viernes, 22 de mayo de 2015

FUSTER, “L’ERROR VALENCIÀ DEL SEGLE”


Por Obdulio Jovaní

Días atrás, visitando la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en la Gran Vía Marqués del Turia de Valencia -en los años 30 “Vía Durruti”, no se nos olvide la historia- pude ver una pila de libros en oferta, rebajados, en saldo, del “Nosaltres” de Fuster, sic transit, quién lo diría, apenas hace nada libro de cabecera, catecismo, catón, añalejo, evangelio nacionalista para la recua de sus epígonos, los inquebrantables de “la raó, tonant pare, vent i núvol, trascendència”; para el propio autor “libro de caja”, que por algo era un hombre “más de precio que de aprecio”, según valoración que hiciera de si mismo, que por algo lo escribió a tanto alzado, por encargo, tú escribes lo que yo quiero leer, yo te pago lo que tú quieres cobrar… que por eso fue franquiciado vitalicio del Omnium Cultural, como la Academia Valenciana de la Lengua lo es hoy de l’Institut d’Estudis Catalans.

Cierto que Fuster tuvo un punto de contrición, cercano “Ja el fred de l’ombra en que no tindré ulls”: “A mi me hicieron referente los demás, no soy apóstol de ninguna congregación, aunque me viera obligado a escribir demasiadas cosas que yo, por mi interés intelectual o por mi curiosidad no habría escrito nunca…” Y así, con ese escepticismo tan suyo, tan voluble ante las partidas del Haber, no extraña que pasara, sin solución de continuidad, desde la Falange imperial de correaje y camisa azul, al retranqueo nacionalista, renegando de ese color en la senyera, aunque escribiera “jo sento reticència cap a qualsevol bandera… fer una política sense himnes, sense visques, sense senyeres, es a dir, sense ingredients irracionals”.

Un catalán, profesor de Historia en Valencia, Joan Reglà, quien junto con Tarradell, Giralt, Lluch y otros sembró de cizaña nacionalista la Universidad, y aún verdea, dejó unas semblanzas de Fuster, su amigo, al que veía como “un aficionado en los temas de la economía, la sociología y la historiografía valencianas”, en tanto la investigadora, Julia Blasco “intentaba descubrir si el Maestro había conseguido un corpus filosófico o se había limitado a hacer volar palomos”. Aquel le reprochaba “haber convertido y permitido la cristalización en su entorno de una capilla marginal a favor de una vía marginal, a rebufo de una utopía; en definitiva, lo suyo, y en Valencia, había sido “l’error del segle”, una capilla ilustrada displicente, sectorial, de preferencia homosexual oculta, penetrando progresivamente en el marxismo y colocándose en una posición automarginada, allá, en la ribera del Júcar, lugar del que no podrían salir nunca…”. Anoto otros reproches, este de su amigo Sanchis Guarner: “Ve con cuidad por favor, este lenguaje tuyo es semítico. Y morfológicamente barceloní. No podemos dar pasos en falso porque una cosa es lo que tu escribes y otra bien distinta es la que esperan los lectores a los cuales nosotros podemos influir, pero no ignorar…”. Claro que es el mismo Guarner quien respondió así cuando alguien le preguntó si había alguna regla filológica que permitiera eliminar palabras vivas del habla, refiriéndose al “lo”: “No, pero no conviene usarlo”. Ya se ve, ¡Toda la ciencia filológica derribada por la conveniencia! Otro que pensaba en las partidas del Haber…
Ayer mismo, el Conseller Portavoz salió en defensa de la lengua valenciana con estas palabras: “Tot el que ha pasta, tot el que hem lluitat, tot el que hem parlat, tot el que s’ha parlat…”. Leáse bien, en cuatro palabras cuatro puñaladas a la lengua que dice defender. ¿Conveniencia, sarcasmo, cobardía intelectual, impostura?. Tot, de tot.


Articul publicat en el periodic ABC/Comunitat Valenciana, dilluns 7.3.2005.
D. Obdulio Jovaní, es membre de la Cardona Vives i natural de Sant Mateu.


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