viernes, 16 de diciembre de 2011

LA QUINTA CRUZADA (I)


La querella que Juan sin Tierra había tenido con el Papa Inocencio III sobre la investidura de Stephen Langton como el arzobispo de Canterbury no sólo lo había enemistado con el clero inglés, sino también con buena parte de la población. Si se había mantenido en el poder había sido en gran parte gracias al apoyo de la nobleza, pero su reciente derrota frente al rey Felipe II de Francia había minado considerablemente este apoyo. Ese mismo año, en 1215, un grupo de nobles y eclesiásticos, entre los que destacaba Stephen Langton, pusieron por escrito una serie de exigencias a las que el rey debía someterse, e instaron a Juan a que firmara el documento. El rey se resistió, pero el conde de Pembroke, Guillermo el Mariscal, le instó a firmar bajo amenaza de una guerra civil. Hubo algunos movimientos y preparativos de guerra, pero al fin el 15 de junio Juan sin Tierra, reunido con los barones en Runnymede, a orillas del Támesis, firmó la llamada Carta Magna. Se la ha considerado el primer precedente de la monarquía parlamentaria inglesa, si bien esto es exagerado. La mayor parte de la Carta Magna no hace sino consagrar los privilegios de la nobleza y de la Iglesia. La presión de la burguesía permitió incluir alguna cláusura de aires progresistas, como "Ningún sheriff [...] tomará como transporte los caballos o carros de ningún hombre libre, como no sea por la buena voluntad de dicho hombre libre.", pero hay que tener presente que "hombre libre" hacía referencia entonces a una clase muy reducida de gentes acomodadas.

Poco después Juan se arrepintió de haber firmado y en esto obtuvo el apoyo de Inocencio III, que se mostró escandalizado de que alguien que no fuera él se hubiera atrevido a decirle a un rey lo que tenía que hacer. El Papa eximió a Juan de todos sus juramentos y cesó en sus funciones como arzobispo a Stephen Langton, por su participación en los hechos. Como consecuencia, en Inglaterra estalló una guerra civil.

Álvaro Núñez de Lara, tutor del joven Enrique I de Castilla, para fortalecer su posición frente a Berenguela, la hermana del rey y regente del reino, concertó el matrimonio de Enrique I con Mafalda de Portugal, hermana del rey Alfonso II. Sin embargo, Inocencio III anuló el matrimonio por el parentesco (en realidad por meras ganas de incordiar, pues tal parentesco consistía en que eran tataranieto y bisnieta del conde Ramón Berenguer III de Barcelona). Mafalda se retiró a un monasterio en Portugal.

El 11 de noviembre Inocencio III inauguró el Cuarto Concilio de Letrán, en el que se tomaron, entre otras, las resoluciones siguientes:
·         Se condenó nuevamente la doctrina cátara, así como la de un místico italiano llamado Gioacchino da Fiore, que había muerto hacía más de una década, de cuya vida se sabe poco, pero cuya doctrina consistía esencialmente en que el mundo, tras haber estado primero bajo el reinado del Padre y luego del Hijo, estaba entrando ahora en el reinado del Espírituo Santo, en el que los clérigos debían ser sustituidos por los monjes, libres de preocupaciones doctrinales o morales.
·         Se confirmó la destitución del conde Raimundo VI de Tolosa y sus territorios le fueron encomendados a Simón de Montfort (como vasallo del rey francés).
·         Se ratificó la regla de Francisco de Asís (que fue uno de los participantes en el Concilio).
·         Se aprobó la predicación de una Quinta Cruzada, ya que la Cuarta se había desvirtuado y Jerusalén seguía en manos de los turcos.
·         Como medio para detectar y combatir la herejía, se decretó que todo católico tenía que comulgar y confesarse al menos una vez al año, a título de Mandamientos de la Iglesia.
·         Por último, pero no menos importante, se adoptó la expresión transustanciación para la eucaristía.
·        
Domingo de Guzmán presentó la solicitud de que la fundación que había organizado en Tolosa recibiera el reconocimiento como orden religiosa, pero el Concilio no tomó ninguna decisión al respecto.

En Florencia estalló una querella entre dos familias de la nobleza. La familia Arrighi asesinó a Buondelmonte, que había ofendido a uno de sus miembros, Oddo Arrighi. Durante la guerra entre Otón IV y Felipe de Suabia, Florencia había sido partidaria del güelfo, por lo que los asesinos de Buondelmonte, temiendo represalias, se pusieron bajo la protección del Hohenstaufen Federico II. Así, la ciudad quedó pronto dividida en dos facciones: los güelfos, partidarios de la familia de Otón IV, y los partidarios de los Hohenstaufen, que recibieron el nombre de gibelinos, deformación del grito Hie Waiblingen! (¡aquí Waiblingen!, en alusión al título de señor de Waiblingen, que ostentaba Federico II) que los identificaba.

En 1216 murió el rey de Suecia Erik Knutsson. Dejó un hijo póstumo, Erik Eriksson, durante cuya minoría de edad Suecia estuvo regida por un consejo de clérigos, si bien el poder real lo ejerció Johan Sverkerson, de la familia rival de los Erik, que venía alternando con ella el gobierno del país durante casi un siglo.

Gengis Kan dominaba ya todo el Imperio Jin. Lo dejó bajo el gobierno de su lugarteniente Mukali, establecido en Pekín, y regresó a Mongolia para preparar una campaña hacia el oeste.

En el sur de la India murió Kulattonga III, el último rey de la dinastía Chola, que llevaba ya un tiempo en decadencia. La supremacía pasó a la dinastía Pandya, que había estado dominada por los Chola durante mucho tiempo.

No hay comentarios: