Por: Ricardo de la Cierva
Editorial
Planeta
Segunda edición: febrero 1991
IX.
RECONQUISTA HISTÓRICA Y
RECONQUISTA ANTIHISTÓRICA DEL
REINO
DE VALENCIA (siglos XIII y XX) (V)
LAS
PRIMERAS CAMPAÑAS DE DON JAIME
Este
fracaso no desanima al rey de Aragón, y estimula a los demás monarcas cristianos
de los Cinco Reinos hispánicos, que al comenzar la década siguiente van a
concertar sus esfuerzos contra Al-Andalus, debilitado irreversiblemente
después de las Navas de Tolosa y la recaída en los reinos de taifas. En 1228
el rey Ibn Hud de Murcia se subleva contra los almohades y domina el sur del
Reino de Valencia; mientras desde la capital el converso Zeyt Abu Zeyt
mantiene un control relativo sobre la zona norte. Zeyt pacta con Jaime I, pero
es expulsado por Zayan, que dominará la ciudad en su agonía musulmana. Zayan
es un descendiente del mítico Rey Lobo y obliga a Zeyt a refugiarse en
Segorbe, desde donde reitera su
fidelidad al Conquistador. Los nobles
aragoneses organizan casi una invasión
en el norte del reino y el señor de Albarracín toma una posición
importante, Chelva, en 1228. Tras pactar nuevamente con Jaime I, Zeyt Abu Zevt,
el refugado de Segorbe se enitrega al rey cristiano. Jaime decide entonces
intervenir en regla regla. En el pacto, Zevt se ofrece para cooperar con los
cristianos en la reconquista de Valencia.
Ante
la guerra civil de los musulmanes, divididos en tres centros de poder dentro
del territorio valenciano, el impetuoso noble aragonés Blasco de Alagón ocupa,
en 1232, Morella y Ares. Jaime I recela de estas conquistas señoriales y decide
unificar bajo la Corona la penetración en el reino. Así lo hace sin permitir
otras iniciativas de menor rango desde la campaña de 1233, cuando penetra por
el Palancia y toma Burriana, sobre la costa, con lo que todo el norte del reino
queda aislado y a su merced. Aunque la
ocupación, inevitable, resulta muy dura, y los escasos colaboradores catalanes
de la reconquista valenciana piden al conde de Barcelona que abandone Burriana.
Jaime I no les hace el menor caso y, en 1235, toma Castellón y la hasta
entonces imposible Peñíscola; casi a la vez que su nombre el arzobispo de
Tarragona, Guillermo de Montgri, desembarca con lucida flota en la ciudad de
Ibiza, e incorpora al reino a la gran isla Pitiusa, junto con de Formentera.
Por su parte el rev dispone diversas razzias
sobre la fértil llanura valenciana, como señalando su decidida voluntad de
terminar la empresa.
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