Autor: Desconocido
Extraído de Internet
La nefasta gestión de Godoy, el
llamado Principe de la Paz, llevó a todo el país a los tristes acontecimientos
que se relatan a continuación.
Se permitió paso franco a los franceses
por el acuerdo firmado meses antes y estos ocuparon las principales fortalezas.
En los distintos territorios de España, gentes próximas a Godoy ocupaban los
cargos de responsabilidad y los discrepantes, no tenían valor para levantar la
cabeza y menos la voz.
El 2 y el 3 de mayo pasó en Madrid
lo que tan magníficamente plasmó Goya en sus cuadros. Pero como las
comunicaciones eran lentas y complicadas y la distancia entre la capital y en
nuestro caso Valencia era de unos 15 a 20 días, no fue hasta el día 20 de mayo
cuando el primero empezó a levantar la voz denunciando lo que se intuía.
Un padre franciscano y Vicario de
Beniferri, comenzó ya el día 20 a hablar en voz alta y denunciar la infame
conducta de Napoleón.
Los corrillos se multiplicaban y la
gente murmuraba, todos esperaban ansiosos la llegada de la gaceta del lunes 23
para cerciorarse de los acontecimientos.
Ese día aparecieron por la calle
pasquines con el siguiente texto:
La valenciana
arrogancia
Siempre ha tenido
por punto
No olvidarse de
Sagunto
Y acordarse de
Numancia.
Franceses idos a
francia,
dexadnos en
nuestra ley,
que en tocando a
Dios y al Rey,
a nuestras casas
y hogares,
todos somos
militares,
y formamos una grey.
Parecía claro el aviso. El mismo
día 23 al alba la Plaseta de les Panses se va llenado de gentes ansiosas de
noticias. Comienzan a leerla; al cerciorarse el gentío de la abdicación de la
Corona a favor del Emperador de los Franceses, se suspende la lectura, todos
callados se miran unos a otros, nadie dice nada, no es escucha ni un respiro.
De pronto una voz resuena en toda la plazoleta, “¡VIVA FERNANDO VII!” En un
instante, un gran revuelo estalla y lo recorre todo. Rompen la gaceta portadora
de tan infame acto y la multitud comienza a recorrer las calles al grito
de Fernando VII.
El gentío se dirige a la ciudadela
lo más directo posible para sorprenderla y tomar las armas que se pudiera para
defender al rey y a la nación. Al llegar a las puertas con el bullicio
incrementándose por momentos, sale una ordenanza hacia Capitania General y se
convocan a las personas que el momento requería. Todos marchan a la casa de la
Audiencia para reunirse formar Acuerdo. El gentío que los había seguido no
cesaba de gritar “Viva Fernando VII y muera Bonaparte”.
Los ilustres se reunieron en el
Acuerdo y el pueblo esperaba. La decisión no llegaba, y los que lideraban la
multitud se dirigieron al padre Martí de Beniferri que se encontraba con la
multitud, tras verificar que estos solo pretendía defender los derechos y
creencias religiosas, y le pidieron que subiera al Acuerdo “Padre suba Vd. Y
diga á esos Señores que resuelvan pronto, porque se nos apura la paciencia”.
Fue llevado en volandas y tras obtener el permiso se presentó ante el General.
“Señor el pueblo
pide que se niegue la obediencia á las ordenes de Murat y á cuantas vengan
del Gobierno de Madrid: que V.E. se constituya en cabeza de este Reyno, que se
apodere de sus caudales, y no se extraiga dinero algunos; que se haga un
alistamiento forzoso desde los 16 a los 40 años, y se levanten tropas para
oponerse á los intentos del emperador de los franceses, y que se le declare la
guerra; pues todos estan prontos a derramar su sangre en defensa de su legítimo
Soberano fernando VII, de la religión y de la Patria.”
El Capitán General redactó un bando
que no fue considerado suficiente por el pueblo que esperaba ansioso. La
lectura ante la multitud la llevó a termino el Padre Rico, pero según leía, el
pueblo comenzó a gritar sus exigencias, alistamiento debía realizarse con bando
público y sin perder más tiempo y que debía salir el estandarte y proclamar a
Fernando VII, así como quemar el papel con el nombre de Murat y sustituirlo por
otro con el nombre del rey Fernando.
A todo esto, un tal Vicente
Domenech que vendía pajuelas, se desenrolla la
faja encarnada que llevaba ceñida, la trocea y reparte entre sus
compañeros, y guardando el trozo más grande para si mismo lo pone en la punta
de una caña; a ambas partes pone una estampa, por una lado de la Mare de Deu
dels Desamparats que él mismo tenía y por la otra de Fernando VII que había
cogido en el comercio de un tal Beneyto. Enarbola Vicente Domenech su
bandera entre aclamaciones de todo tipo que no cesaban a su alrededor,
se separa de la multitud y se dirige Vicente hacia la Plaza del Mercado. Llegan
a la casa donde se vende papel sellado y Vicente pide que se lo entreguen
todo, y tomando un pliego, sube sobre una silla, lo rompe ante una
multitud y dice a gritos “ ¡¡ UN POBRE PALLETER LI DECLARA LA GUERRA A
NAPOLEÓN: VIVA FERNANDO VII, Y MUIGUEN ELS TRAIDORS” Sus
compañeros hacen añicos todo el papel sellado lo arrojan al suelo y lo pisotean
con desprecio, borrando de este modo la nota mandada poner por el Consejo de
Castilla, que decía:” Valga para el gobierno del Lugar-Teniente General del
Reyno”
En la Audiencia los ánimos se
exacerbaban, el Padre Rico dirigió unas palabras a los concentrados y
posteriormente el Presidente de la Junta. Este último trató de dar
largas al pueblo alegando que no tenían medios para resistir al francés y
que otras provincias no se sabía que harían y que sería una ruina enfrentarse a
Napoleón.
Viendo el pueblo el movimiento que
intentaba la junta, respondió unánimemente que no había ya tiempo de dar largas
o excusas, que se debía declarar inmediatamente la guerra al traidor Napoleón y
en solemne bando a Fernando VII Rey de las Españas, para cuya defensa no
escatimarían medios ni vidas. Todos se declararon soldados y pidieron por
General al Conde de Cervellon.
El pueblo se impacientaba y los ánimos se
enardecían, cada vez habían más personas agolpadas y fue necesario que saliera
el Conde a uno de los balcones pidiendo que todos se retiraran a sus casas y
que se confiara en aquellos en los que se había depositado la confianza. Poco a
poco se calmó la situación y se convirtió en todo de vivas y aclamaciones.
Al poco se publicó el bando pedido que
decía así:
“ D. Fernando VII, por la gracia de
Dios Rey de España, y en su Real nombre el Excmo. Sr. Capitán General
y Real Acuerdo mandan: Que todos los vecinos se tranquilicen y
retiren a sus casas, pues siempre han velado por su bien estar, y harán cuanto
puedan para que tengan efecto sus deseos é intenciones: que se haga el
alistamiento forzoso desde la edad de 16 á 40 años: los Alcaldes de barrio
formaran este alistamiento y también los electos de los Quarteles con
intervención de sus respectivos Jueces: y el Excmo. Sr. Conde de Cervellon se
pondra al frente de esas tropas con los subalternos que se nombrarán para dicho
efecto. Y para que llegue á noticia de todos se manda publicar. Dado en la
Ciudad de Valencia á 23 de Mayo de 1808 “
Sucesos de Valencia
desde el dia 23 de mayo hasta el 28 de junio del año 1808. Imprenta de Salvador
Fulí
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