Autor: Ricardo de la Cierva - 1985
Un libro desmitificador que restablece muchas verdades
La Generalidad que nunca existió
La Generalidad de Cataluña, es como el nombre de Euzkadi un invento y una denominación muy posterior a la que se le atribuye en la historiografía romántica y catalanista; una realización de nuestro tiempo mas que una raíz histórica. En los documentos de las Cortes de 1.300 y posteriores no se habla de Generalidad sino de General, “Generalis Cataliniae”, que se tradujo como lo General o el General de Cataluña, institución que denotaba el conjunto de los tres brazos integrantes de las Cortes catalanas. El General “tenía funciones parecidas a las que hoy tienen las aduanas y la Hacienda”; un organismo administrativo y sobre todo recaudador.
En las Cortes de Cervera de 1.379 se designaron cuatro personas de cada brazo para que actuasen en representación permanente del General, y se les llamó en conjunto, Diputació del General, que poco a poco fue asumiendo importantes funciones, incluso representativas. Con la dinastía castellana la Diputación del General logró su plenitud gracias a Fernando I, su hijo Alfonso V y la esposa de este, la regenta doña María. La palabra Generalidad, de origen francés , entró en Cataluña a través del Rosellón pero nunca para designar al organismo recaudador, representativo y fiscal que fue la Diputación del General.
Cuando en 1.931 Francisco Maciá proclamó la República Catalana, los demás miembros del gobierno republicano de Madrid trataron de rebajar esa fórmula separatista y dos de ellos, el socialista Fernández de los Rios y el historiador catalán Luís Nicolau d’Olwer aplicaron la palabra Generalidad como expresión del nuevo gobierno autónomo de la Cataluña contemporánea. Pero la institución secular con la que se pretendía entroncar nunca se llamó así, sino Diputación del General o mas sencillamente General de Cataluña.
Un libro desmitificador que restablece muchas verdades
La Generalidad que nunca existió
La Generalidad de Cataluña, es como el nombre de Euzkadi un invento y una denominación muy posterior a la que se le atribuye en la historiografía romántica y catalanista; una realización de nuestro tiempo mas que una raíz histórica. En los documentos de las Cortes de 1.300 y posteriores no se habla de Generalidad sino de General, “Generalis Cataliniae”, que se tradujo como lo General o el General de Cataluña, institución que denotaba el conjunto de los tres brazos integrantes de las Cortes catalanas. El General “tenía funciones parecidas a las que hoy tienen las aduanas y la Hacienda”; un organismo administrativo y sobre todo recaudador.
En las Cortes de Cervera de 1.379 se designaron cuatro personas de cada brazo para que actuasen en representación permanente del General, y se les llamó en conjunto, Diputació del General, que poco a poco fue asumiendo importantes funciones, incluso representativas. Con la dinastía castellana la Diputación del General logró su plenitud gracias a Fernando I, su hijo Alfonso V y la esposa de este, la regenta doña María. La palabra Generalidad, de origen francés , entró en Cataluña a través del Rosellón pero nunca para designar al organismo recaudador, representativo y fiscal que fue la Diputación del General.
Cuando en 1.931 Francisco Maciá proclamó la República Catalana, los demás miembros del gobierno republicano de Madrid trataron de rebajar esa fórmula separatista y dos de ellos, el socialista Fernández de los Rios y el historiador catalán Luís Nicolau d’Olwer aplicaron la palabra Generalidad como expresión del nuevo gobierno autónomo de la Cataluña contemporánea. Pero la institución secular con la que se pretendía entroncar nunca se llamó así, sino Diputación del General o mas sencillamente General de Cataluña.
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