Juan
Borrás
"La
lengua, que no nos sirve para decir suficientemente lo que cada uno quisiéramos
decir, revela en cambio, sin que queramos, la condición mas arcana de la
sociedad que la habla". (Ortega y Gasset).
Discutir
si el valenciano es catalán o el catalán es valenciano, (esto segundo les
parecerá una herejía a los radicales catalanistas, aunque aceptan como
catalanes, más aún ¡afirman que lo son! a los célebres escritores valencianos
Ausias March, R. de Corella, J. Martorell, etc.), discutir sobre ese problema,
repito, es perder el tiempo. Si analizáramos objetivamente cada fonema
desaparecería la discusión lingüística.
Si
aceptamos, como afirman muchos eminentes filólogos, que existen innumerable
lenguas autóctonas cuyo vocabulario no excede de 400 vocablos, tendremos que
aceptar también que el valenciano es una lengua autóctona diferente del
catalán. No las he contado pero seguro que existen más de 400 diferencias
semánticas entre las dos lenguas
Es demencial intentar imponer una lengua mediante la imposición de reformas gramaticales o exigiendo su implantación por la fuerza en la enseñanza, porque las lenguas son valores vivos que nacen, viven y mueren independientemente de la voluntad de filólogos y lingüistas y mucho más aún de fanáticos políticos.
Una
exhaustiva investigación sobre el mito de la unidad de la lengua y la historia,
manifiestamente partidista, montada impúdicamente por los nacionalistas
catalanes, nos desvelaría el notorio interés de los mismos en la dialéctica
sobre el origen del valenciano y su dependencia del catalán.
La
cultura y el "romance valenciano" fue -desgraciadamente ya no lo es-
muy superior a la catalana. La prueba evidente está en que los catalanistas
para presumir de "catalán" recurren a los escritores valencianos de
una época en la que, al parecer, el Principado de Cataluña no tenía ni vulgares
trovadores en "catalán". Están obsesionados en la inversión vertical
de los valores literarios y por tanto lingüísticos.
Los
catalanes radical-nacionalistas, (como generalizar equivale a manipular habrá
que admitir la existencia de catalanes con sentido común) como auténticos niños
mimados se creen que todo lo tienen permitido y han llegado a la conclusión de
que "sólo" ellos existen y no hay que contar con los demás: muy
especialmente con los que, quieran aceptarlo o no, en el pasado fueron
"muy superiores culturalmente a ellos". Han "olvidado" el
pasado valenciano, pero adoran aprovecharse descaradamente de su raigambre.
Los
"pujolistas" y sus epígonos padecen, o lo aparentan, una ignorancia
histórica increíble de la cultura valenciana; lo que le lleva a intentar
imponernos gratuitamente la razón de la sinrazón, para justificar su radical
desapego por la lengua valenciana. La deformada idea que pretenden dar del
Reyno de Valencia no se parece a la realidad ni aproximadamente; es tan
esperpéntica que hasta hace dudar de la inteligencia de quienes la propagan.
La
autentica realidad es la ambición desmesurada de los dirigentes catalanistas, más
concretamente de ciertos "iluminados", con el Sr. Pujol a la cabeza,
de imponernos su gobierno, sin querer admitir que quien siente la necesidad de
imponer, es que no confía enteramente en su doctrina. La verdadera conquista
consiste en ganar el corazón de los hombres con el amor y la solidaridad, jamás
apoyándose en la "pela" como bastión incontestable.
De todas las ciencias conocidas la más peligrosa, sin duda, es la del control del pensamiento de las masas, pues ella permite gobernar al mundo entero. Ciencia muy bien asimilada, por cierto, por los fanáticos catalanistas y los pseudovalencianistas.
En realidad el problema lingüístico valenciano-catalán, culturalmente entendido, no existe; lo que verdaderamente existe es el intento de una colonización político-económica catalana de la Comunidad Valenciana.
No nos
equivoquemos, lo que pretenden los políticos nacionalistas catalanes, y que nos
venden como proyectos
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