Cayetano Mas
Galvañ
Extraído de
Internet
Respecto
de las armas, el inventario presenta discrepancias. Al terminar de hacerlo, se
elaboró un inventario y una valoración, siendo entregadas “en depósito y
secuestro” al alcaide, a quien por el comisario Quirante se responsabilizó de
su custodia y de ponerlas en el futuro a disposición de los funcionarios
reales. Esta relación presenta discrepancias con la efectuada
–seguramente- por los responsables de
revisar las cuentas del desarme en Valencia. Pero ambas listas tampoco arrojan
los totales de la que hemos efectuado por nuestra parte, entre otras cosas
porque algunos párrafos del documento resultan ilegibles, y por tanto las
cantidades que hemos obtenido por nuestra parte son menores. Como quiera que
tales discrepancias son nimias, hemos preferido omitirlas para ofrecer sólo
nuestros propios datos. Indicaremos igualmente que del total de 205 vecinos
moriscos, 52 (una cuarta parte) carecían de armas; esto es, que tres cuartas
partes sí estaban armados. Así pues, las armas que se hallaron a los moriscos y
que estos entregaron fueron las siguientes:
TIPO DE
ARMA
|
CANTIDAD
|
ESPADAS
|
114
|
BALLESTAS
|
21
|
LANZAS
|
18
|
PUÑALES Y
DAGAS
|
29
|
CASCOS
|
23
|
ESCUDOS
|
14
|
ARCABUCES
|
3
|
GUANTES
DE MALLA
|
1
|
La relación es bastante más
detallada, de modo que el desglose de cada uno de los epígrafes sería el
siguiente:
-En cuanto a las
espadas, sólo 98 estaban completas y en plenas condiciones de uso. El resto
eran: 1 media espada, 8 viejas, 5 sin vaina o funda, y 2 simples pedazos.
-Respecto
de las ballestas, hemos de añadir 4 cureñas (que podrían convertirlas en
pesadas) y 8 gafas[1]. Sin
embargo, sólo se habla de 2 dardos, 2 aljabas[2],
y 1 carcaj[3].
-Las
lanzas incluyen 14 lanzas propiamente dichas, 2 lancillas, 1 lanceta y 1 lanzón[4].
En la medida en que los dardos son también lanzas pequeñas, podrían ser
incluidos aquí.
-Los puñales y
dagas incluyen 22 puñales en buen estado, 3 puñales viejos, 2 puñales sin vaina
y 2 dagas.
-Los arcabuces
iban con sus frascos o cuernos para la pólvora.
Por lo demás, lo más frecuente era
que sólo dispusieran un arma por cada individuo, aunque la nada despreciable
cantidad de 68 vecinos poseían dos, tres y –como máximo- 4 armas. Bien es
verdad que de éstos sólo se dan 5 casos. De estos 5 mejor armados, salvo uno,
todos poseían espada (uno de ellos, 2); otro de ellos tenía 2 ballestas y otro
1; cuatro contaban con casco o cervellera; otros tantos, con puñal; dos
poseían lanza; y otros dos, rodela.
No obstante, no hemos de dejarnos
impresionar por la cantidad de armas halladas. Como acabamos de decir, un buen
cupo estaba en malas condiciones. La mayor parte eran armas que se pueden
considerar de defensa personal (espadas y puñales), y otras más temibles –como
las ballestas- probablemente eran de tipo ligero (por el poco número de cureñas
y gafas), cuya utilización principal sería la caza. En cambio, las armas cuyo
uso resulta más claramente bélico (curiosamente las no ofensivas, como cascos y
escudos), no representan una cantidad excesiva. Y el número de armas de fuego
es realmente residual. De modo que, como primera impresión, creemos que se
trata de un contingente más bien reducido, y escasamente orientado a
potenciales usos bélicos.
No faltaron, con todo, quienes
manifestaron los peligros que entrañaba el desarme, como pronto lo hicieron ver
al Rey los estamentos: ataques a los moriscos por los cristianos viejos (de
quienes, por cierto, desconocemos cuán armados se hallaban), inseguridad para
aquéllos en los caminos y campos, disminución en la producción y en el
comercio, peligro de desabastecimiento... El rey, sin embargo, dio largas en
sus contestaciones. Y en realidad, felicitó al duque de Segorbe por el desarme,
con el que “se avrá quitado la ocasión de muchos males y los moriscos andarán
más recatados en lo que toca a su Divina Magestad, que fue el principal intento
que tuvimos para ello, y se viva con toda seguridad en esse Reyno”. Añadamos,
para concluir, que la Monarquía había sido capaz de efectuar una ostensible
manifestación de su poder en el Reino de Valencia, señores incluidos y en
primer término.
[1] “Instrumento
para armar la ballesta, que atrae con fuerza la cuerda hasta montarla en la
nuez” (D.R.A.E.)
[2] “Caja portátil para flechas, ancha
y abierta por arriba, estrecha por abajo y pendiente de una cuerda o correa con
que se colgaba del hombro izquierdo a la cadera derecha.” (D.R.A.E.)
[3] Sinónimo de la anterior.
[4] “Lanza corta y gruesa con un rejón
de hierro ancho y grande, que solían usar los guardas de las viñas.” (D.R.A.E.)
[5] Se trata de un catalanismo. Según el Diccionari de
la Enciclopèdia catalana: “Casc rodó
ajustat a la forma del crani que arribava fins a mig front”
[7] “Escudo redondo y delgado que,
embrazado en el brazo izquierdo, cubría el pecho al que se servía de él
peleando con espada”. (D.R.A.E.)
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