lunes, 13 de septiembre de 2010

UN VERDADERO ESCANDALO NACIONAL


Autor: Juan Vanrell Nadal


Decía en mi último artículo que avergüenza la escasa preparación cultural de demasiadas personas políticas, investidas de grandes responsabilidades de gobierno. Insisto en ello. Desde mi perspectiva de profesor vocacional - no “bocacional”- considero que esta poca preparación profesional de algunos miembros y “miembras” del Gobierno actual es UN VERDADERO ESCÁNDALO NACIONAL.
¿En qué país del mundo tendrían por Ministro de Fomento a alguien que no sabe de carreteras, puentes, aviones, puertos o ferrocarriles?. ¿En qué país ,que se precie de tal, sería Ministra de Sanidad una tal Trini, que sostiene por televisión que la pastilla postcoital no tiene efectos secundarios, cuando, según los profesionales, es una “bomba hormonal”?. Las aberraciones de Bibiana Aído, con cara angelical de buena chica, merece capítulo aparte:
Su aseveración categórica -“de ministra”- que “el feto humano es un ser vivo pero no es un ser humano” entrará, por méritos propios, en la Antología del Disparate. Con razón el catedrático de medicina y Director del Departamento de Ginecología, D. Fernando Bonilla Musoles, en un artículo de gran rigor científico,”Sólo sé que no sé nada”, no puede evitar el instarla a “QUE SE VAYA POR BURRA”. Ruego su lectura: “PROVINCIAS”, 20-06-09, pág.29. EL doctor Bonilla es un adalid admirable que, desde siempre, ha luchado incansablemente para que la mujer valenciana pudiera disponer de todas las mejoras y de todos los avances científicos dados en el área de la planificación familiar, la procreación responsable, el parto sin dolor y la natalidad controlada. Es todo un referente mundial en la investigación ginecológica que no desmerece de cualquier Nóbel en Medicina. Pues bien, este preclaro doctor no sabe nada. La que sabe es la Bibi, cuya foto de jovencita seráfica, manos juntas, ojos cerrados y pose de piadoso recogimiento, ilustra tan sabio artículo. Esta Bibi, inculta en Gramática Española, argumenta que ella no puede ni debe acomodarse a las normas de la religión católica… ¡Será “burra”!. ¡No es problema de religión; es cuestión de antropología!. A los ciudadanos les es muy secundario el que sus gobernantes sean religiosos o sean ateos. Lo que quieren verdaderamente de ellos es que estén preparados, sean honrados y ¡TENGAN SENTIDO COMÚN!...
No hay que olvidar tampoco las sandeces de la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. Ya comenté en el artículo anterior su “burrada” de apoyar la falacia de que Jaime I, junto al catalán, trajo a Mallorca la religión cristiana. No es extraño que esta ministra, con este bagaje, haya podido ofrecer las unas películas llenas de sexo, droga y casposidad obscena, que “avergonzarían a un ministro de Televisión… Si Zapatero conocía las dotes literarias de ella es incomprensible que las prmiara con un ministerio” (Matías Vallés, “LEVANTE”,12-07-09).
Como profesor denuncio que este cúmulo de ministerios, dirigidos por personas con poca categoría cultural, SON UN ESCÁNDALO NACIONAL PARA LA JUVENTUD. Hace triste realidad lo de un chiste gráfico reciente: “Hija no estudies. Hazte del PSOE y llegarás a ministra”…
Como profesor denuncio la aberración de que el aborto sea un “derecho” de la mujer. El aborto no es un derecho natural. ¡Es una desgracia! Proclamar “urbi et orbi” que una muchacha de 16 años, inclusive a escondidas de sus padres, tiene el “derecho” de abortar, es una auténtica monstruosidad. Las chicas de 15 y 16 años tienen EL DERECHO DE ESTUDIAR Y DE FORMARSE PROFESIONALMENTE . Es perverso hacerles creer a esta edad, maravillosa e irrepetible, que no deben reprimirse en la búsqueda de la satisfacción plena de su incipiente sexualidad. Es hacer de los jóvenes unos pobres obsesos que desconocerán la auténtica satisfacción maravillosa del placer sexual en plenitud amorosa. Este placer es el gran regalo de Dios al hombre. No viviremos años suficientes para agradecer a Dios tamaño don. Pero, cada cosa a su tiempo… Los 15 ó 16 años no son la edad de encamarse, sino la de EDUCARSE para un futuro responsable y fructífero.

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