Por Ricardo García Moya
Situémonos en Castellón, si ustedes gustan, en 1871.
En la plaza de la Constitución y en el año citado, la imprenta de Perales
imprimía "Un bateig en Burria- na", escrito por Casademunt en idioma
valenciano y dedicado a un aficionado "a las musas valencianas". Era
lo normal, pues a la Universidad Jaume I le faltaba más de un siglo para
implantar el "desenvolupament català". Los valencianos de Burriana y
Castellón, en 1871, leían un idioma al que los escritores habían incorporado
múltiples variables morfosintácticas que incrementaban la singularidad del
valenciano respecto a las lenguas vecinas.
Así, en "Un
bateig en Burriana" hallamos el tratamiento de cortesía so, contracción silábica de senyor similar a la de
"monseigneur, monssènyer, mossén".
Hay otra homología con
la palabra "sennor" del castellano medieval, y es que ambas no tenían variable
de género (el castellano J. Ruiz alude a la dama con "aquesta mi señor"), por lo que encontramos So Mariana y So Batiste. EI autor muestra gran riqueza léxica, y sólo
cuando usa el caste- llano surgen los cómicos solecismos de leve crítica social
(p.e., llama "Fomiento" a
una autoridad de Fomento que acude desde Castellón).
La joven Visanteta, al comentar que la cortejan
"tots els chavals" (p.11
), incorpora al idioma valenciano la voz "chaval" procedente del caló o gitano. Era una de las primeras
veces que se documenta "chaval" en un texto literario de las lenguas
peninsulares. Por su parte, Batiste alude a "esta vesprá", frase que la inmersión transforma en
"aquesta tarda o vesprada", alterando el demostrativo y la aféresis
del sustantivo. En otra escena, Batiste quiere que el bautizo sea el más importante
que "en la redolá se fasa"
(Ahora, desde que Mercé Sala catalanizó la RENFE, sustìtuyen "redolá y cercanies" por el catalán
"rodalíes".)
En otra línea leemos "quant abaìxen del coche", frase que provocará sonrisas
inmersoras por la presencia de la "ch" valenciana. EI vocablo coche procedía de Hungría y se documenta en Europa occidental en la
segunda mitad del siglo XVI; así, según
Corominas, "como voz propiamente castellana, se halla en 1596".
En el condado de Cataluña, según el mismo etimólogo, recoge en 1559 la
voz "cotxa", y ya se pasa
al 1583 en que documenta "cotxo".
Todo es muy científico, pero sólo en apariencia;
pues el etimólogo cometió una picardía. Entre el cotxa de 1559 y el cotxo
de 1583, Corominas se salta el primer diccionario que recoge en España esta
voz. En el conocido Thesaurus de Pou, publicado en Valencia en 1575, no consta
el catalán "cotxa o cotxo petit",
sino el valenciano "coche chic de quatre cavalls", dato que
oculta el etimólogo catalán. Hasta en nueve citas repite la voz, y siempre con
la ch a cuestas, siendo el primer
texto donde se documenta el derivado "cochero" entre las lenguas peninsulares:
"Lo cochero de tres
cavalls". La palabra nunca dejó de usarse en el idioma valenciano, incluso
en los coloquios del XVIII: "Ve- nien tres coches" (Bib. Nic. Primitiu, Ms. 419, h.1794), y entre los
valencianos de Castellön en 1871. La Generalidad Valenciana, en su documentación
oficial, escribía: "Ni eixir coches
per la porta" (ARV. G. Prov.1678. Sg. 3221).
En una
metáfora burlona del "Bateig en Burriana" leemos: "EI parot gros mos ve" (p. 6). Todos
hemos admirado al bello parot de bassa
y al delicado parotet desde niños,
pero lo que no sabíamos es que este vocablo exclusivo de la lengua valenciana
sería capturado y expuesto en los diccionarios catalanes. Por cierto, leyendo
los comentarios de Corominas, da la impresión de que el "parot" es un
mutante peligroso que nada, vuela y cuando pica deja la "petxella"
(?) . No es por molestar, pero el etimólogo dice que el primer documento donde
aparece parot es en 1887. Como
"Un bateig en Burriana"
fue publicado en 1871, restaremos 16 años, si al Institut d'Estudis Catalans no
le ofende.
Aparte de constatar que en el Castellón de 1871 se
usaba el idioma valenciano vivo y con
enriquecimiento de voces (chaval, parot), nos queda comentar un detalle
entrañable. Como es sabido, nuestra pluralización suma una n en ciertas terminaciones, "jovens, homens, ordens..." ; pues bien, en "Un bateig
en Burriana" podemos observar un inicio de normalización espontánea en la
frase "divise les tartanes o cochens"
(p. 6). Así, poco a poco, como un organismo vivo, el idioma valenciano iba
desarrollando sus características.
Hoy sucede lo contrario. Siguiendo con la
enloquecida cruzada contra la lengua valenciana, han montado "La luz de las imágenes" en
castellano y catalán. Tenemos un detalle con la voz "image", usada por la Generalidad antes de 1707: "image del Sant" (ARV, G. Prov. any
1650), y pluralizada como "imagens"
en el Thesaurus (Valencia,1575). Pues bien, los encargados de la exposición han mirado con lupa que no se
filtrara nada que irritara al Institut d'Estudis Catalans. Hasta en el título
han usado el catalán "imatges",
no el valenciano "imagens".
A estas manipulaciones, nuestros amigos
de Burriana -los de 1871- llamarían
"Fomiento del valenciano".
Las
Provincias 14 de Febrero de 1999
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