Juan
Vicente García Marsilla
Extraido
de Internet
LA
HISTORIA DE LA ALIMENTACIÓN HOY. TENDENCIAS Y
PERSPECTIVAS
DE FUTURO
Quizás
ello se debe a una visión deformada de lo que este campo de
investigación
supone en los países historiográficamente más vanguardistas,
por
eso intentaremos plantearnos, a modo de conclusión, hacia dónde
se
dirige la historia de la alimentación, y cuáles son los intereses y los
principios
metodológicos
que actualmente guían a los historiadores en esta
materia.
Vamos a intentar resumirlos en cuatro puntos:
-
En primer lugar, hay que destacar el carácter interdisciplinar que es
inherente
al estudio de la alimentación. Un fenómeno tan complejo y en el
que
confluyen tantos factores y tantas influencias diversas es un campo
privilegiado
para hacer efectiva la cooperación entre especialistas en ciencias
muy
diversas, y en particular la agronomía, la sociología, la antropología,
la
dietética y la economía. De hecho el interés por el estudio del comer
no
es una exclusividad de los historiadores, sino que llama también la
atención
de otros científicos sociales, como los antropólogos o los semiólogos
(52).
-
En cuanto a la metodología, los autores desconfían bastante de que
las
fuentes contables medievales puedan llegar a proporcionar datos fiables
para
una reconstrucción cuantitativa de la dieta de nuestros antepasados.
De
momento, las cuentas nos reflejan normalmente lo que se compra,
no
lo que se come, para cuyo conocimiento sería necesario saber por
cuanto
tiempo se puede conservar lo comprado, en qué medida es el mercado
el
abastecedor de cada economía doméstica, y qué parte de la compra
se
destina a otros fines -por ejemplo la limosna-. Pero además, es
muy
frecuente que los documentos no detallen cantidades, o que no nos
digan
cuántos comensales participan en un ágape. Aún suponiendo que
dispusiéramos
de todos estos datos, no todas las personas comen lo mismo,
las
necesidades alimenticias varían según la edad, el estado de salud,
la
época del año o el trabajo que se realiza. Además, desconocemos cuál
era
la verdadera capacidad nutritiva de aquellos alimentos tan distintos a
los
nuestros. Todo ello lleva a que el enfoque preferente de este tema sea
actualmente
el cualitativo, y que los cálculos matemáticos de nutrientes
aparezcan
cada vez menos en los trabajos sobre la época medieval.
-
Especialmente operativo se muestra para este campo de investigación
el
método comparativo. Oponiendo los sistemas alimentarios de
diversas
épocas, de distintas clases sociales, o incluso de varias zonas geográficas
es
como se puede llegar a comprender la coherencia interna de
cada
uno de ellos, y los condicionamientos de todo tipo -físico, ideológico,
social-
que llegan a diseñar sus estructuras.
Caben
dos planteamientos para llevar a cabo este proceso comparativo:
el
diacrónico, estudiando los cambios en la dieta a lo largo del
tiempo,
o el sincrónico, observando como se explicitan, a través de la alimentación,
las
diferencias en el estatus social o en el tipo de habitat en
que
se vive. Este último ha sido, hasta ahora, el más utilizado por los
historiadores.
-
Por último, y lo más importante, hay que tener muy claro que el estudio
de
la alimentación en sí y por sí no lleva sino a una descripción meramente
anecdótica
de los alimentos consumidos, cuyo interés es bastante
relativo.
La alimentación es un miembro que no puede desgajarse del
cuerpo
de la historia económica y social. Es cierto que muchos trabajos no
trascienden
el estadio de decirnos qué comían los hombres del pasado;
creemos
que es necesario ir más allá, a preguntarse los "porqués", lo cual
es
imposible si no ponemos en relación el fenómeno alimentario, primero
con
los factores económicos -el desarrollo de las fuerzas productivas, el
nivel
de vida y consumo, las leyes de la oferta y la demanda, los circuitos
comerciales,
etc.- y más tarde con las realidades sociales e ideológicas
-las
diferencias sociales, las ideologías segregadas por las élites, la cultura
popular,
etc.-. Únicamente entonces la historia de la alimentación tendrá
una
razón de ser y contribuirá a que conozcamos mejor el funcionamiento
de
las sociedades que nos han precedido, para comprender mejor
la
nuestra.
NOTAS
(52) Por citar la obra más recientemente publicada
en castellano sobre alimentación,
desde
el punto de vista antropológico, tenemos la de M. HARRIS: Bueno
para
comer, Madrid, 1989 y de J. CRUZ CRUZ: "Alimentación y Cultura.
Antropología
de
la conducta alimentaria", Pamplona, 1991. De semiología sobre
todo
R. BARTHES: "Pour une psychosociologie de l'alimentation
contemporaine",
en Annales E.S.C. XVI, (1961),
págs. 977-986.
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