Por
Ricardo García Moya
Si juntamos una novela policiaca con guiones de
westerns de John Ford obtendríamos un subgénero cercano a las narraciones judiciales en lengua valenciana de la época
foral. Una de 1622 describe las andanzas de los bandoleros que actuaban
"per lo terme y horta de Alacant del present Regne de Valencia"
(Arch. Cor. Aragón, L. 583). La simple observación de los folios evidencia un
contraste con la artificiosa morfología inmersora, ausencia de apóstrofos, del
dígrafo tx, de las consonantes geminadas separadas por el guioncito y, especialmente,
del léxico de bricolage manufacturado por el IEC.
El notario testifica que
los bandidos atacaron al "soldat Melchor
Ruçafa" (con ch, melchor), y
sugiere derribar "dos
cases" (no dues) donde se refugiaban los malhechores, lo que sería
"gran servici" (no
servei). También vemos la construcción sintáctica "si digueren en Muchamel
lo que pasa" (no "a Mutxamel el que
passa"); y encontramos adjetivos como llauger,
"cavall llauger" (no lleuger); demostrativos como esta, "per esta terra" (no
aquesta); sustantivos como mitat (no
meitat); formas verbales como fonch,
"fonch interrogat" (no fou). Además, todo sucede en los aledaños del
Camí de la Verónica donde se halla el monasterio de la Santa Faz, hecho que nos
invitá a enlazar con un vocablo interesante.
El catalanismo difunde la
voz "façana" a tutiplén,
despreciando los tres vocablos que tiene el idioma valenciano para designar el
paramento exterior de un edificio: "enfront, frontera y fachada". El
diccionario de Escrig, en 1887, decía: "Enfront, fachada o delantera de un edificio". Con esta acepción encontramos la voz en un
escrito "en llengua valenciana"
(sic) de 1599, alusivo a los premios otorgados a los que decoren "los enfronts de ses cases de draps de or y
seda", (Arch. Cor. Aragón, L. 1350) Respecto a "frontera", Escrig informa que equivale a fachada, siendo
acepción viva y de uso generalizado en todo el Reino, incluso en Oriola antes
de 1707. En documento oriolano de 1628 leemos: "ab sos pendons y banderes
lo dumenge en la Seu, y als que no tindran netes ses fronteres y portes , (A. Mun. Oriola, nº 286, año 1628).
Nos queda la prohibida
"fachada", voz procedente
del italiano facciata y derivada,
como toda esta familia léxica, del latín facies.
Documentada en España a principios del XVII, fachada pudo ser introducida en la lengua valenciana por la soldadesca
residente en Italia. Hubo épocas en que Mìlán fue controlado por los 44
capitanes valencianos -aparte de la tropa- del Marqués de Leganés; y el mismo
Cervantes estuvo enrolado en la compañía de valencianos de Diego de Urbina que
anduvo por Italia hasta que embarcados en la "Marquesa", fueron
diezmados en Lepanto. También las idas y venidas de eclesiásticos valencianos -con
papas y cardenales- más los numerosos residentes en el virreinato de Nápoles,
como Ribera, propiciarían las
filtraciones léxicas.
El vocablo fachada era considerado muy valenciano.
Lo utiliza, por ejemplo, el omnipresente Artiacá de Molvedre en su famoso
"garrit sermó en llengua valenciana" (Bateig.1667) donde expresa el
deseo de no castellanizar el léxico. La palabra siguió usándose aunque en los
siglos XVIII y XIX ciertos escritores pensaron que era más culto sustituir la ch por j. Así, en un pliego de 1802 se cita "del Convent de Montesa
la fajada", a la que también
alude como "exquisita frontera"
(Memoria dels obsequis, Valencia 1802).
En la misma obra observamos que el vacilante autor escribe con g el sonido africado: "els capugins adornaren la creu", cuando
los frailes de esta orden escribían "capuchins" con ch en la
época foral: "del convent dels pares Capuchins"
(Arch. Cor. Aragbn, L. 695, año 1644).
El diccionariode Escrig
recogia la variable apocopada fajá,
aunque advierte que ja debe
pronunciarse "cha" (p.
23), por lo que nos encontrarfamos con la fachada
de 1667 del Artiacá de Molvedre o, más exacto, "fachá"; tal como la
pronunciamos. Los valencianos, por tanto, tenemos documentadas antes de 1707
las voces enfront, frontera y fachada,
por lo que no hay que recurrir a la façana
desempolvada por el IEC del mausoleo de arcaísmos, lugar donde debe reposar
junto a los faciana y façaleja castellanos y gallegos. Por cierto, ahora le hacen ascos, pero los
selectos filólogos del L'Avenç utilizaban el italianismo común "fachada" aunque sustituían el
dígrafo valenciano ch por el tx (L Avenç,1892, P. 212).
Es curioso pero según sea
el filólogo castellanista o catalanista (ser valencianista puede acarrear hasta
reprimendas de don Arturo Lizón) el étimo faz
es transcrito de las jarchas en forma muy distinta, con j, z, o tx. Por ejemplo: "la faj de matrana" o rostro del alba,
según Alfonso Berlanga (Poesía tradicional, p. 6). Pero García Gómez la
transcribe como "faze de matrana"
y duda sobre el origen leridano del poeta (Las jarchas,435).Y Sanchis Guarner,
basándose únicamente en García Gómez, sentencia que es catalán el autor (¿en el
XIII? ¡ejem!) y normaliza el texto "la fatxe de matrana" a gusto del IEC.
Tras la cortina del
presunto rigor científico se esconde el terrorífico rostro de la cochambre
chauvinista y manipuladora. Es tal el desprecio hacia los valencianos que por ejemplo, en la obra del
citado Alfonso Berlanga aparece un mapa de las regiones donde se localizan
jarchas; pues bien, el territorio valenciano, a pesar de los poetas de
Molvedre, Bocairent, Xátiva o Denia no consta en el mismo. Parece que hay un
acuerdo tácito en negar nuestra existencia cultural. ¡Qué lástima no disponer
de un Jurat d´Agravis que impidiera
tanta humillación!
Las Provincias 13 de Junio de 1998
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