Por Antonio Ubieto Arteta
Ilustrísimos y reverendísimos
prelados:
Hace algún tiempo publicaron una
declaración conjunta, que en esencia han reiterado con motivo del falso
«milenario de Cataluña», siguiendo en ambos casos las palabras de San Pablo
relativas a aquello de «oportuna e inoportuna mente». En esencia solicitan para
la noble tierra catalana y sus gentes el respeto a su cultura y la posibilidad
de que elijan en una consulta popular su deseo de seguir o no incorporados al
resto de España. Postura que los españoles no catalanes creo que
consideraríamos correcta si tuviesen sus reverencias alguna fuerza moral para
firmar tal carta, dando ejemplo y llevando la práctica lo que piden para
Cataluña, pero niegan para las Otras comunidades, como la de Valencia y los de
Aragón, quedando aparte el problema del valle de Arán.
Vamos por partes. En Aragón sigue
vigente el derecho privado aragonés, que está en uso diario. Y es muy diferente
al común o al que también se conserva en Cataluña. Pero dentro de este derecho
aragonés una de las figuras que más interviene es el «párroco» del lugar. Sus
posibles actuaciones dentro del campo jurídico no sólo se refieren sí más
conocido "testamento ante párroco", único y exclusivo de Aragón, sino
a Otros muchos casos más, que no enumeraré para no convertir esta misiva en un
libro. Un feligrés que no pueda dictar testamento ante notario puede hacerlo
ante su párroco y dos testigos: luego lo adverará, Y el registro del notariado
lo dará como válido. Y así "ad nausesm".
Pero la preparación de algunos
futuros párrocos de ciertas partes de Aragón no ofrece conocimientos de este
derecho aragonés, ni tiene en muchos casos por qué tenerlo. Sus ilustrísimas
considerarían una intromisión si alguien solicitase que se impartiesen cursos
de «Derecho aragonés» en alguno de sus seminarios.
Pero la realidad de cada día
señala las dificultades que tienen sus párrocos en las tierras aragonesas que
dependen espiritualmente de la sede de Lérida, Sus mayoritariamente ignorantes
jurídicamente párrocos avasallan a sus feligreses y les imponen unas formas de
vida extrañas al contexto histórico y jurídico en el que se han desenvuelto
desde antes que apareciese en los documentos el nombre de Cataluña.
Mas si tenemos en cuenta las
estadísticas que sus ilustrísimas han publicado resulta que en esas tierras
asiste regularmente a misa una cifra no superior al veinte por ciento, con una
frecuencia de sacramentos evidentemente inferior.
Pero los habitantes de los
pueblos donde el ochenta por ciento no asiste regularmente a misa y no practica
ningún sacramento tienen que recurrir a su párroco con frecuencia para
solucionar problemas de convivencia, ya que el Derecho aragonés vigente -y el
de todos los tiempos- no tiene en cuenta para nada la ineptitud en materia
jurídica del párroco o la práctica de la religión del posible feligrés. Con lo
cual los obispos catalanes están atentando cada dia la personalidad de los
aragoneses que viven bajo la obediencia del obispo de Lérida.
Y sé que alguno de sus
componentes episcopales habla de una unidad linqúistica entre esas tierras y
las situadas hacia el Este geográfico.
Dejando aparte esta falsa
concepción, que le permitió a Hitler anexionarse Austria hace cincuenta años, y
que responde a una teoría "nazíonalísta" excomulgada por la Santa
Sede, debo recordarles que efectivamente las tierras sometidas a la
jurisdicción del reverendísimo obispo de Lérida tienen unas peculiaridades
lingúísticas semejantes a las de la sede episcopal. Pero su argumento no es
válido por el sencillo motivo que también la mayoría de la población sojuzgada
por dicho prelado habla -y siempre ha hablado- el también noble idioma
castellano. Y ahí están Monzón, la capital industrial, Binéfar, Santalecina,
Pomar de Cinca, Villanueva de Sigena y otras muchas más poblaciones, con una
totalidad pobíscional que quizás superes la que por cultura es bilingús.
El respeto que exigen para la
cultura catalana deben sus ilustrísimas también practicarlo para quienes no son
catalanes y han reclamado reiteradamente su incorporación a la jurisdicción
episcopal aragonesa.
El derecho de autodeterminación
que reclaman también nos pareces los españoles no catalanes correcto. Pero
tendrían que dar ejemplo. En las tierras sometidas al prelado de Lérida en
Aragón se quiso organizar, hace muy pocos años, por parte de algunos de sus
párrocos, una consulta popular sobre si deseaban seguír dependiendo del citado
obispo o si preferían pasar a una jurisdicción no catalana. Es sabido
comúnmente que el ilustrísimo prelado de Lérida prohibió cualquier consulta
pública de ese tipo, incluso -al parecer- bajo penas canónicas.
Y esto que planteo para algunas
tierras aragonesas tiene un equivalente en el norte de Castellón de la Plana,
en la Comunidad Valenciana. ¿Por qué no respetar la personalidad de esos
valencianos sometidos a la autoridad del prelado de Tortosa? Y no quiero entrar
en la problemática del valle de Arán, que quizás trate en otra ocasión.
De momento sólo estas
consideraciones epistolares para resaltar la escasa fuerza moral que muchos
españoles no catalanes les atribuimos al repetir y exigir una vez más los que
sus ilustrísimas niegan a lo demas.
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