domingo, 4 de diciembre de 2011

RESISTENCIA Y ACCION


Per: Josep Boronat Gisbert (q.e.p.d.)


Desde hace bastantes años  el catalanismo está intentando por todos los medios, lícitos e ilícitos, -mas estos que aquellos-,  entrar y apoderarse del “ser” y del “saber que se es” de los valencianos, para obtener su deseo, acariciado mucho tiempo por ellos: poder ser “cap i casal” de un  Estado Europeo no español. Claro que económica y financieramente les es inviable sin los recursos de la región valenciana, debido a la balanza de pagos deficitaria de miles de millones de pesetas anuales que tendría Cataluña a solas.

El catalanismo mantiene en el Reino de Valencia a profesionales y profesionalidades de esta acción, los cuales  intentan “desde dentro” manipular las inteligencias para remover los obstáculos y promover presiones que favorezcan sus propósitos.

Lo hacen de una manera bastante sofisticada, como esta mandado en toda acción basada en el engaño.

Los profesionales del catalanismo se instalan en puntos neurálgicos importantes para la formación de los “estados de opinión” es decir, en centros de enseñanza y de formación del profesorado, medios de comunicación de masas, televisión y periódicos, industria editorial, mundo del arte e incluso en centros y lugares dedicados al culto religioso. Han ido colocando peones estratégicamente y están siempre a la que cae para proponer y poner a quien les conviene.

Desde esas posiciones, una vez conquistadas, no tratan de promover honestamente las propias convicciones. Tratan de imponer todo el catafalco catalanista sin el mas mínimo respeto a nada, y menos que a nada a la verdad. Cambian y tergiversan todo lo que les viene en gana.

Hay técnicas psicológicas y de propaganda que son verdaderos lavados de cerebro, y que no necesitan de grandes inteligencias para llevarlas a término, sino solamente mucha “barra”, una desvergüenza  bien probada y nada de principios éticos. Los ciudadanos que padecen las técnicas de bombardeo y repetición en los medios de información y de difusión mencionados, son ordinariamente una masa maleable, sobre todo si no tienen un cuerpo de ideas y de convicciones fundamentadas que fortalezcan una actitud crítica y no sencillamente receptiva. Sobre todo por que ellos buscan el asentimiento pasivo para la infiltración, para la persuasión dolosa e idiotizante. Un ejemplo, la repetición y uso exclusivo de la denominación “País Valenciano”. No dan razones o argumentaciones. Repiten, repiten y no se salen de ahí.

Catalanistas maquiavélicos o mesiánicos ocupan los medios de difusión masiva de la cultura como los que ocupan una posición en una acción de guerra. Utilizan el engaño, las presiones, la mentira, la intriga, el soborno, las amenazas y otras violencias, condenando al ostracismo cultural, en los lugares neurológicos ocupados por ellos, a todos los que no aceptan dócilmente su línea.

Esa línea ha sido y sigue siendo, en primer lugar, la depreciación y desvalorización de todo lo propiamente valenciano, el carácter de los valencianos, el hablar de los valencianos, las fiestas valencianas... Es muy curioso e interesante observar la notabilísima manera de presentar las cosas valencianas en los medios de formación de opinión sujetos al ronzal de los profesionales del catalanismo: todo lo que no enaltece una supuesta  dependencia a lo catalán, es vulgar, mediocre, anacrónico, folklórico, dialectal, basto, grosero... y fascista... aunque quien lo defienda haya militado toda su vida en posiciones netamente antifascistas, pero no se doblega a creer que todo lo bueno, lo grande, lo sublime, viene de Cataluña. A los catalanistas no les importa la realidad. Para ellos la cuestión es tirar fango a los que no se inclinan delante de la Gran Cataluña.

Si en el suministro de aguas de una ciudad se comprobara que los encargados de los depósitos y de las conducciones, los que vigilan la pureza y potabilidad de las aguas, estaban introduciendo, poco a poco, pero constantemente, un producto químico que drogara a la gente produciendo amnesia y pérdida de la personalidad, llegando a la larga a convertir a los habitantes en sujetos aptos para una vida de robots, ¿que deberían de hacer los que se dieran cuenta de esta atentado delictivo?.

Pensamos que los estados de opinión no se forman sin medios de difusión y de educación. Y no precisamente a través de los creados adrede en esa finalidad, a benficio solamente  de los interesados en esa problemática.  Los estados de opinión llegan normalmente a formarse a través de los medios de difusión y de formación normales, los que llegan a la mayoría, los de influencia generalizada: diarios, televisión nacional y programa regional, centros educativos que en esta cuestión están mediatizados por el Instituto de Ciencias de la Educación, Consejerías de Cultura y Educación.

Es fundamental remover de los lugares privilegiados de envenenamiento de las aguas de la información y de la formación a los profesionales del catalanismo, que todos sabemos quien son y como actúan.

En Valencia-Ciudad es muy patente la resistencia  popular a la acción catalanizadora, pero  los medios generales de formación y de opinión, en gran parte, siguen escorados a la parte de la mentalización o pre-mentalización catalanista. Y así las demás tierras del Reino están sujetas a la influencia que comento. Es urgente cortar el suministro de sustancias venenosas a través de las conducciones de agua potable. Como también  es urgente proporcionar antídotos. Es necesario resistencia y acción. Pero de todos. Masivamente.

Si queremos que no desaparezca Valencia como pueblo diferenciado, es preciso que no estén en las manos de profesionales de la catalanización los puntos neurológicos de la formación y de la información: Aitana TV, ICE de la Universidad de Valencia, Consejerías de Cultura y Educación. Y que al menos un periódico, mejor dicho un diario, de solera periodística y de ámbito general, que llegue  a todos los pueblos de todo el Reino o Nación Valenciana, tenga una orientación claramente libre de las manipulaciones catalanistas.

La defensa propia da el derecho a la resistencia y a la acción. Da el derecho. Pero también el deber. El deber de organizar y de colaborar activamente en la “RESISTENCIA”, como los franceses en la invasión alemana. Como los valencianos hicimos contra los franceses, con Vicente Domenech “El Palleter” al frente, en la Guerra de la Independencia.

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