martes, 23 de julio de 2013

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL JUDAÍSMO VALENCIANO (XIX)


Obtenido de: El rincón del vago

CAPÍTULO V

LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS Y LA OCUPACIÓN PROFESIONAL

Los judíos ni despreciaban el trabajo rural y no solo estaban en el ámbito urbano, también vivían en el rural alejados de las rutas comerciales.
Las corrientes “filo judías” persisten en su creencia de los judíos como motor de la economía ibérica.

1.      La agricultura

Hay judíos labradores y judíos arrendadores de tierras.
Los judíos fueron grandes poseedores de propiedades con Jaime I y parte de Pedro el Grande.

2.      La ganadería

Es secundaria en las aljamas. Los municipios dictaban las cabezas de ganado de cada aljama, el terreno destinado para el pastoreo y el horario para ello, dictando también las multas por no cumplir lo reglado.

3.      El sector artesanal

Los judíos se dedicaban poco a la transformación de alimentos y bastante a la de productos de consumo, como los de bienes artesanales,...
Los judíos tenían cinco tipos de contrato de trabajo: de aprendizaje, etc...
La orfebrería judía alcanzó enorme fama, destacan sus platerías. La realeza requería muchas veces de su servicio.
Las expulsiones de los judíos de las villas valencianas en 1492 no supuso una perdida importante económica pues ya para estas fechas los conversos ya se habían hecho con sus actividades.

4.      El sector terciario

            El ejercicio de la medicina

Aunque los judíos eran marginados de las universidades se formaron mediante las leyes judías, con influencias greco-latinas y con la lectura de tratados sobre medicina en árabe...
También hubo mujeres médico.

            Los judíos como arrendadores y financieros

Los judíos de clase alta – y en menor medida también la media-.
En Castilla tuvo mas importancia este colectivo que en Valencia.

            Las actividades comerciales

Es junto al préstamo la actividad mas característica de los judíos, va desde la tienda del pueblo o zoco hasta el trafico internacional.
Predominan los negocios terrestres que los marítimos.
Se conservan tres grandes rutas comerciales: la de Castilla, la de Portugal y la del Norte de África.
La ruta con Castilla era la más importante.
Los judíos portugueses traían a Valencia pescados y mariscos por vía marítima.
El comercio o la pesca cerca de las costas entrañaba todo tipo de peligros, entre ellos el de la piratería y secuestro por parte de los berberiscos que luego se pagaban con ayuda de los vecinos de los cautivos por normativa real.
El comercio de los judíos valencianos con los judíos del Norte de África era de la proporción de 2/3 y 1/3 respectivamente.
Los judíos norteafricanos traían productos exóticos y artesanías manufacturadas.
Jaime I en 1247 permitió el comercio con las demás aljamas valencianas y libre movimiento por el reino, y luego Pedro III en 1280 permitió la compra, venta y negocio de alimentos telas y otras mercancías con los cristianos y moros.
El comercio se hacia en las juderías y fuera de ellas, se podía tener tienda fuera pero había que volver luego a la judería para dormir.
Dentro del ámbito del comercio estaba la profesión de corredor de “coll” y de oreja, conseguían grandes contratos por lo que propiciaban los recelos de los cristianos ordenando Alfonso III que no se les molestara en sus oficios, mas tarde el Papa Benedicto XIII mediante una bula ordeno que se les prohibió ejercer determinados oficios, Alfonso el Magnánimo les autorizó de nuevo el ejercer su profesión.
            Las actividades crediticias

Es el oficio más llamativo de los judíos, el llamado “logro” se realizaba gracias a que la Iglesia prohibía el préstamo con usura por lo que los judíos hacían sus negocios. De todas maneras la Iglesia mediante las ordenes mendicantes también participó en la red de clientes de los judíos.
La regulación de los prestamos se hizo mediante los furs, el prestamista para dedicarse a la usura debía jurar ante el justicia local que no habría fraude ni engaño alguno en su actividad.
Los prestamos se concedían sobre todo durante la época de siembra.
La red clientelar procedía de hasta 30 kilómetros de los núcleos urbanos siendo la capital la que más clientes producía.
El préstamo se hacia mediante notario y testigos, comprometiéndose el deudor a devolverlo en unos determinados plazos. Los prestamistas actuaban en solitario. La media de los prestamos era una cantidad alta, unos 400 sueldos, y que raramente se devolvían puntualmente.
Durante el siglo XV los judíos siguieron practicando el préstamo, así vemos casos como los acaudalados prestamistas de Sagunto dejaban dinero en 1479 a los apurados jurados de Jérica, quienes lees dejaron algunas piezas de orfebrería como prenda.

En Castellón en el siglo XV se puede dar el caso de judíos que pidan prestamos a cristianos, o que cristianos intervengan en prestamos entre judíos para burlar las leyes judaicas sobre a la usura.

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