viernes, 15 de junio de 2012

LA ALIMENTACION EN EL MEDIEVALISMO VALENCIANO, UN TEMA MARGINADO (y VIII)




Juan Vicente García Marsilla
Extraido de Internet


LA HISTORIA DE LA ALIMENTACIÓN HOY. TENDENCIAS Y
PERSPECTIVAS DE FUTURO

Quizás ello se debe a una visión deformada de lo que este campo de
investigación supone en los países historiográficamente más vanguardistas,
por eso intentaremos plantearnos, a modo de conclusión, hacia dónde
se dirige la historia de la alimentación, y cuáles son los intereses y los principios
metodológicos que actualmente guían a los historiadores en esta
materia. Vamos a intentar resumirlos en cuatro puntos:
- En primer lugar, hay que destacar el carácter interdisciplinar que es
inherente al estudio de la alimentación. Un fenómeno tan complejo y en el
que confluyen tantos factores y tantas influencias diversas es un campo
privilegiado para hacer efectiva la cooperación entre especialistas en ciencias
muy diversas, y en particular la agronomía, la sociología, la antropología,
la dietética y la economía. De hecho el interés por el estudio del comer
no es una exclusividad de los historiadores, sino que llama también la
atención de otros científicos sociales, como los antropólogos o los semiólogos
(52).
- En cuanto a la metodología, los autores desconfían bastante de que
las fuentes contables medievales puedan llegar a proporcionar datos fiables
para una reconstrucción cuantitativa de la dieta de nuestros antepasados.
De momento, las cuentas nos reflejan normalmente lo que se compra,
no lo que se come, para cuyo conocimiento sería necesario saber por
cuanto tiempo se puede conservar lo comprado, en qué medida es el mercado
el abastecedor de cada economía doméstica, y qué parte de la compra
se destina a otros fines -por ejemplo la limosna-. Pero además, es
muy frecuente que los documentos no detallen cantidades, o que no nos
digan cuántos comensales participan en un ágape. Aún suponiendo que
dispusiéramos de todos estos datos, no todas las personas comen lo mismo,
las necesidades alimenticias varían según la edad, el estado de salud,
la época del año o el trabajo que se realiza. Además, desconocemos cuál
era la verdadera capacidad nutritiva de aquellos alimentos tan distintos a
los nuestros. Todo ello lleva a que el enfoque preferente de este tema sea
actualmente el cualitativo, y que los cálculos matemáticos de nutrientes
aparezcan cada vez menos en los trabajos sobre la época medieval.
- Especialmente operativo se muestra para este campo de investigación
el método comparativo. Oponiendo los sistemas alimentarios de
diversas épocas, de distintas clases sociales, o incluso de varias zonas geográficas
es como se puede llegar a comprender la coherencia interna de
cada uno de ellos, y los condicionamientos de todo tipo -físico, ideológico,
social- que llegan a diseñar sus estructuras.
Caben dos planteamientos para llevar a cabo este proceso comparativo:
el diacrónico, estudiando los cambios en la dieta a lo largo del
tiempo, o el sincrónico, observando como se explicitan, a través de la alimentación,
las diferencias en el estatus social o en el tipo de habitat en
que se vive. Este último ha sido, hasta ahora, el más utilizado por los historiadores.
- Por último, y lo más importante, hay que tener muy claro que el estudio
de la alimentación en sí y por sí no lleva sino a una descripción meramente
anecdótica de los alimentos consumidos, cuyo interés es bastante
relativo. La alimentación es un miembro que no puede desgajarse del
cuerpo de la historia económica y social. Es cierto que muchos trabajos no
trascienden el estadio de decirnos qué comían los hombres del pasado;
creemos que es necesario ir más allá, a preguntarse los "porqués", lo cual
es imposible si no ponemos en relación el fenómeno alimentario, primero
con los factores económicos -el desarrollo de las fuerzas productivas, el
nivel de vida y consumo, las leyes de la oferta y la demanda, los circuitos
comerciales, etc.- y más tarde con las realidades sociales e ideológicas
-las diferencias sociales, las ideologías segregadas por las élites, la cultura
popular, etc.-. Únicamente entonces la historia de la alimentación tendrá
una razón de ser y contribuirá a que conozcamos mejor el funcionamiento
de las sociedades que nos han precedido, para comprender mejor
la nuestra.

NOTAS

 (52) Por citar la obra más recientemente publicada en castellano sobre alimentación,
desde el punto de vista antropológico, tenemos la de M. HARRIS: Bueno
para comer, Madrid, 1989 y de J. CRUZ CRUZ: "Alimentación y Cultura. Antropología
de la conducta alimentaria", Pamplona, 1991. De semiología sobre
todo R. BARTHES: "Pour une psychosociologie de l'alimentation contemporaine",
en Annales E.S.C. XVI, (1961), págs. 977-986.

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