EL PUEBLO DIARIO REPUBLICANO DE
VALENCIA
Por: Vicente Blasco Ibañez
Viernes, 14 de junio de 1.907
El intento de recibir con banderas y
gallardetes a los forzados catalanistas, ha fracaso ruidosamente. El mediocre
Barberá, que por ser presidente de una sociedad regionalista y ostentar en
marco coruscante un título de doctor en Medicina, se creyó ya un sucesor del
patricio catalanista En Robert, ha añadido a la historia de sus fracasos uno
mas, tan ruidoso y tan estupendo como jamás se vio otro en los anales de los
tropezones y metiduras.
Pomposamente había convocado esta celebridad huertana a todas
las sociedades, círculos y entidades de Valencia para que prestasen su concurso
a la idea descabellada de recibir con vítores y con aplausos a los catalanistas
que vienen a esta tierra, víctima del industrialismo catalán.
El buen doctor se había callado en la
convocatoria el motivo para que se reunían, esperando, sin duda, arrancar por
sorpresa una aprobación a la línea trazada y una coadyuvación al plan convenido
de salir al puerto para recibir con
palmas a los catalanistas. Y, efectivamente, los reunidos se llamaron a escama,
y apenas advertido de lo que se trataba, recabaron su libertad de acción para
consultar a las sociedades respectivas.
¡Pobre D. Faustino! El badilazo que recibió
anteanoche fue tan monumental, que le dolerá largo tiempo. No encontró otros
defensores su idea que la palabra desbocada de Herminio Rubio y los delirios
alcohólicos de Gaspar Thous. No tuvo mas adhesiones que la de dos sociedades
radicaleras. ¡Que ridículo!.
Afortunadamente Valencia no ha perdido el
sentido moral y sabe muy bien lo que se trama con esa alharaca
catalano-sorianista, y no caerá en el
lazo tendido por los grupillos despechados y personalistas que erigieron por
jefe o por cabeza a un hombre sin ella, al Dr. Faustino.
Las ilusiones de este doctor se han
desvanecido rápidamente. ¿Qué pretendía este doctorcillo al organizar un recibimiento caluroso a los catalanistas?
¿Qué farsa miserable se nos quería hacer tragar? Están equivocados los
catalanistas si creen que aquí en Valencia, se va a consentir que públicamente,
a la luz del día, se abracen con el ente ridículo que convirtió la Prensa en
máquina de injurias y el engaño parlamentario en agencia de negocios
repugnantes.
Se equivocan de medio a medio si creen que
Valencia va a presenciar con impasibilidad la llegada de estos señores
catalanistas fautores únicos de los aranceles proteccionistas. Andan errados
los que presumen muerta a la Unión Republicana y creen que va a permanecer en
actitud pasiva ante la irrupción de estos desbocados caballeros representantes
de la ridícula Cambrosa, que sirvió de asunto de sainete a una ingeniosidad del
artista Santiago Rusiñol, Valencia está apercibida para la llegada de estos
admiradores de los condes y sabrá imponer un correctivo a su audacia
provocadora.
Los catalanistas van reclutando gente para
nutrir la expedición. El buque que permanecerá anclado el día 30 del actual en
nuestro puerto será el albergue de la mas genuina representación del
industrialismo catalán, de los que desde el Fomento del Trabajo Nacional
confeccionaron unos aranceles egoístas en perjuicio de las demás regiones, los
que plantearon la cuestión a Navarro Reverter y se opusieron tenazmente a que
el gobierno comenzase la negociación de tratados de comercio con Alemania y
Suiza por debajo de la segunda columna del arancel, como pedía la Federación
Agraria de Levante y como conviene a la agricultura de la región levantina.
Y ese mismo día 30, cuando después de estar
anclado todo el día en puerto leve anclas y se disponga a zarpar, habrá
terminado el modus vivendi con Alemania y la agricultura valenciana
habrá de enlutarse al mismo tiempo que tocarán los clarines a fiestas en los
balcones de la sociedad el Fomento del Trabajo.
Y con todo ello se conseguirá que la
agricultura valenciana sufra un golpe de muerte con este descarado
proteccionismo que se presta a los solidarios catalanes. Y para colmo del
cinismo los verdugos de la riqueza valenciana, los que pretenden y llegaron a
conseguir los aranceles egoístas, vienen a Valencia con la pretensión estúpida
de ser bien recibidos, de conquistar adeptos a la causa solidaria, que es la
causa mezquina del dinero y la protección para determinados elementos de una
región.
No se trata ahora de unos forasteros que
vienen a visitarnos y a quienes hay que recibir atentamente. Si así fuera El
Pueblo, el Partido Unión Republicana, Valencia entera, rivalizarían en colmar
de aplausos, vítores y atenciones a los huéspedes. Ahí están los recibimientos
que se hicieron a los coros Clavé, a la
Banda Municipal de Barcelona y a un sin fin de artistas catalanes que
encontraron en Valencia una acogida cariñosa y entusiasta como compete a unos
visitantes dignos y a una población culta, democrática y viril.
Pero ahora no es igual el caso. Los que
llegan no son forasteros ni visitantes de paso; son los que pretenden acabar
con la riqueza de esta vega exuberante con tal de salvar o acrecentar sus
intereses industriales; son los verdugos que vienen a la casa del víctima para
mofarse cínicamente de su candidez al prestarles apoyo.
Y esto, francamente, no se puede ni se debe
tolerar. Son los enemigos de nuestra vida y hay que tratarlos como a tales.
Recibirlos dignamente sería criminal, y Valencia demostrará el día 30 que es
cortés para el visitante, que es atenta con el forastero, pero que sabe ser
viril cuando de su vida se trata y cuando los que llegan son los cínicos
causantes de su ruina.
Y si no, al tiempo.
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