Autor: J. B./ VALENCIA
En 1927, el Ayuntamiento ordena la creación de una nueva Senyera ante el deterioro de la actual. La idea era seguir el mismo patrón que la antigua. Es la oficial, la que portan los concejales del Ayuntamiento y que recorre la ciudad hasta llegar la monumento de Jaime I en el Parterre.
De esta bandera existen cuatro copias idénticas, como se afirma en el catálogo del Archivo del Colegio del Arte Mayor de la Seda, y una historia de patriotismo llamativa. Manuel Romero, el que fuera presidente del Colegio, escribe en dicho documento que en 1929 Eduardo Sanchis Alcañiz recibe una carta del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, exiliado en Mentón, que le pide que haga lo posible para conseguir una Senyera que presida su despacho. El industrial tejedor hizo las debidas gestiones con la Alcaldía para que le dejaran copiar la Senyera Oficial. “Con mi padre, que era el artista y picador de los dibujos de las telas que hacía el señor Sanchis, estuvimos un domingo por la mañana y obtuvimos el diseño... En telares manuales se tejieron las Senyeres con materias de seda y oro fino, una para Blasco Ibáñez, dos para centros de raigambre valenciana y la otra se la quedó el señor Sanchis para presidir su despacho durante más de cuarenta años”, explica el ex presidente.
Esta bandera fue donada por el hijo de Eduardo Sanchis a la institución, que por cierto presidió, en 1969. Desde entonces preside el salón de la fama, protegida por bonita vitrina. “Mi padre me contó que mi abuelo fue uno de los tejedores de una de las Senyeres, lo que era todo un honor. No sé exactamente cuál, pero cada vez que veo la Senyera del Colegio, pienso que es esta”, explica con una amplia sonrisa Vicente Enguídanos, vicepresidente segundo del Colegio y el último velluter de Valencia, esto es, terciopelero.
Debido a que el colegio se encuentra inmerso en un proceso de rehabilitación desde hace varios años, la bandera no puede ser visitada.
Actualmente, los honores como Real Senyera recaen en el facsímil creado en 1927 y que se conserva en el museo municipal. De hecho, la bandera es la verdadera protagonista de la procesión cívica. Como es sabido, se saca por el balcón del Ayuntamiento cada 9 d’Octubre, cuidando mucho de que no se incline, al tratarse de una seña de identidad que nunca se ha postrado ante nada ni nadie.
Cada año, los grupos políticos que componen el pleno municipal se turnan para llevarla durante la procesión cívica y durante el posterior Te Deum que se celebra en la Catedral. Hoy le tocará al edil socialista Vicente González Móstoles, que vive su primera legislatura en el grupo del PSPV.
En 1994 se acometió una importante restauración de la bandera coordinada desde el Colegio del Arte Mayor de la Seda, aunque ya en los años 60 se había sometido a un proceso de rehabilitación para mejorar su conservación.
En los trabajos intervinieron artesanos de las tres provincias. De hecho, la bordadora castellonense Teresa Veral trabajó en una habitación del Archivo en la restauración de este emblema de los valencianos.
La otra bandera conocida es el famoso Penó de la Conquesta, que según algunas fuentes puede ser la misma bandera que enarbolaron las tropas islámicas a modo de rendición cuando Valencia fue conquistada por Jaime I.
Desde el inicio del reino de Valencia, la Senyera ha tenido una importancia especial. En 1371, Pedro II instituye el Centenar de la Ploma, un escuadrón formado por cien ballesteros encargados de la custodia de la Real Senyera cuando salía al campo de batalla. Sin embargo, en 1604, cuando Felipe III presidió las Cortes Valencianas, se informó de que la compañía del Centenar de la Ploma fue creada por el mismo Jaime I. Lo cierto es que el papel principal de este escuadrón de ballesteros era defender los fueros, la ciudad y al rey. Con el paso de los años sí que se creó un cuerpo compuesto por un centenar de jinetes, encargados de proteger la Senyera. Cuando este desapareció, la custodia pasó a ser tarea de los cien ballesteros.
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