lunes, 26 de noviembre de 2012

EL `XE´ CATALÁN DEL MESTALLA




Ricardo García Moya
Diario de Valencia 24 de Marzo de 2002

Observando la frase “¡ Xe, qué bo !“ del Mestalla, nues­tras autoridades se felicitarí­an por el triunfo de la inmer­sión; es decir por lograr que la masa exhibiera un “xe” catalanizado (como ordena el traductor SALT de la conse­llería de Tarancón) y que lo viera toda España. La inter­jección "che” -con “ch” africa­da de chic, distinta de la frica­tiva “x" de Xixona-, es carac­terística del idioma valencia­no, siendo su origen un enig­ma que encona a lexicógrafos y etimólogos catalanes y cas­tellanos; pues los valencianos, ¡ay!, sólo corean lo dicho por la RAE o e IEC.
Los valencianos del Renaci­miento usaban un “ce” excla­mativo: “Si faré. ¡Ola, ce de la posada!” (Timoneda: Castell de Emaus,1569), voz común con personajes de Lope de Rueda; autor que usaba valencianismos y que vivió en Valencia, donde editó parte de su obra. Con cierta audacia, los filólogos de Castilla supo­nen que este “ce” usado tam­bién en la Celestina y en comedias de Tirso sería el ori­gen del “che” valenciano; mientras que los argentinos afirman que procede del ara­cuano o mapuche; y algún pillastre gallego apunta, por si cuela, que vendría del arcaís­mo galaico-portugués “che”, un dativo ético. El pelanas Dr. Morínigo apunta que sería voz aimara, tomado por las tropas españolas que comba­tieron en el Perú; y los de Venezuela defienden su ori­gen en la expresión “chéve­re”, e incluso hay quien seña­la como étimo el árabe vulgar seih. Pero el más astuto es el abuelo Corominas, que brinca por encima de moros, aima­ras, castellanos, gallegos, araucanos,etc., e hinca ban­dera de catalanidad sobre “el xe del catalán de Valencia” (DECH). Así de fácil, el pícaro anciano cambia la ch por x y la valencianía en catalanidad, sin aportar testimonios de xe con esta grafía, salvo la de algún floralista de fines del XIX y los catalaneros del XX.
En la pugna por el “che”, nadie plantea la posibilidad de que sea voz nacida en el idioma valenciano, como si la forzada menopausia de nues­tra lengua se remontara al XV.
Desde entonces, nuestros antepasados han - seguido creando vocablos con los re­cursos habituales de las len­guas vivas, fueran adjetivos como «estrafalari” (Ros, 1764), documentado en valen­ciano antes que en catalán, o sustantivos ornitológicos: “ave mes ruda que el que­braós” (Guerau,G.; Sátira contra Falcó, h.1580). La poderosa Gypaetus barbatus fue bautizada “quebrad.” por los valencianos i’enacentistas, pero la actual Generalidad rechaza la nomenclatura zoo­lógica propia, copiando la que ordena Cataluña con las gulas TERMCAT para la “Denominació catalana d’ani­mala”. Así, si usted llama al “carronyer quebraóa” con el catalán “carronyaire trenca­16,.” será considerado ciuda­dano culto y progresista por la mafia catalanera.
Del XVII al XIX surgen en idioma valenciano verbos como “moragar”, derivado de mora y alusivo al cromatismo: "moragava el raim” (Gadea: Tipos d´espardenya, h.1890)., y se consolidan sustantivos de oficios y objetos: “palmiter, mestre de fer palmitos” (Exulve: Praeclarae, 1643), y gastronómicos como “tara­rena, guisat de fesols en cas­tanyes” (Escrig:1887), o el popular “panoli” (pa + en + oli), que ahora regresa violado por el IEC y catalanizado como “pamboli”. Los adver­bios también se benefician de la acomodación morfológica, imponiéndose espontánea­mente el “raere” eufónico: “yo raere del aladre” (Bur­guet, J. Batiste: Propietaria, 1876, p.10), que en catalán sería: “Jo enrerre l ‘arada”.
En el XIX, con la eclosión del teatro en idioma valencia­no y la fijación de grafías de base fonética, el dramaturgo incorpora voces que no tenían reflejo en la prosa eclesiástica y cancilleresca.
La interjección “che” se consolida como voz emblemá­tica en competencia o por evo­lución de otras similares. Con la ambigüedad de estos voca­blos autónomos, “cha” o “chas” cumple en ocasiones la misma función vocativa: “¡Cha, mira!” (Colom: Cuatre comics d’ocasió, 1873), excla­mativa: “Cha, la teua paren­tela” (Liern: Aiguarse la festa, 1884); “¡Chas, tú, coca! (Lladró: La boba, 1872), o de imperativo verbal,” “Roseta, chas el barral” (Una nugolá d’estiu,1871); “chas par lo pronte este anell” (Bib.Nac. Ma. Inf. Tellina, h. 1700). Es evidente la conexión semánti­ca entre nyas, chas, cha, cheic, chec y che.
El parto del “che” fue acompañado de titubeos mor­fológicos y variables como “chec”, de posible atracción de velar oclusiva siguiente: “¿Chec, qué no vens a la igle­sia?” (Fambuena. Un francés en Almásera,1877), aunque no fue regla general: “Chec, aixó es un disbarat” (Es­calante: La vanitat castigada 1855). Pero la interjección triunfante sería “che” en todo el territorio de la lengua valenciana, incluso en las can­ciones valencianas que se edi­tan en la Cataluña de Milá i Fontanals: “¿Che? Vols rifat?” (Canción valenciana, Barce­lona, Imp. Flotats, 1858, p.37), y en los juguetes líricos cantados en el teatro de la Zarzuela del Madrid: “ Ché, calla que ya eu sabem” (Barbieri y Liern: Dos picho­nes del Turia. Madrid, 1863, p. 9.)
El folclorismo de escuchar “che" en Madrid o Barcelona se convierte en seña de identi­dad en boca de ilicitanos: “¡Che, no signes guasón! (Sansano: Una sublevació en Jauja, E 1896); o de valen­cianos de L’Alcora: “¡Ché, ¿qué penseu fer?,, (Bernat, Ll.: El terreno del honor 1894). o de cualquier lugar del Reino: “¡Che,quins.." (Liern: La Toma de Tetuán, 1881).La interjección se elevó a voz emblemática, “mosatros som de la Terra del Che”, siendo expresión popular en el XIX “la terra del che”(Barber y Bas: De Valencia al Grau, 1889),. usándola Llombart co­mo título de sus “Festes de la Terra del Che” (Valencia, 1878) En la misma obra usa el gerundio valenciano “acar­chotant” (p.18), del mismo ancestral étimo árabe que “carchot" (en catalán, “date­llada”).
Como vemos, el idioma valenciano llevaba el “che” a Cataluña, y hasta el nombre de “micalet” (soldado), en lugar del catalán “miquelet”, llegó a usarse en la Barcelona del XVIII: “Cansó de un mica­let a los cathalans” (Barce­lona, 1794) Q
Pero la catalanización que rechazaba la ch afectó a los floralistas del 1880, iniciándo­se la claudicación que ha degenerado en el indigno “xe” del Mestalla.
Dadas las circunstancias: ¿Tendremos el suficiente or­gullo para rechazar esta humillación?
Y si en Mestalla apareciera un gigantesco “che” escrito en idioma valenciano ¿la acade­mia de catalán Canal 9 lo retransmitiría o censuraría? Ya vorem, com dia ma mare.

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