Por: Ricardo de la Cierva
Editorial
Planeta
Segunda edición: febrero 1991
IX.
RECONQUISTA HISTÓRICA Y
RECONQUISTA ANTIHISTÓRICA DEL
REINO
DE VALENCIA (siglos XIII y XX) (VI)
LA CONQUISTA DE VALENCIA CAPITAL
E1 29
de junio de 1236 una noticia de primera magnitud empieza a conmover a la
cristiandad entera: el rey de Castilla Fernando III conquista la capital del
califato musulmán en España, Córdoba. Jaime I se alegra por la victoria de su
primo y, ya que no le puede emular en santidad personal, decide emprender su
gran ofensiva sobre Valencia, cuya fama no era inferior en el mundo
mediterráneo. Convoca Cortes
aragonesas
en la ciudad de Monzón, en las que proclama la cruzada y cita a sus tropas y
mesnadas para
la Pascua
de 1237 en la ciudad de Teruel, punta avance de Aragón sobre el Reino de Valencia.
Como demuestra documentalmente el profesor Ubieto, la expedición es típicamente
aragonesa con fuertes contingentes de Navarra v participación de caballeros de
casi toda España En cambio, la participación de Cataluña es mínima,
casi inexistente. Ni los nobles ni los caballeros catalanes sienten atracción
por la empresa valenciana; mal podían llevar a ella su lengua si ni siquiera
aportan, salvo honrosas excepciones, sus armas. El ejército real de Aragón se
instala en el Puig, que recibirá su nombre definitivo de Puig de Santa María;
tras disponer la estrategia para el asedio, el rey retorna y deja al mando de
la hueste y de la posición a su tío, el aguerrido Guillén de Entenza. En
ausencia del rey las tropas de Zayan emprenden un movimiento envolvente
desesperado, rebasan la posición cristiana del Puig y en agosto de 1237 chocan
más al Norte, cerca de Peñíscola, donde a precio de sensibles pérdidas -entre
ellas, el propio Guillén- los cristianos les derrotan completamente.
Para la campaña de 1238 regresa el rey don Jaime al
campamento del Puig y toma el mando de un ejército bien escaso, con el que
parecía imposible el asalto de una bien defendida ciudad, apoyada desde el mar
por una escuadra tunecina, que no se atreve, sin embargo, a desembarcar ante la
posible presencia de una flota cristiana. La fuerza principal es aragonesa, con
130 caballeros, 150 almogávares -los más terribles guerreros de la Baja Edad
Media, procedentes de casi toda España- y 1000 soldados más: poquísimos
catalanes entre el corto pero decidido conjunto. Sólo el tremendo desgaste de
los musulmanes fuerza sin apenas combates previos, la rendición de Valencia,
que tiene lugar por capitulación formal el 28 de setiembre de 1238. Se ha dicho
que el rey entró en la ciudad el día 28 aunque no efectuó su entrada solemne,
con la ocupación del palacio real y la consagración de la catedral hasta la
fecha mantenida hasta hoy por una tradición popular y profunda, el 9 de
octubre. Ese día, según la misma tradición, se tremola la venerable senyera,
la bandera del Reino de Valencia con su franja vertical azul sobre las cuatro
barras en campo de oro.
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