hacer pupa.
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